A las ocho de la mañana una mujer rubia, de cabello largo y cejas pobladas entra a una casona de frente estrecho y zaguán profundo ubicada junto a la sede de la institución educativa Censa, en pleno centro de Medellín. Es la sede política del precandidato a la alcaldía Albert Corredor, y la mujer, cuya identidad se revela dos horas después cuando sale a conversar con un hombre joven en el balcón de la misma casa, se queda un rato en pose de estar tomando decisiones importantes y luego se entra, es la exsecretaria de educación, Alexandra Agudelo.
Hasta ahora había sido un secreto a voces que el poder real en la Secretaría de Educación es Corredor, tanto durante la gestión de Agudelo como de quien la reemplaza desde que esta tuvo que renunciar para atender el proceso penal ante presuntos actos de corrupción dentro del programa Buen Comienzo.
Sin embargo, la presencia de Agudelo en la construcción patrimonial del No. 43-75 que también luce bellas rejas negras de hierro forjado sería indicador de que es más que real el cruce de favores políticos en el que han estado de por medio recursos oficiales, que ha denunciado EL COLOMBIANO en repetidas ocasiones.
Hasta ahora, ante las preguntas al respecto formuladas por periodistas de este diario antes de este artículo, fuentes ligadas con la campaña del exconcejal Corredor han negado insistentemente que Agudelo tenga algún rol dentro de la campaña de este para suceder al alcalde Daniel Quintero. No obstante, recogimos varios testimonios de fuentes que pidieron reserva de su identidad en el sentido de que ella no solo es parte de la empresa proselitista de Corredor sino que ejerce un papel directivo.
“Llegó cambiando muchas cosas y chocando con los integrantes del equipo político, pero cuando han intentado quejarse, Corredor les ha dicho que ella es la que manda”, expresó una de las fuentes en alusión a que ese papel de la ex secretaria de Educación tendría el visto bueno directo del alcalde Quintero.
A Agudelo la han visto de manera repetida en la sede de Corredor en horario de oficina desde hace más o menos tres semanas. La labor sería, por lo pronto, exclusivamente de coordinación interna, sin que tenga figuración pública, aparentemente en un intento de mantenerle el perfil bajo, dado lo controversial de su situación actual por estar imputada por peculado por apropiación, celebración de contrato sin los requisitos legales e interés indebido en la celebración de contratos.
No se le ha visto en los registros que el candidato deja en redes sociales de sus incursiones en los barrios, reunido con miembros de la comunidad LGBTIQ+, “parchando” con el movimiento cannabico, abrazando a los viejos o simplemente repartiendo volantes, pero estaría detrás de toda la organización de esas apariciones en público.
La coordinación directa de esa estrategia, de acuerdo con versiones, corre por cuenta de Thomas Dangel, un venezolano antimadurista que se identifica en su cuenta de Twitter como “concejal en el exilio, concejal más joven y votado en Venezuela” y quien sería para Corredor el símil de lo que ha sido Amauri Chamorro para el alcalde Quintero, es decir el estratega político por excelencia. Sería por ejemplo quien le diseñó la maratón de sancochadas y novenas que hizo en la temporada navideña de 2023. Y este era justo el hombre con el que Agudelo entablaba un diálogo el día en que EL COLOMBIANO captó las imágenes que publica hoy.
En las toldas de esa candidatura también está Cindy Janeth Gutiérrez Bustamante, la prima que Albert Yordano que era su cuota en el Área Metropolitana pero renunció en octubre de 2022 para irse a liderar las comunicaciones desde antes incluso de que comience de forma oficial la contienda por la alcaldía.
El apoyo de Agudelo a Corredor no es nuevo. En su administración, puso la Secretaría de Educación al servicio de él, de acuerdo con múltiples testimonios que son reiterativos en que –aún hoy– es Corredor el que maneja la contratación del personal que no es de planta y aceita de esa forma su maquinaria proselitista.
La Procuraduría ya les dio a esas denuncias crédito para abrir una indagación preliminar acerca de diez líderes de programas en Edúcame al servicio de Corredor que estarían presionando a contratistas para que aporten listados de posibles sufragantes para las elecciones del próximo 29 de octubre.
Pero los favores van y vienen. Así lo demuestra el último testimonio publicado por este diario el viernes pasado, en el cual Víctor Arteaga, el jefe de núcleo de la comuna 1- Popular, denunció cómo lo instaban a que colaborara con la campaña de Corredor transmitiendo mensajes al respecto a 20 rectores que conforman su jurisdicción y cómo, por los mecanismos habilitados por los áulicos del político buscaban apoyo para la campaña denominada #YoCreoEnAlexandra en el momento en que un juez ordenó la medida de aseguramiento contra Agudelo por considerar que de continuar en libertad podía incidir en la investigación.
Arteaga da por hecho que el 2 de junio, cuando se le vence el contrato, será su último día en el cargo pues la no renovación sería la cuenta de cobro por no someterse a las órdenes de Corredor y Agudelo.
Valiéndose de ese tipo de presiones estarían haciendo que los contratistas –jefes de núcleo, rectores, docentes, psicólogos y auxiliares administrativos, entre otros– le entreguen a la campaña de Corredor listados con datos de posibles votantes.
Pero esa no es la única “vacuna”. En diciembre, mientras que la alcaldía repartía marranos en los barrios para mejorar su imagen, Corredor y sus seguidores desplegaron una maratón de fiestas comunitarias para posicionar su figura.
La logística para las 15 tomas que organizó incluyó tarimas con pantalla gigante en la que se proyectaban fotos de Corredor, sonido profesional, artistas en vivo y DJ, animadores, sancocho, natilla y regalos. Algunos cálculos indican que eso pudo costar unos 450 millones, una inversión de por sí sospechosa sin que comience la campaña en forma. Pero lo peor son las quejas de funcionarios y contratistas acerca de que no solo los obligaron a asistir sino a consignar en una cuenta hasta $500.000 por cabeza para pagar los eventos comunitarios.
En ese momento todavía Agudelo era la secretaria en ejercicio. Su renuncia se produjo el 21 de febrero pasado como una manera de bloquear el argumento de la Fiscalía de que su condición de servidora pública le permitiría interferir en la investigación por las presuntas irregularidades que se habrían cometido en dos contratos de Buen Comienzo y el PAE (Programa de Alimentación Escolar), con presunto detrimento de casi $1.300 millones.
Y hay más. En el equipo profesional encargado de la interventoría a Buen Comienzo hay varias personas que han estado ligadas políticamente con Corredor, es decir que eran los mismos con las mismas en puestos estratégicos.
Eliminó experiencia
En el perfil actual de Agudelo en Linkedin dice que es psicóloga de la UPB, con maestría en educación de la Universidad de Medellín. También aparece su experiencia como secretaria de Educación de Medellín, directora de Educación Técnica y Tecnológica de la UPB, directora de Educación para el trabajo y el Desarrollo Humano de Seduca y directora del proyecto escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad Salazar y Herrera y coordinadora del grupo de Deporte del Sena; no obstante, no registra allí su paso como directora de Desarrollo Social de la Corporación Universitaria de América (CUA) de enero a septiembre de 2013, como sí lo hizo en 2020 ante la plataforma oficial del Sigep cuando se iba a posesionar como jefe de la cartera educativa del Distrito de Medellín. El cambio podría coincidir por el ruido que en los últimos tres años se ha dado alrededor de su relación con la familia Corredor.
Vale la pena recordar que el Censa y la CUA han sido dirigidas por los Corredor, por tanto, Agudelo había sido subalterna del candidato a la Alcaldía y fue también su cuota en la administración Quintero.
Las fotos logradas por EL COLOMBIANO el jueves 25 de mayo dan fe que el cruce de beneficios entre Agudelo y Corredor sigue más vigente que nunca.