Usando gomitas, uno de los dulces más consumidos de Colombia, los delincuentes camuflaron marihuana con el fin de distribuirlas tanto dentro como fuera de las instituciones educativas de Medellín. El olfato de un perro evitó que más de 7.200 unidades de esta golosina, impregnada con este narcótico, terminara consumida por algún estudiante de la ciudad.
Las gomitas con esta sustancia estaban empacadas en 36 recipientes, los cuales iban ocultos en una caja que llegó en una encomienda proveniente de Barranquilla. La idea es que esta caja llegara hasta una bodega en el barrio El Poblado, suroriente de Medellín, para luego distribuir el contenido en distintos puntos del Valle de Aburrá, de acuerdo con los informes judiciales.
Pero en medio de las revisiones de rutina a la mercancía, el perro Moscú, perteneciente a la Policía de Carabineros, de inmediato alertó del contenido extraño de esta caja, la cual, al ser abierta, se le encontraron, además de las gomitas, 41 repuestos de vapeadores también elaborados con marihuana.
¿Por qué en gomitas?
Un reconocido dicho reza que “más bueno que un bulto de gomitas”. Y así lo expresan las cifras, porque en Colombia se consumen anualmente más de 90 millones de unidades, de acuerdo con las cifras de los principales productores de esta golosina, que se consigue en una tienda, la unidad, entre $200 y $500, dependiendo de las características.
Lo común de su consumo hace que esto se vuelva un atractivo para que los delincuentes puedan generar adicciones en las poblaciones más jóvenes de la ciudad, que de por sí ya tienen predilección por esta golosina.
Hugo Gallego, toxicólogo de la Universidad de Antioquia, comentó que “esto ocurre porque si un niño se come una gomita impregnada con esta sustancia, sin saberlo muchas veces, puede tener algunas sensaciones y tener más gusto por este producto”.
El objetivo, indica el experto, es que estos dulces tengan unas dosis bajas del estupefaciente en cuestión para que el cuerpo se adapte más fácil y así poder generar, paulatinamente, la dependencia para aumentar su consumo.
Pero lo que más preocupa a los profesionales de la salud es que quienes producen estas drogas cada vez las están adulterando más para generar nuevos efectos y con ello nuevas adicciones.
“Las drogas que hay en la calle están adulteradas la gran mayoría y adulteradas con diferentes sustancias porque la idea es que sientan efectos diferentes, raros, distintos para engancharlos más. Entonces el mercado lo que procura es que haya más consumo, entonces por eso se inventan nuevos métodos”, señaló Gallego.
Y el efecto aplica tanto para estos dulces como para los vapeadores, otro medio de consumo que si bien es más utilizado por los adultos, también es visto con cierta frecuencia en los entornos adolescentes, tanto dentro como fuera de las aulas de clase.
Para estas dos modalidades, los criminales están usando marihuana sintética, a la cual le mezclan algunas dosis de la droga natural, lo que puede estar generando nuevas formas tanto de producir como de distribuir este producto, así como sus efectos.
“Hoy en día nos encontramos con los canabinoides, que son derivados de la marihuana que hay en el mercado, pero al ser sintéticos son más fuertes y potentes porque están agregando los destilados con una parte de esta sustancia natural, con varias consecuencias peligrosas”, señaló el toxicólogo.
Ante esta y otras modalidades de distribución de estupefacientes detectadas por las autoridades, la Policía Metropolitana ha hecho 7.884 incautaciones de drogas en Medellín, registrándose 808 casos más que el año pasado, de acuerdo con el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc).
En cuanto a la marihuana se refiere, este año se han incautado 2.131 kilos de este estupefaciente, mientras que el año pasado, a la fecha, la cantidad de incautaciones llegaba a los 1.989 kilos.
Desde la Secretaría de Educación de Medellín trabajan en varias estrategias, como el programa entorno escolar protector, en el que se brindan medidas de prevención y acompañamiento a los menores que se vean afectados por cualquier riesgo de vulneración, incluidos los relacionados con estupefacientes dentro o fuera de las aulas.
