Tras culminar su rol como consejero de Relaciones Exteriores en el Reino Unido en el gobierno de Iván Duque, Jaime Mejía regresó a Medellín a competir por la Alcaldía, para lo cual recoge firmas con el movimiento Sumamos. Lleva 25 años en la política: inició en el Partido Conservador y luego pasó al Centro Democrático, con el que fue concejal el periodo pasado. En 2019 aspiró a la Alcaldía, pero el aval del CD se lo llevó Alfredo Ramos. Cree que hoy es el precandidato más preparado para aprovechar el potencial internacional de Medellín, aunque cree que primero “hay que limpiar la casa”.
¿Por qué aspirar de nuevo?
“Tengo suficiente experiencia. En el Concejo (2016-2019) hicimos debates de control político sobre temas que se debaten todavía, como la infraestructura educativa; hicimos propuestas serias. En 2019, último año, fui presidente del Concejo y vocero de bancada. Ese año aspiré a la Alcaldía por el CD, pero tuve la segunda posición y ya sabemos quién quedó de candidato (Alfredo Ramos). Después, vino el nombramiento del expresidente Duque y representé a Colombia en reuniones multilaterales, en la Organización Marítima Internacional y en la Organización Internacional del Café”.
¿Esa última experiencia cómo la aplicaría en Medellín?
“Me tocó debatir temas muy importantes, como el futuro del transporte marítimo, que tiene que ver con la competitividad del país. Incluso, íbamos a realizar acá en Medellín la Semana Marítima Internacional. Lamentablemente, hubo cambio de gobierno y el proyecto no pudo llevarse a cabo. La idea era traer a los más expertos en materia marítima, a raíz del anuncio de la construcción del puerto de Urabá. Medellín se tiene que convertir en un hub de la economía azul que va a surgir a partir del puerto de Urabá. Ese evento era de gran magnitud y cuando sea alcalde lo voy a volver a impulsar porque hay que impulsar el desarrollo económico de Medellín y Antioquia”.
¿Y cree que está preparado para otros retos de la ciudad habiendo estado lejos los últimos 3 años?
“El hecho de que me haya ido tres años del país no quiere decir que me haya desconectado. Por ejemplo, intentamos en muchas ocasiones con la Alcaldía de Medellín, con la Secretaría de Educación y Sapiencia, para que trazáramos programas de bilingüismo en la ciudad, que es una de las de peor nivel de inglés en el país. Fui muy activo recorriendo la ciudad como concejal, nunca estuve alejado de los procesos sociales. Y cuando me fui para Inglaterra fue una oportunidad para ayudarle al país con temas como vacunas y atención de covid-19 o visas a colombianos. Sería el único candidato con experiencia internacional para salir a vender esta ciudad, para que haya mayor turismo, inversión extranjera, desarrollo económico”.
¿En la alcaldía le aceptaron ese proyecto de bilingüismo?
“Lamentablemente, no hubo eco alguno”.
¿Ni una respuesta?
“No, ninguna”.
Bueno, ¿y cómo cree que le iría si promueve en el mundo a Medellín como está hoy?
“Es como cuando uno va a vender una casa o un carro, primero lo tiene que lavar y organizar. La ciudad está totalmente descuidada, las vías están deterioradas, lo que nunca se había visto en Medellín; no hay señalización, el paisaje y el equipamiento urbano están dañados, así como la infraestructura educativa y la seguridad. 600.000 personas están aguantando hambre. La casa hay que ponerla en orden para venderla a nivel mundial, porque Medellín tiene mucha capacidad y es muy atractiva para los turistas”.
Usted está recogiendo firmas, ¿se alejó por completo del CD?
“Renuncié a la militancia del CD y a participar activamente dentro del partido. Eso no quiere decir que no haya dejado amigos allá, empezando por el presidente Álvaro Uribe, que tengo las mejores relaciones con él. Cuando iba a renunciar le dije que aspiré a la Alcaldía de Medellín en 2019 porque tenía la determinación de buscar el espacio para lograrlo y que durante esos próximos cuatro años me iba a seguir preparando para volver a intentarlo. Respeto los procesos internos del Centro Democrático, a las personas que quieran ser alcalde de Medellín, pero yo ya hice un proceso y debo poner mi nombre en consideración de la ciudadanía, por firmas”.
O sea, ¿cree que en la nueva aspiración no tendría aval del CD?
“Hace cuatro años el Centro Democrático ya estaba en proceso de escogencia. Hoy, no se sabe todavía cuál será su candidato. Estoy concentrado en mi campaña, en recorrer las calles para obtener apoyos ciudadanos: debo someterme a la ciudadanía, ya no a un partido”.
¿Y si Federico Gutiérrez decide lanzarse qué hará?
“Bienvenido, lo estamos esperando”.
¿Lo estamos esperando para derrotarlo o para unirnos?
“Por lo único que me preocupo es por ser el mejor. No me puede preocupar cuál candidato va a salir para ver cuál será mi movimiento. Mi prioridad es presentar la mejor propuesta como persona y candidato. La historia lo ha demostrado, no hay nada escrito, y ningún exalcalde de Medellín se ha reelegido”.
¿Cómo va con las firmas?
“Hemos recolectado unas 13.000 en las dos primeras semanas. Tenemos un equipo de jóvenes que siempre ha estado en la campaña, permanentemente visita las diferentes zonas de la ciudad. Y tenemos otro equipo que anda conmigo, o a veces yo me turno para presentarme personalmente con nuestra propuesta y recoger firmas”.
Es importante que lo conozcan...
“Y que sepan cómo ha sido nuestro actuar en la política. Uno encuentra en la ciudadanía gran decepción de los dirigentes y la manera como se están manejando la ciudad y el país. La trayectoria política de una persona marca la forma de ser o gobernar. No se puede pretender que un alcalde sea bueno si es mala persona. Hay que ser una persona seria, responsable, sin corrupción. Y la corrupción también va en la forma como se destine hasta lo más mínimo de los recursos públicos. Por eso, es muy importante para mí ir a las calles a presentarme”.
¿En el ámbito local cómo ve esa forma de gobernar?
“Se actúa de manera irresponsable, como pasa con proyectos como Hidroituango, las vías y muchas políticas públicas y proyectos; o las decisiones sobre vigencias futuras que están afectando los recursos de las próximas administraciones, eso es falta de responsabilidad. También ha aumentado la burocracia, a lo largo de todos los gobiernos, se ha aumentado el gasto público y se ha disminuido la inversión. Solamente el 37% de la ciudadanía confía en la gestión del alcalde, hay un nivel de desconfianza, y eso se ve representado en los indicadores de contratación directa que han hecho los últimos gobiernos. No me gusta para nada esta administración, me parece que está totalmente rajada. Pero si hablar mal del alcalde actual tapara los huecos de Medellín o disminuyera la pobreza, sería el primero que lo haría. Pero eso no soluciona nada, la polarización en Medellín ha agudizado los problemas, como el desempleo o el hambre”.
¿Tiene líneas rojas con algún precandidato?
“Lo único que no acepto en esta campaña es al que tenga cuestionamientos de corrupción, que sea corrupto y le vaya a hacer daño a la ciudad. Aquí hago un llamado al sector empresarial: lo que ha pasado en todos estos días y lo que ha pasado durante estos tres años en Medellín con el sector empresarial es un llamado a que tenemos que salir a tomar posturas serias, contundentes y de frente para buscar soluciones distintas para Medellín. Lo que pasó en la asamblea de la clase empresarial antioqueña es la muestra clara de que hoy tienen que salir a las calles también a hacer pronunciamientos, a llamar la atención, a unirnos como sociedad, también con el sector académico, los sectores sociales y la misma clase política” .