Si hace tres años alguien hubiera asegurado que un grupo de investigadores con sede en Medellín iba a crear una vacuna de última generación contra el coronavirus, que no tuviera nada que envidiarle a farmacéuticas como Pfizer, BioNTech o Moderna, seguramente habría sido tildado de ingenuo.
En 2020, la pandemia llegó a una Colombia profundamente rezagada en la fabricación de vacunas, acumulando dos décadas sin producirlas y apenas viendo como espectadora los desarrollos en ese campo en otros países como Cuba, México, Brasil y Argentina.
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Cuatro años después de esa crisis sanitaria, la empresa VaxThera, nacida en 2021 como la punta de lanza del Grupo Sura para volver a meter a la industria nacional en ese mercado, sorprendió al mundo médico con la noticia de la obtención en la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos (USPTO) de una patente de una vacuna universal contra el coronavirus. Y no es cualquier patente. Se trata de una secuencia que puede ser empleada en vacunas de ARN mensajero, el mismo tipo que detonó una revolución en 2020 y permitió a los científicos desarrollar en tiempo récord un antígeno contra el coronavirus, fabricando una molécula que les ordena a las células sintetizar proteínas específicas y contrarrestar todo tipo de patógenos. El desarrollo no solo representa un hito para la industria colombiana, sino de toda la región.
Jorge Emilio Osorio Benítez, CEO de VaxThera, no oculta su orgullo por ese hito y, mostrando en sus manos un documento final en el que se plasmó el desarrollo de la vacuna, que parece más un libro, señala esperar que la patente sea la primera de muchas.
“Para nosotros tener esta patente de la Oficina de Patentes de Estados Unidos es motivo de gran orgullo. Es un mensaje que valida el proceso científico que está llevando VaxThera, en donde una de nuestras premisas es crear ciencia y tecnología desde Colombia”, apunta.
El camino que condujo al grupo liderado por Osorio a este logro comenzó desde mediados de 2020, justo cuando Colombia ya estaba embarcada en un confinamiento para evitar la propagación del virus, en aquel momento la única medida posible para atajar la tasa de infecciones y fallecimientos por el covid - 19.
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Además de una crisis hospitalaria que encendió las alarmas en todas las ciudades, la emergencia agarró al país con su infraestructura farmacéutica marchita en materia de producción de antígenos. Si bien entes como el Instituto Nacional de Salud (INS) fabricaban vacunas, esa actividad estaba encallada desde 2001, año en el que también los laboratorios extranjeros se posicionaron como los principales proveedores indiscutidos en cuestión de vacunas.
Desde los primeros cierres, la esperanza de los epidemiólogos era que se desarrollara una vacuna que permitiera el regreso de la vida cotidiana y fue allí que el reflector se posó sobre los prometedores sueros de mRNA o ARN mensajero.
Para comprender el hito de esta tecnología hay que devolverse en el tiempo y abordar las primeras vacunas creadas, como las de la viruela, la varicela o el sarampión que, en palabras generales, nacieron cuando los científicos se dieron cuenta de que los virus se podían manipular para ser atenuados y afectar así su capacidad para regarse rápido por el cuerpo, dándole tiempo al sistema inmune para identificarlos y combatirlos.
Más adelante surgirían otro tipos de vacunas como las inactivadas (que se valen de patógenos muertos o inactivados que generan el mismo efecto) o las de subunidad (en las que se aísla un azúcar o una proteína de un microorganismos patógeno y así también se le da pistas al sistema inmune para defenderse). Hace pocos años, aparecieron las vacunas de ADN y ARN, que si bien eran consideradas experimentales, en la pandemia mostraron todo su potencial. Fue la vacuna BNT162b2, desarrollada por Pfizer y BioNTech la primera en aprobarse.
A diferencia de las convencionales, esta primera vacuna de mRNA no se trata del rastro de un virus, sino de una diminuta partícula de ARN mensajero que llega a las células y les da la orden de sintetizar una proteína, conocida como “spike”. El truco está en que esta última también está presente en las partículas del coronavirus y cumple un papel crucial a la hora de la infestación, ya que encaja con unos receptores ubicados en la superficie de las células.
El milagro ocurre cuando, tras la vacunación, el cuerpo aprende a identificar esta proteína y cuando el virus real irrumpe, ya está preparado para lidiar con él y evitar que las células se infecten.
Además de una investigación exhaustiva del virus, el proceso para desarrollar estas vacunas es de un alto nivel de complejidad, por exigir un equipo de expertos e instrumentos con los que se manipule estas ínfimas partículas.
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Aunque fueron las grandes farmacéuticas las que dieron el golpe con esta tecnología avanzada, vista entonces por muchos inalcanzable para industrias como la colombiana, en Medellín el equipo fundador de VaxThera no se dejó amilanar por el reto y se embarcó en un proyecto de una vacuna propia contra el coronavirus, de iguales características. Para armar el proyecto, Osorio apunta que el primer paso fue fichar a expertos de diferentes disciplinas de todos los rincones del mundo, muchos de ellos incluso colombianos que querían regresar al país y no podían hacerlo, simplemente por la ausencia de empresas dedicadas de lleno a fabricar vacunas.
En la tarea, el Grupo Sura también le inyectó capital suficiente a su nueva hija para montar un laboratorio moderno ubicado en el sector de Industriales para realizar las investigaciones. Al tiempo montó una fábrica en Rionegro, la misma que se inauguró este año, con especificaciones de vanguardia. A diferencia de esas primeras vacunas de 2020, el desarrollo de VaxThera nació con el objetivo de ser universal y de una sola dosis; es decir, capaz de proteger al cuerpo no solo de las variantes que ya circulan, sino de las que pueden aparecer.
Tras un riguroso proceso de sintetización y pruebas, la primera patente de la empresa colombiana fue entonces precisamente una vacuna contra el covid que, aunque todavía está pendiente iniciar pruebas en humanos para que su uso sea aprobado, ya es propiedad intelectual de VaxThera y podrá fabricarse en su planta de Rionegro.
En diálogo con EL COLOMBIANO, el CEO, Jorge Emilio Osorio, se refirió al logro y anticipó que, si todo marcha sobre ruedas, esperan empezar a fabricar el próximo año.
¿Cómo reciben la noticia de la patente?
“Para nosotros es un motivo de gran orgullo contar con esta patente, que tiene varios mensajes. El primero es que valida el proceso científico que está llevando VaxThera, cuya premisa es crear ciencia y tecnología desde Colombia. Desde hace más de 20 años no producimos ningún tipo de vacuna en el país y necesitamos volver a tomar esa soberanía sanitaria. Tenemos que generar el conocimiento de cómo se hace una vacuna y no solamente eso, sino principios innovadores para que las vacunas que hagamos sean únicas y no tengan el problema de infringir patentes de otros productores a nivel mundial”.
¿Cómo nació la investigación?
“Este proceso empezó más o menos a mitad de 2020 con la formulación de la hipótesis. De allí en adelante se empiezan a hacer toda una serie de experimentos para poder demostrar que esto es posible. Eso fue lo que hicimos, poco a poco, con diferentes experimentos y a medida que iban apareciendo nuevas variantes del virus logramos hacer eso, coger variantes del África, Latinoamérica, variantes del Omicron, y así demostrar que nuestra hipótesis era correcta y que la vacuna protegía mucho mejor contra estas nuevas variantes. Entonces eso fue lo que motivó mucho al equipo de patentes, una firma internacional en Estados Unidos que vio los datos y vio que estábamos validando lo que queríamos hacer. De ahí se hizo todo un proceso de formular de ideas y documentos. Se hizo un documento final, que es el que ya tenemos en mano, que valida la patente”.
¿De qué tipo de vacuna estamos hablando?
“La patente nuestra logra cubrir contra lo que llamamos diferentes plataformas. Las vacunas de Pfizer y Moderna son una plataforma que se llama mRNA, que es la nueva tecnología de la que todo el mundo está hablando. La tecnología de AstraZeneca es otra, que es como un vector viral, que usa un adenovirus como vector viral. La de Sinovac es una tecnología diferente que es una vacuna inactiva. La vacuna nuestra cubre toda la tecnología de mRNA o también la de vectores virales, que son las dos mejores que se vieron durante la pandemia”.
¿Y qué hace única a la vacuna de ustedes?
“La vacuna que estamos haciendo arrancó desde cero acá en Colombia. Consiste en que tomando esas secuencias que mencioné, las ponemos dentro de un vector viral, entonces ese vector lo que hace es que cuando se repliquen las células expresa esas proteínas de covid que protegen y esas son las que estimulan la respuesta inmune contra muchas variantes de Sars-Cov-2”.
¿Y están en capacidad de producir esas vacunas?
“El 15 de mayo inauguramos la planta en Rionegro, pero todavía le falta un poquito para estar lista. Los estándares que tiene la planta son un gran logro, porque cumple todos los estándares de la FDA, de la Agencia Internacional de Europa, de la agencia de México, Brasil y de Colombia. Una planta de este tipo no es como hacer un edificio o un hospital, son equipos muy complejos, el manejo de aires es muy complejo, porque se deben crear zonas totalmente estériles. Estamos entonces en el proceso de montar equipos y aires acondicionados, montar unos procedimientos de operación y hacer unas pruebas para validar los equipos y unas áreas. Ya tenemos en nuestras manos equipos que hacen vacunas de mRNA, podemos sacar de 15 a 20 millones de unidades al año. Hacia mitad del próximo año esperamos que la planta ya esté con todo el proceso para maquilar y producir”.
Otras vacunas que están en el tintero
Pese a que la vacuna contra el coronavirus se convirtió en la primera patente alcanzada por VaxThera, la empresa también está embarcada en el desarrollo de vacunas contra muchas otras enfermedades. Dentro de las más llamativas aparece, por ejemplo, una contra la viruela del mono o Mpox, hoy objeto de preocupación mundial. “Esa vacuna va muy bien. Nosotros esperamos estar en fase de producción de esa vacuna en mitad del próximo año. Le estamos apuntando a muchas cosas”, dijo Osorio. La empresa también trabaja en vacunas contra el dengue, la influenza aviar, entre otros. Al igual que en la patente contra el covid-19, uno de los valores agregados de VaxThera es la búsqueda de vacunas universales; es decir, que se adapten a las mutaciones de los virus, una especialidad en la que ha trabajado Osorio, quien además de ser médico veterinario de la Universidad de Antioquia, obtuvo un doctorado en Enfermedades Virales Emergentes de la Universidad de Wisconsin, institución en la que también es profesor.