Es la segunda vez que Margarita Gómez funge como primera dama de Medellín. La anterior fue entre 2015 y 2019, durante la primera administración de Federico Gutiérrez, y ahora estará hasta 2027, cuando finalice el actual gobierno de su esposo. A Margarita no le gusta el rótulo de primera dama, tampoco el de gestora social, pero dice que tiene claro que trabajará duro por fortalecer a las familias a través del programa Tejiendo Hogares, la iniciativa que nació en su primera alcaldía, que la pasada administración desechó y que esta revivió con el convencimiento de que puede ayudar a transformar la sociedad.
En el primer cuatrienio hiciste un trabajo importante enfocado en la infancia y en la familia, ¿vas a seguir esa misma línea?
“Tejiendo Hogares es el programa que lidero desde el despacho de la primera dama. Nació en el cuatrienio pasado para fortalecer las relaciones familiares, porque Medellín es una ciudad con muchas complejidades sociales, donde tenemos mucha violencia en los hogares, violencia en las calles, deserción escolar, consumo de sustancias psicoactivas, embarazo adolescente. Y estamos convencidos de que el eje transformador de la sociedad son las familias. Tenemos una responsabilidad muy grande de mejorar la infraestructura física, de ofrecer programas de deportes, educación, salud, pero si no logramos llegar de las puertas hacia adentro y trabajar con las familias, no vamos a poder tener una verdadera transformación social”.
¿Cómo se tejen hogares?
“Nos relacionamos de acuerdo a la forma como aprendimos a relacionarnos en nuestras familias, y muchos de esos comportamientos no son los adecuados, necesitamos herramientas para hacerlo de forma diferente. Muchas veces, naturalizamos la violencia como forma de educar a los niños y la violencia no tenemos por qué utilizarla en ninguno de nuestros entornos. La violencia, el abuso sexual y el maltrato infantil dejan secuelas en el desarrollo de los niños y de cualquier persona. Las personas que han crecido en entornos difíciles tienen menos oportunidades, son más propensas a que deserten de su colegio, a consumo de sustancias, a un embarazo adolescente, a ser reclutadas por bandas delincuenciales. Desde Tejiendo Hogares les entregamos a las familias herramientas para fortalecer sus vínculos y relacionarse de forma amorosa, empática y respetuosa”.
¿En la práctica, dar herramientas cómo se aplica y desde cuándo?
“Tejiendo Hogares nació en el cuatrienio pasado, durante el año 2019 se constituyó como un proyecto de acuerdo. Hoy hace parte de los 11 programas estratégicos de la administración, es un eje transversal del plan de desarrollo. Llegamos a las familias a través de las instituciones educativas, de escuelas de padres, trabajamos con los profesores, llegamos a los niños. También a través de las empresas, por ejemplo, ahorita estamos trabajando con los soldados de nuestro Ejército. Hacemos convocatorias abiertas a la ciudadanía para que puedan participar en nuestros espacios de formación, si alguien quiere hacer parte de un programa puede escribirnos a través del Instagram en @Tejiendo_Hogares. Tenemos la línea de restauración de vínculos con familias que ya han llegado, por X o Y circunstancias, a tener completamente rotas las relaciones porque hay situaciones de violencia, de abuso; trabajamos con ellas para comenzar a restaurar las relaciones. Otro componente es el fortalecimiento de la autonomía económica de las mujeres cabeza de hogar, alrededor del 50% de los hogares de la ciudad están liderados por mujeres. Queremos formar a mujeres que están en condición de extrema pobreza en varios oficios, porque necesitan generar ingresos. En Manrique vamos a comenzar nuestro piloto”.
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¿Entonces el programa quedó en stand-by durante la anterior administración?
“El programa se constituyó como un proyecto de acuerdo, pero la administración pasada no continuó con él. Nosotros lo retomamos y sacamos una versión mejorada, cada día lo estamos fortaleciendo, dependiendo de lo que nuestra ciudad va demandando, cada día seguimos construyendo porque la ciudad que encontramos ahora es diferente a la que dejamos hace cinco años”.
¿Qué diferente es?
“Hay muchas problemáticas. Por ejemplo, la explotación sexual comercial de niños es un tema que está completamente desbordado, entonces, desde Tejiendo Hogares el fortalecimiento de las relaciones familiares es una línea de trabajo. Tenemos otra línea que consiste en todo el tema de la prevención de la violencia intrafamiliar y de las violencias sexuales. Hace cuatro años, o hace cinco, seis, siete, trabajábamos con las familias para prevenir las violencias sexuales. El abuso sexual está naturalizado en muchas de las comunas y corregimientos de nuestra ciudad”.
¿Por qué lo dices?
“Porque es una problemática que ocultamos, que no hacemos evidente, porque cuando uno habla con muchas personas se dan cuenta de que crecieron con eso sin saber que lo que estaban haciendo con ellos era un abuso sexual. Porque tenemos corregimientos de nuestra ciudad donde el incesto está permitido y tenemos cero denuncias y en eso consiste en la naturalización. Y lo primero que a mí me movió fue decirle a la sociedad y a la ciudad que el abuso sexual no está bien. Yo hablo mucho desde mi experiencia y mis vivencias como mamá, yo como mujer no sabía que el abuso sexual existía, no sabía que yo tenía que enseñarles a mis hijos a cuidarse del abuso sexual y mucho menos sabía leer las señales que un hijo, un niño que estuviera a mi alrededor me podía dar si estaba siendo abusado sexualmente”.
Con la explotación sexual infantil ahora que vuelve, ¿qué cosas ve diferentes?
“En Medellín, en el año 2023, se presentaron cerca de 14.000 denuncias, de acuerdo al sistema Sivigila. El 65% de esas denuncias correspondían a violencia intrafamiliar; el 35% correspondían a denuncias por violencias sexuales, y dentro de las violencias sexuales, el 84% de las víctimas son niñas y adolescentes mujeres entre los 10 y 14 años. Y hay un porcentaje de estas denuncias que corresponden a explotación sexual. No podemos desconocer que ambas problemáticas son supremamente graves y que nosotros tenemos que atenderlas. Tenemos que enseñarles a los jóvenes que con su cuerpo nadie se puede meter, que su cuerpo no tiene un precio. Pero hay algo muy importante y es que la mayoría de estas denuncias se dan por los abusos que se dan al interior de los hogares, en los cuales alrededor del 90% de los victimarios hacen parte del núcleo familiar, están en el portarretratos de la foto de la casa. El lugar más peligroso para muchos de nuestros niños y mujeres no es afuera es ahí adentro de la casa. De ahí la importancia en trabajar con las familias”.
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¿Les tocó volver a arrancar de cero en esto?
“No podemos negar que la situación que vemos y que hemos visto en el Parque Lleras se desbordó, se salió de control. Sumándole, además, que hay un gran porcentaje de estas mujeres y niños que provienen de otros lugares, como migrantes. Como sociedad no podemos seguir siendo indiferentes, cada vez que una persona vea a un niño, a una niña, a una mujer que está en riesgo, tenemos que denunciar. No podemos seguir siendo cómplices, ¿para qué nos vamos a decir mentiras? Todos nosotros pasábamos por la 10 y veíamos lo que estaba pasando y nadie hacía nada. Eso no puede seguir pasando en Medellín ni en ninguna parte”.
El periodo pasado de Federico, ¿qué resultados dio?
“Alcanzamos a impactar alrededor de 70.000, fue un programa que tuvimos los dos últimos años y medio. Fue un proceso de aprendizaje, de conocer y de entender las realidades de esta ciudad, de poder adaptar estos programas a lo que la gente iba necesitando. Y fue una oportunidad donde pudimos entender que esas transformaciones sí se generan a partir de los hogares, teníamos un programa de televisión, hacíamos los talleres abiertos y había personas que participaban en todos los espacios. A veces cuesta imaginarse que hay gente o personas que nunca han recibido un abrazo, que nunca les han dicho que los quieren mucho y esas cosas también las enseñamos en Tejiendo Hogares”.
Bueno, y repitiendo Alcaldía, ¿cuál es el sentimiento?
“Me siento supremamente afortunada, privilegiada de esta oportunidad de trabajar por mi ciudad, que ha sido muy resiliente, que necesita mucho acompañamiento, pero que también la gente nos mueve. Trabajar por Medellín es muy gratificante porque aquí nunca estamos solos, el sector privado siempre hace parte de las iniciativas de ciudad, las universidades. Eso es lo mejor, que hay una corresponsabilidad”.
La campaña presidencial fue muy dura, ¿cómo se levanta uno de una derrota tan dura y dice volvamos a la alcaldía?
“Para mí no fue una derrota, lo veo más como una experiencia, un aprendizaje, una gran oportunidad. Fico tuvo esa posibilidad de mostrarle al país sus propuestas, sus sueños, de darse a conocer y eso es una ganancia inmensa. Volver a comenzar otra campaña es que la verdad a mí me emocionó”.
¿Cuando Federico le dijo ‘me voy a lanzar otra vez a la Alcaldía’, usted qué le dijo?
“Ay, que para adelante, qué más hacía si por esta ciudad había que trabajar y recuperarla, me dio más duro la presidencia, lo desconocido genera un poquito más de temor y es un ámbito nacional, una responsabilidad todavía mucho más grande, pero sobre todo, porque la ciudad necesitaba un líder, una persona y un grupo que pudiera recuperar; retrocedimos mucho en los cuatro años anteriores”.
Decía que fue más durita la campaña presidencial, ¿cómo recuerda esa época tan difícil?
“Hubo mucha guerra sucia, pero yo trato de no pararle muchas bolas a eso, no tengo redes sociales ni leo los comentarios malos de la gente, yo sé con quién me casé, lo mismo les digo a mis hijos, ustedes saben quién es su papá, nosotros no tenemos por qué dejarnos afectar por un comentario de una persona que no lo conoce a él ni nos conoce a nosotros. Siempre he preferido pegarme de las cosas bonitas y buenas, y lo que yo sentí durante esa campaña fue mucho cariño y mucho afecto de parte de la gente”.
¿Y tus hijos, no han temido que les caiga duro lo que pasa?
“No, las personas que están cerca de nosotros han sido especiales, no puedo decir que hayan recibido comentarios o cosas que los hagan sentir mal. Vivimos tranquilos en ese entorno, siempre les he dicho, el día que digan algo malo de su papá no hay que creerlo, los únicos que tenemos la posibilidad de validar si las cosas son ciertas o no somos nosotros directamente con él. Yo creo que en las redes sociales la gente se siente con mucho poder de decir las cosas, pero no lo hacen de frente, cualquiera puede abrir una cuenta y despotricar y criticar, pero eso no cobra mucho sentido para nosotros”.
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¿Tejiendo Hogares es un trabajo de tiempo completo?
“Yo soy ingeniera administradora y hasta que Federico llegó a la Alcaldía de Medellín yo trabajé en el sector privado, en el sector financiero, muy feliz, muy contenta. En su momento llegó la hora de tomar una decisión porque o hago lo uno o hago lo otro, sumándole además que yo soy mamá y que cuando hablo de fortalecer a las familias a la primera que tengo que cuidar es a la mía, y no podemos negar que hay un papá que está muy ausente, mi decisión fue poder combinar esas dos labores, trabajando por nuestra ciudad, pero también estando al frente de mis hijos y de mi casa. Yo antes que cualquier cosa en la vida decidí ser mamá y poder estar ahí de una forma muy presente, entonces hoy también combino esos dos roles, trato de tener un balance sin descuidar a lo más importante que es mi familia. Y mi ejercicio profesional acá lo sigo haciendo, mi experiencia en el sector privado me sirvió muchísimo para poder trabajar también acá porque mi escuela me generó mucha conciencia sobre todo con el tema del uso racional de los recursos y sobre todo ahora que tenemos esa gran responsabilidad de trabajar con la plata de la gente”.
¿Hace cuánto se conoció usted con Federico?
“Hace 30 años. Es que estábamos muy chiquitos, lo conocí un 4 de julio del 94. Yo venía de un viaje, entonces me acuerdo mucho de esa fecha. Nos presentaron porque yo venía de un intercambio y él fue a recoger a una amiga que tenemos en común, entonces ese día nos conocimos”.
¿Y él ha sido siempre político? ¿Cómo es estar al lado de un político?
“No, yo a él no lo conocí siendo político, estaba en la universidad en primer semestre cuando lo conocí, pero sí ha sido un proceso y Federico siempre ha sido muy líder, y la gente siempre lo ha querido mucho. Él siempre se metía en todo, entonces, uno más o menos iba viendo para dónde iba la cosa. Esto tiene muchos retos, ser esposa, ser pareja de una persona que es pública, y yo soy todo lo contrario, o sea, a mí me gusta mucho el bajo perfil, no sobresalir, pero bueno, yo creo que uno va aprendiendo en el proceso, se va adaptando, y yo creo que esto trae muchas cosas buenas y gratificantes también”.
Es muy bonito el nombre del programa, pero es muy difícil lograr hacerlo.
“En mi caso yo también estoy transmitiendo esto, porque en su momento yo también fui una mamá desesperada, en algún momento cuando tenía a mis hijos chiquitos necesité ayuda y orientación, porque había situaciones con mis hijos que yo no sabía cómo abordar. Y lo que a mí me dijo esa persona en un ratico me sirvió muchísimo para tener claras dos o tres cosas que yo no podía seguir haciendo y para saber que sí debía seguir haciendo”.
¿Cuál es la fórmula?
“Por ejemplo, los gritos, la violencia, el maltrato no son una opción. Hay que partir de la comprensión, de la empatía, del entendimiento, de entender que el cerebro de un niño no está preparado para recibir las indicaciones como a veces los adultos las queremos dar. Entonces, hay que entender que hay cosas que ellos hacen y que las manifiestan por sus necesidades. Yo ya aprendí que los golpes no podían hacer parte de mi proceso de crianza con mis hijos, mucho menos los gritos, que no quiere decir que yo no me ofusque, me ha pasado”.
¿Una pela hoy es considerada violencia intrafamiliar?
“¿Por qué tengo yo que agredir a un niño para que él haga lo que yo espero que él haga? ¿Por qué tengo que golpearlo? Eso sí es violencia intrafamiliar, claro que sí. Y tenemos como ese pensamiento o esa creencia de decir que a mí me pelaron y a mí no me pasó nada y aquí estoy. ¿Y cómo hubiera sido si no te hubieran pelado? Nunca nos hemos hecho esa pregunta. ¿Y por qué demostrar nuestra superioridad a través de un golpe a una persona que está indefensa? Esa no es la forma definitivamente”.