Si algo ha caracterizado a Medellín a lo largo de las últimas décadas es la creación de organizaciones sociales, comunitarias y de derechos humanos que impulsan el desarrollo, una mejor calidad de vida y el acceso a oportunidades para los habitantes en mayor grado de vulnerabilidad. Organizaciones que se han ganado en los territorios el amor y el agradecimiento de la gente por una labor que cumplen sin descanso y que puede cambiar vidas.
Una de ellas es la fundación Dame la Mano, que justo el próximo 14 de febrero cumple 40 años de labor en el barrio Belencito Corazón, en la comuna 13, San Javier, donde se han mantenido con una oferta de educación, formación para el trabajo, nutrición, vivienda digna, recreación, cultura, deporte y acompañamiento psicosocial a niños, niñas, adolescentes, adultos mayores y familias en general que encuentran allí un apoyo fundamental.
Le puede interesar: Puerta a puerta buscan a los niños que no van al colegio en Medellín: ahora Nicol tiene un cupo para estudiar
Dame la Mano nació en 1984, en medio de una alta movilización de familias en el sector y de una ciudad donde arreciaban la violencia del narcotráfico y la falta de oportunidades en muchos barrios. Su fundadora Lucía Londoño de Vélez y algunos colaboradores empezaron con ayuda para entregar alimentos a los hogares junto al párroco de la época y ese fue el inicio de una apuesta que siguió creciendo y hoy sigue viva, alimentada de la solidaridad de empresas y personas.
Pronto empezaron a ofrecer también el servicio de guardería para los niños y niñas que no tenían quién los cuidara mientras los padres trabajaban y consolidaron estrategias y actividades para proteger el tejido social de Belencito Corazón.
Así se ha transformado la fundación
Paula Andrea Vargas, directora de la fundación, cuenta que hoy tienen varios proyectos que, sin duda, han ayudado a muchas familias a mitigar necesidades básicas, cumplir sueños, encontrar oportunidades de educación y empleo, sentirse valoradas y alejar a los niños, niñas y adolescentes de los peligros y riesgos propios de cualquier barrio de la ciudad.
Entre las iniciativas que impulsa Dame la Mano está la atención integral a menores de edad. En este momento, son 250 niños y niñas entre los 2 y los 4 años que atienden con el programa Buen Comienzo en la guardería que persiste desde 1984. Además, con el programa Vamos a Soñar tienen otros 80 niños y niñas entre los 5 y los 13 años, quienes reciben acompañamiento en actividades escolares y otros procesos de formación y recreación en el tiempo que no están en la escuela. En ambos casos, todos reciben alimentación, como desayunos, almuerzos y refrigerios.
Lea también: La religiosa que lleva dos décadas de lucha con las víctimas de la comuna 13 de Medellín
“Nosotros los veíamos en la calle cuando salían del colegio y por eso nos trajimos esos niños y niñas para que siguieran acompañados en sus procesos pedagógicos, porque había mucha deserción o podían caer en manos de los grupos ilegales. Ellos vienen en jornada contraria a la escolar, 40 en la mañana y 40 en la tarde”, sostiene la directora, quien cuenta que los menores de edad acceden a actividades de juego, arte, deporte y habilidades para la vida, entre otras.
Además, abrieron una ludoteca dotada con computadores, libros y juegos variados que está abierta para que cualquier niño, niña o joven de la comunidad vaya a estudiar, jugar o aprender. La idea es ser un entorno protector para los menores de edad que no están bajo el cuidado de las familias cuando los adultos salen a trabajar.
Por otro lado, benefician a 180 familias que tienen mayor vulnerabilidad económica con la entrega de mercados, muchas de ellas son de la zona rural de Belencito y están conformadas en su mayoría por adultos mayores; algunos que aún cultivan hacen trueques de productos con tiendas del sector. El proyecto se complementa con actividades sobre hábitos de vida saludables y nutrición.
No solo los adultos mayores, sino la comunidad en general accede a otra iniciativa de la fundación enfocada en la salud. En este momento, benefician a 136 personas con programas de prevención y promoción que se hacen en alianza con entidades de salud de la ciudad.
Ximena Castro, la comunicadora de la fundación, cuenta que se hacen jornadas para que las mujeres accedan a citologías o exámenes para descartar cáncer de mama o para que los hombres se hagan pruebas de antígenos o chequeos de próstata, así como asesoría y orientación en vacunación y en planificación familiar, entre otras actividades.
El acompañamiento psicosocial es otra de las líneas de mayor importancia para la fundación. Atienden a 128 niños, niñas, adolescentes y familias a través de visitas domiciliarias y terapias en el hogar para fortalecer los lazos, orientar sobre la protección de los menores de edad o remitir a las rutas de atención que requieren los hogares.
Además, 140 adultos y jóvenes acceden a formación en un espacio que tiene la sede de la fundación, ubicada en el centro del barrio, a donde también llegan los instructores del Sena para dictar cursos de confección y máquina plana, recursos humanos y de auxiliar administrativo. Los beneficiarios se certifican y muchos de ellos encuentran, gracias a la mediación de la fundación, patrocinadores que además les permiten salir con prácticas académicas y una vinculación laboral.
Si alguien sabe y valora la labor de Dame la Mano en sus 40 años es Blanca Cecilia Quintero, a quien de cariño llaman Blanquita. Inicialmente, se benefició con la entrega de alimentos cuando el lugar era un sueño que querían sacar adelante. Allí encontró el apoyo que necesitaba para ella y sus hijos, obtuvo empleo en el área de servicios generales y está a poco tiempo de pensionarse.
“Gracias a Dios estoy aquí, quiero mucho la fundación, es mi segunda casa; la fundación empezó pequeñita, pero fue creciendo, ahora es grande, muy echada para adelante”, expresa Blanca, quien además también es una de las 120 familias que se han beneficiado con el programa de vivienda digna de la fundación, que consiste en construir con materiales óptimos las casitas del sector hechas con plásticos o madera, conocidas como tugurios, siempre y cuando no estén ubicadas en zonas de alto riesgo.
Así puede contribuir con la fundación
Estos proyectos se mantienen en pie y se puede fortalecer gracias a la solidaridad de voluntarios, a la alianza con empresas y a otras estrategias. Por ejemplo, reciben donaciones de ropa, juguetes y otros implementos que usan para atender a los niños y niñas o para vender en bazares que les dejan el dinero con el que compran los mercados para las familias que lo necesitan.
Hace poco lanzaron un catálogo de productos hechos allá mismo con los diseños de los niños y niñas, que cualquier persona puede obtener a cambio de un aporte económico. Tienen activa la cuenta de ahorros Bancolombia 10285000151 para quienes quieren contribuir con alguna donación de dinero, pero también buscan que voluntarios se sumen con lo que saben hacer por medio de talleres a los niños o adultos o actividades diversas que les permitan aprender o expandir el mundo que conocen.
Si usted quiere sumarse como regalo a los 40 años de existencia de Dame la Mano, puede hacerlo a través de las líneas 604 434 45 71, 604 250 08 01 o al WhatsApp 305 370 51 70. En el sitio web de la fundación www.damelamanofundacion.org también puede encontrar información al respecto.
Además de toda la ayuda que ofrecen, en la fundación mantienen la apuesta por eliminar la estigmatización de Belencito Corazón y proyectarlo como un barrio donde la mayoría de sus habitantes son personas trabajadoras, con talentos y sueños que muchas veces solo necesitan que les tiendan una mano.
