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Así se vivió la derrota del quinterismo en la sede de Juan Carlos Upegui

El grupo quinterista pasó del moderado entusiasmo a la abierta decepción por las cifras electorales del domingo.

  • El partido Independientes sufrió un severo traspié electoral en las votaciones regionales de 2023. Fotos: EL COLOMBIANO
    El partido Independientes sufrió un severo traspié electoral en las votaciones regionales de 2023. Fotos: EL COLOMBIANO
29 de octubre de 2023
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Poco después de las cuatro de la tarde del 29 de octubre, el equipo de campaña y los simpatizantes de Juan Carlos Upegui —el candidato a la Alcaldía de Medellín del movimiento Independientes, que quedó segundo en las votaciones de este domingo, lejos de Federico Gutiérrez— se reunieron en un salón del cuarto piso de la sede de campaña, ubicada en la confluencia de Colombia con la ochenta.

Al fondo del salón, una pantalla gigante reproducía la transmisión noticiosa de Telemedellín, el canal público de la ciudad. La mayoría de la gente sentada en sillas blancas no superaba los treinta años y estaba más pendiente de las pantallas de sus celulares que de la información dada por los periodistas. La concentración solo volvía al recinto cuando se daban los sucesivos boletines de los escrutinios de votos o cuando carros pasaban pitando por la avenida y los conductores gritaban: “Upegui, ladrón”.

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Desde los primeros informes de la Registraduría, las cifras marcaron una tendencia que nunca flaqueó: las encuestas tuvieron la razón y la cantidad de votos por Fico estaba muy por encima que la del resto de los aspirantes. Con el paso de los minutos, el ánimo de la gente se eclipsó, hasta el punto que las organizadoras del evento tuvieron que echar mano de un ánimo que ni ellas sentían para evitar la desbandada de los asistentes.

Una joven rubia de vestido de falda naranja y blusa verde se acercaba a los grupos dispersos y pegaba brinquitos repitiendo los esloganes de la campaña. Casi nadie la secundó. Al final, la mujer aceptó su derrota y le dijo a unas mujeres: “Bueno, ahora lo importantes es que quedemos de segundos. Que no nos vaya a pasar Corredor”.

A pesar de una aparente afinidad, entre los equipos de Upegui y de Albert Corredor creció una enemistad en el tramo final de la campaña. Días antes de un altercado entre supuestos seguidores de ambos candidatos dejó al descubierto una fisura en el quinterismo, ese movimiento electoral que repite, casi como si se tratara de un mantra, las ideas rectoras de Daniel Quintero: solo ellos le plantan cara al ficouribismo —una amalgama entre la derecha política y la clase empresarial de Antioquia— y son los únicos responsables de salvar del fracaso al proyecto de HidroItuango.

Justo esos dos argumentos son los que repitió una y otra vez una muchacha de largo cabello ondulado y camisa blanca con el nombre de Upegui estampado en la parte de adelante. Sin embargo, ni el histrionismo de la rubia ni la retórica de la morena lograron mayor cosa en ese auditorio.

Por varios minutos la pantalla perdió la imagen y solo se escuchaban las voces de los periodistas. Al parecer, nadie le prestó atención al asunto. De un momento a otro la imagen volvió con el rostro del corresponsal de Telemedellín en la sede de Federico Gutiérrez. Fue imposible no hacer una comparación: mientras los reportes de los conteos de votos prendían la fiesta en la pantalla, aquí tenían el efecto contrario. A las seis de la tarde, el encargado de los equipos le puso fin al suplicio de la gente al pasar de la transmisión periodística a la página de YouTube para poner videoclips. Los primeros que sonaron fueron A Dios le pido y Tengo la camisa negra, del cantante antioqueño Juanes.

La estrategia sirvió para sacar a la gente del marasmo de la derrota y para disimular los pitidos de festejos que llegaban desde la calle. A los pocos minutos las caras y las lágrimas dieron paso a los bailes de los votantes de Upegui. Al principio consistieron en tímidos movimientos de manos y después más de una asistente se levantó de la silla y se movió al ritmo de reguetones de moda.

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Contrario a lo que dijo Upegui en las entrevistas y que recalcó Esteban Restrepo, el candidato del quinterismo a la gobernación de Antioquia, en Independientes sí hay jefes. O uno solo y es Daniel Quintero. La gente lo esperó en el recinto desde las seis y cinco —cuando la morena anunció que los “jefes Daniel, Esteban y JuanCa” estaban en otro salón— hasta pocos minutos antes de las ocho de la noche. Quintero entró al sitio seguido de cerca por los aspirantes derrotados y por su esposa, Diana Osorio. Fue el primero en hablar. En su discurso no se apartó de los tópicos de la campaña: la lucha contra un “ellos”, que son los responsables de “robarse a Medellín”, y el complot de los medios de comunicación en su contra.

Sobre esto último, señaló a varios noticieros y canales de televisión de criticarlos para, de esa manera, atacar al presidente Gustavo Petro. “El futuro se parece a nosotros”, dijo Quintero varias veces, entre los aplausos de sus seguidores.

Antes de darles la palabra a Upegui y a Restrepo, el ex-alcalde habló de ellos, Y al hacerlos les trazó un destino para los próximos meses. A Upegui lo nombró líder de la oposición en el concejo municipal y a Restrepo le auguró una pronta llegada a “altos cargos en el gobierno nacional”. También señaló que la votación que consiguió Restrepo en todo el departamento se puede traducir en “tres senadores” para Independientes.

Para Quintero, el verdadero derrotado en las elecciones departamentales fue Luis Pérez, el exgobernador que quedó en la segunda casilla de las votaciones. Al final de su intervención le quedó claro a la gente que Daniel Quintero tiene aspiraciones de llegar a la presidencia en 2026. O al menos competir por ella. Sin embargo, este revés electoral lo pone en aprietos para competir por el primer cargo de elección popular del país. Luego tomó el micrófono Restrepo, que apuntaló cada una de las interpretaciones de Quintero.

Más allá de las contingencias de la política, que son muchas y muy difíciles de predecir, lo cierto es Daniel Quintero es una figura que dará material de conversación para rato. Él lo sabe y por eso pidió un aplauso porque su apellido llegó a ser una de las tendencias a nivel nacional de X. Bien o mal, a Quintero le gusta que hablen de él.

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