Decir que el río Medellín es una bomba de tiempo es decir nada nuevo. Desde 2020, EL COLOMBIANO ha documentado periódicamente, varias veces al año, el estado del río, así como el estado de sus principales afluentes. Cada registro es más preocupante que el anterior, el deterioro es marcado y evidentemente marcha a un ritmo acelerado: las placas y barreras que marcan su cauce están cada vez más destruidas, la sedimentación coloniza cada vez más zonas y las montañas de escombros son cada vez más grandes.
La bacteria capaz de matar a una persona encontrada en el río Medellín:
Esto sin hablar de las condiciones fisicoquímicas y biológicas del río. Estudios de la Escuela de Microbiología de la Universidad de Antioquia determinaron que en un vaso de agua del río se encuentran hasta un millón de bacterias E. Coli, capaces de matar a una persona con un cuadro grave de gastroenteritis.
Y mientras el eje principal de todo el ordenamiento territorial del Valle de Aburrá sucumbe a la vista de todos, se escuchan cada tanto planes y promesas de inversiones, cifras sobre cifras sin que en la práctica el panorama se revierta realmente.
Alcaldía de Medellín invertirá $92.000 millones en río Medellín
Este año el alcalde Federico Gutiérrez anunció un paquete de proyectos para el río Medellín. Uno de estos contempla una inversión cercana a los $92.000 millones para una intervención a gran escala en la infraestructura del río para atender los 82 puntos críticos que encontró un estudio de la Universidad Nacional. Pero, según dijo Gutiérrez, planean incluso algo más ambicioso de lo que hizo incluso el desaparecido Instituto Mi Río, pues comprende, sobre el papel, la recuperación de la red hidrográfica conformada por más de 4.100 quebradas que desembocan en los 56 afluentes principales y que en total alcanzan una extensión de 1.888 kilómetros. También aseguró que el paquete incluye inversiones para mejorar la calidad del agua, reforestación y economía circular.
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Paula Palacio Salazar, directora del Área Metropolitana, asegura que la licitación para la contratación de las obras de intervención de los 82 puntos críticos saldrá aproximadamente en mes y medio y el cronograma que contemplan es que en junio próximo comiencen las obras que se necesitan con total urgencia.
A grosso modo, apunta la directora del Área, las obras consistirán en la construcción de unos muros de contención, en la reposición de las placas que están destruidas por decenas e intervenciones sobre el lecho del río en las zonas donde se han formado barras de sedimentos y han generado la disminución de la capacidad hidráulica del río.
Los puntos críticos del río Medellín
El estudio de la Nacional arrojó que los puntos que requieren intervención urgente por su inminente amenaza son entre Ayurá y Aguacatala, a la altura de la estación Poblado, en Acevedo y en la quebrada la García donde persiste una socavación de taludes que mantiene en riesgo a la avenida Regional con todas las graves implicaciones que reviste para la movilidad de toda el área metropolitana.
Palacio insiste en que adicional a estas obras principales se trabaja en otros frentes como los sistemas de protección de la cuenca con estrategias de reforestación en el nacimiento del río en Caldas. Y también considera clave para el futuro del río que avance la viabilidad para construir el tren entre Barbosa y Bello.
Aunque frenar los estragos en esos puntos críticos es inaplazable, las posturas de las administraciones públicas respecto a las soluciones de fondo para el río Medellín siguen causando escepticismo.
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Hay que recordar que solo la atención de tres zonas críticas se comió $13.000 millones invertidos por el Metro para obras terminadas hace exactamente un año. Y en el Concejo han reconocido que las inversiones realizadas en los últimos años no han sido más que pañitos de agua tibia.
Hay expertos como el profesor Juan Fernando Salazar, de la Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la UdeA, que insisten en que la verdadera solución de fondo para salvar al río es convertir la red hidrográfica en el verdadero eje del ordenamiento territorial y hacerlo cumplir en el POT. Acabar con la urbanización en las laderas, proteger el cinturón verde y reimpulsar el sistema de parques lineales como escudo protector de las inundaciones.
Reordenar el territorio recuperando zonas de humedales e, incluso, convertir áreas de interés para construcción inmobiliaria en suelos de protección ecológica. Una medida audaz y difícil, pues son suelos altamente cotizados en el mercado.
No obstante, el investigador recordó que sigue siendo mucho mejor negocio prevenir que posteriormente atender los desastres que serán inevitables.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastres señala que por cada dólar invertido en prevención las ciudades y países se ahorran 15 dólares que luego tienen que usarse en atención de desastres. Sigue siendo más barato, mientras todavía se pueda, tomar las decisiones que no se han tomado en un siglo con el río Medellín que seguir ignorando las soluciones reales.