La espera que han sufrido los silleteros durante 20 años para que se les haga realidad su anhelo de contar con un espacio para rendirle culto a su tradición campesina estaría llegando a su fin con el destrabe del proceso para la entrega de una finca en la parte central de Santa Elena.
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Si los planes se cumplen, el próximo año por esta época ya estaría funcionando la nueva sede de los silleteros en ese corregimiento y dispondrán de un sitio que sería algo así como un espacio temático para atender a los miles de visitantes que llegan cada semana a apreciar el arte de construir formas coloridas a punta de corolas.
La Casa Silletera de Antioquia, como se llamará, quedará en la finca Santa Teresa, un terreno de 26.000 metros cuadrados ubicado junto al comando de policía del corregimiento y a contados pasos del parque principal.
La historia dice que la casa actual es de principios de la década de 1970 pero la construyeron con un sistema que data de la época de 1940, caracterizado por sus paredes cargueras hechas de ladrillo macizo. Se trata de una edificación grande como lo eran las viejas casonas de antaño, con sus 800 metros cuadrados ¡como para pasarse la vida barriendo y trapeando!, una magnitud que la hacía sobresalir entre las viviendas que había por ese sector, como correspondía a la prestancia de los dueños.
“Nuestra sede queda en el Parque Arví, en la centralidad de la vereda Mazo, entonces cuando tengamos la sede en el parque todo va a ser mucho mejor”, avizora el presidente de la Corporación de Silleteros de Santa Elena, Mauricio Londoño, quien aspira a poder hacer allí mercados campesinos cada semana.
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En la frágil memoria de los pobladores de Santa Elena se habla de que los dueños originales de la finca eran de apellido Ferrer, a la vez propietarios de tantas tierras que escasamente alcanzaban a abarcarse con la vista en la parte central del corregimiento y que lotearon a lo largo de los años.
Ninguna de las muchas personas consultadas para este artículo pudieron dar cuenta de cómo fue que la Santa Teresa terminó en manos del Instituto para el Desarrollo de Antioquia (IDEA) hace un par de décadas y tuvo varios tipos de uso.
Aunque en papeles está avaluada en $1.000 millones, algunos cálculos de entendidos apuntan a que el valor comercial podría ascender a casi $4.000 millones, sobre todo a raíz de la ubicación estratégica y los altos niveles de valorización que ha tenido el corregimiento Santa Elena en los últimos años.
Los lugareños cuentan que hace cinco años funcionó en sus predios un centro del programa Buen Comienzo, de esos donde la Alcaldía atiende a los niños menores de cinco años para que crezcan sanos, pero la abandonaron y sufrió un fuerte deterioro.
Tanto así que recientemente la comisión accidental del Concejo de Medellín que se creó para discutir el futuro del predio tuvo que sesionar en carpas dispuestas en los alrededores porque no se atrevían a entrar por temor a que la edificación se les viniera encima.
Londoño relata que este era un sueño suyo y de sus colegas desde hace 20 años. De hecho, el exalcalde Aníbal Gaviria alcanzó a hacerles una entrega simbólica que nunca se materializó como hecho real, porque de nada servía el terreno sin presupuesto para acometer las obras necesarias.
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Como el nuevo alcalde, Federico Gutiérrez ha sido visitante asiduo de la finca de los Londoño, tan pronto se posesionó, Mauricio le mencionó de este anhelo colectivo y a la par hizo gestiones con el concejal Luis Guillermo Vélez para buscar una cita con el gobernador, Andrés Julián Rendón.
“Al otro día me tenía lista la reunión, llegamos y le mostramos el proyecto. Nos dijo: ¿Qué estamos esperando? estaba con varios secretarios, incluido el de Infraestructura Física, y le dijo ‘saquemos el presupuesto’”. Al preguntarle por qué el proyecto había estado estancado durante tanto tiempo, el secretario de Infraestructura, Horacio Gallón, es enfático en que, “la verdad, fue por falta de voluntad política”.
El procedimiento siguiente es que el IDEA traspase el bien a la Gobernación para que esta acometa los primeros trabajos que valen alrededor de $3.500 millones y luego se lo permute al Distrito de Medellín. Después este debe hacer lo propio con la Corporación de Silleteros de Santa Elena.
Si bien el inmueble no tiene oficialmente una declaratoria como patrimonio cultural, la recordación de la gente sí le ha otorgado cierto estatus y por eso las acciones de recuperación se harán respetando la estructura y apariencia originales.
Solo que por el grado de deterioro será necesario repotenciar la estructura y adecuarla acorde con la norma de sismo resistencia vigente.
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Los estudios para las obras ya se acometieron. Además, ya Corantioquia otorgó los permisos de ocupación de un cauce cercano y el aprovechamiento forestal que en otras palabras significa la tala de algunos árboles. Igualmente, la curaduría Urbana Segunda ya dio la licencia de construcción.
Esto quiere decir que están dadas las condiciones para iniciar trabajos cuanto antes. De acuerdo con el secretario Gallón, solo esperan a que culmine la actual Fiesta de las Flores, o sea que sería a finales de este mes. Los silleteros actuarán como veedores.
Obras simultáneas
La recuperación se hará en tres fases que sin embargo podrían mantener una simultaneidad en la ejecución, para dar el inmueble al servicio público en aproximadamente diez meses.
En la primera etapa se concentrará en la casa existente para, como ya se dijo, reforzar la estructura y reacondicionar los espacios para que sean funcionales a los nuevos usos.
Allí quedará la recepción de la Casa Silletera, una terraza, la sede administrativa, la tienda silletera, un salón para exposiciones, las unidades sanitarias, la cafetería con sus respectivas mesas, un salón de reuniones, un taller de silletas y una bodega para guardar los materiales que se emplean en la elaboración de estas obras. Por supuesto que se conservará y remozará el patio central.
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La etapa dos corresponderá a una casa nueva que deberá guardar armonía con la ya existente. Allí habrá algunos servicios que requieren de espacios más amplios como aulas, un salón múltiple de 120 metros cuadrados, una oficina para la Concesión Túnel Aburrá-Oriente, áreas amplias de circulación y miradores para disfrutar del paisaje natural de Santa Elena.
El urbanismo, que se hará en la etapa tres, consiste en la disposición de una vía de acceso adoquinada y senderos, así como jardines, terrazas naturales y zonas verdes para el disfrute de los visitantes. Pero igualmente será necesario construir muros de contención en gavión, hacer el cerramiento del perímetro con cerca viva y canalizar fuentes de agua que pasan por la finca.
El costo total son $11.000 millones, contando el aporte que hace la Gobernación de Antioquia, de excedentes de la Concesión Aburrá-Oriente, y lo que, según Gallón, ya está apropiado por el Distrito.
