No paran las presiones al interior de la Secretaría de Educación. Luego de que un jefe de núcleo del nororiente de Medellín denunciara con nombre propio los pedidos para apoyar a la exsecretaria Alexandra Agudelo y la recolección de firmas de Albert Corredor, los contratistas denuncian que les están pidiendo registrar personas para llenar el evento en el que Corredor busca presentar sus firmas ante la Registraduría.
Las presiones, cuenta un contratista de la dependencia, escalaron justo esta semana: con una seguidilla de mensajes de WhatsApp, compartidos desde diferentes números telefónicos, invitan a los contratistas a ingresar a un enlace y allí registrar entre 10 y 20 personas “cercanas” para que la entrega de firmas recolectadas en la campaña de Corredor sea un evento “histórico” y “extraordinario”.
Aunque los mensajes son cordiales y usan palabras emotivas como “familia”, “récord de firmas” y otras, cargan con un tono de urgencia y con una fecha límite para que los contratistas inscriban a las personas en los enlaces, que llevan a un formulario de Google. En algunos textos se insta a los servidores a adelantar el proceso lo más pronto posible y se les precisa que hay plazo hasta este domingo.
Algunos contratistas ya diligenciaron los formularios por temor a perder su trabajo. Dice una de las fuentes consultadas que esta época es neurálgica en el despacho para quienes trabajan bajo esta modalidad: “Unos contratos están a punto de comenzar, como los de los auxiliares; y los profesionales están a punto de acabar”. Mejor dicho: del lleno total del evento de Corredor, que está programado para el próximo jueves 6 de julio, dependería la estabilidad de cientos de contratistas: auxiliares, psicólogos y rectores.
“Cumplir o quedarse sin empleo”
Cuenta una fuente que es objeto de las presiones que “aunque el chat es muy cordial, la gente tiene mucho miedo, porque sabe que tienen que cumplir, o si no van para afuera. Por eso están haciendo los contratos con tan poco tiempo”. Pero el temor de los servidores no radica solo en los mensajes, sino en la “trazabilidad” que hacen para identificar quién está denunciando lo que allí ocurre. Las cadenas de WhatsApp son enviadas desde por lo menos cuatro líneas de teléfono, que no se pueden identificar. Además, los mensajes tienen “trampas”: adjetivos particulares en algunos, palabras intercaladas y hasta puntuación. “Con eso hacen el cerco y tratan de identificar a quien filtre información”, dice una fuente.
Pero el pedido es el mismo: que los contratistas llenen, con familiares y amigos, el evento del jueves próximo en el que Corredor presentará las firmas que recolectó para pujar por la Alcaldía de Medellín. Eso sí, pese a los cambios, en todos los mensajes conocidos por este diario se comparte un enlace que conduce a un formulario en línea. Este no se puede diligenciar porque, como aclaran en una de las cadenas que han recibido parte de los contratistas, el enlace solo estará activo para quienes agreguen los números de los que llegan los mensajes o para quienes respondan dicha comunicación.
Esa, dice un contratista, es otra forma de presión: a quienes no responden los mensajes les insisten por la misma plataforma, pidiéndoles confirmar el recibido de la petición. En las comunicaciones hablan de cada registro como “valioso”, del fortalecimiento de la “campaña de la gente “ y del éxito de “nuestra casa”.
Pese a las diferencias, que serían más bien mecanismos de trazabilidad, todos terminan con la firma: “Albert Corredor, Medellín nos une”. “Están presionando a personas que ni fueron metidas a la Secretaría por Corredor. Y no solo contratistas: a gente que lleva mucho tiempo la están presionando”, dice la fuente.
El formulario
Cuenta uno de los funcionarios –que ya inscribió a 20 personas cercanas– que probablemente el evento del jueves, que tendrá lugar en la sede de la campaña de Corredor, se llene. “Pero será por temas coercitivos. En el formulario, uno tiene que meter el nombre propio, la cédula y el celular. Y en la parte inferior dice invitado: ahí va toda la cooptación de datos que ellos quieren para la campaña”, afirma.
Este tipo de presiones no son nuevas y la fuente también detalla cómo funciona el cruce de información para que los contratistas no tengan otra alternativa que ceder a las presiones: en los eventos, en la campaña de Corredor montan una especie de “registraduría”. En palabras del funcionario, cerca de 30 personas son asignadas en los ingresos, con computadores, para corroborar la asistencia. “Ellos después cruzan esa información y ahí evidencian si las personas fueron o no”.
El número de contratistas no se puede desestimar. Dice una de las fuentes que en el programa de Entorno Protector hay más de 200 psicólogos. Si todos cumplieran con un promedio de diez personas, hablamos de un total de 2.000 personas. “Y en los 420 colegios, según el caso, hay entre uno y cuatro auxiliares. Haga la cuenta”, dice el testimonio.
Consultamos a la Secretaría de Educación para conocer su versión y sostuvieron que no tenían conocimiento sobre el particular. También tratamos de contactar a Corredor en su línea directa de teléfono, pero no respondió. “Hasta habrá una marcha de la sede a la Registraduría para entregar las firmas”, concluye la fuente.