A poco menos de una semana de que se venza el plazo de las autoridades para que los candidatos confirmen o desistan de sus candidaturas ante la Registraduría, la campaña del exconcejal Albert Corredor está jugándose al todo o nada. La posible alianza con el exsecretario de La No Violencia y primo de la primera dama, Juan Carlos Upegui, de la que saldría un candidato único la próxima semana, puso a Corredor a redoblar esfuerzos en las calles buscando posicionar su imagen para ganar ese pulso.
En medio de esa cruzada, decenas de contratistas de la Secretaría de Educación, que desde el año pasado vienen denunciando que al interior de esa dependencia los estarían presionando para hacerle campaña al excabildante uribista, volvieron a denunciar estar siendo coaccionados para sumarse a esas labores.
De acuerdo con testimonios conocidos por este diario, las nuevas presiones se han intensificado durante los últimos días y se han materializado de diferentes formas, abarcando tareas que van desde instrucciones para repartir material propagandístico en las calles, engrosar los eventos públicos a como dé lugar y hasta poner recursos propios en servicio de la campaña.
La urgencia por intensificar el trabajo político es tal que muchas de las fuentes consultadas sostienen que incluso los estarían obligando a interrumpir el desempeño de sus jornadas laborales para acudir a los llamados de la campaña, así deban abandonar sus puestos de trabajo en los colegios.
Periódicos y multitudes
Según coinciden los denunciantes, el modus operandi por lo general se conserva. A través de grupos y mensajes enviados por la aplicación WhatsApp, creados usando bases de datos que manejarían personas cercanas a la campaña, los contratistas son informados de la actualidad de la agenda del candidato y las actividades públicas que planean hacerse.
Durante las últimas semanas, por ejemplo, una de esas tareas ha consistido en repartir volantes y periódicos por todos los rincones de la ciudad.
La estrategia está tan organizada que los contratistas señalan recibir programaciones que detallan el número de ejemplares a repartir y las zonas para hacerlo, sobre todo demarcadas alrededor de las estaciones del metro. Para verificar su participación en esas jornadas de volanteo, los contratistas deben tomar fotografías en las que conste que repartieron el material y allegarlas a un grupo de líderes que documentan el desarrollo de esas tareas.
Junto a los volantes, los contratistas también dicen estar recibiendo pendones y microperforados para contribuir a repartirlos por la ciudad.
De igual forma, en las citaciones que llegan por WhastApp, los líderes les indican a los contratistas qué eventos está haciendo la campaña, que van desde conciertos en los barrios los fines de semana y múltiples mitines. La instrucción no solo es ir hasta los lugares, sino convencer a familiares y amigos para que engrosen la muchedumbre que vitorea a Corredor, buscando construirle una imagen que de cuenta de un amplio respaldo popular.
Esta semana, señalan varios testigos, uno de los eventos a los que habrían sido forzados a asistir consistió en una reunión informativa realizada en el auditorio del Club Medellín, ubicado justo al lado de la sede del Censa en el Centro, en donde se dieron instrucciones de campaña.
A diferencia de veces anteriores, las instrucciones ahora son tan urgentes que los contratistas aseguran que no importa si están en pleno horario laboral y deben abandonar sus puestos de trabajo para acudir al llamado del candidato.
Además de esos eventos, otros contratistas sostienen que la campaña de Corredor les pide poner a disposición sus casas, dependiendo de en qué zona de la ciudad están ubicadas, abriendo sus puertas en caso de que se tengan eventos o actividades políticas programadas y permitiendo presuntamente que el candidato y otros miembros de su equipo político puedan usar el baño o hasta recibir desayuno.
Pese a que la cita en las urnas será en octubre, los contratistas advierten que la instrucción es estar dispuestos a trabajar fuertemente sobre todo durante los próximos ocho días, como si se tratara de la recta final, para que Corredor pueda ganarle el pulso a Upegui.
Según quedó plasmado en la última encuesta que midió la intención de voto de los medellinenes de cara a las elecciones por la Alcaldía, realizada por la firma Invamer, mientras Corredor marcó un 6%, Upegui marcó 11,2%, por lo que el camino para el primero se muestra cuesta arriba.
Al margen de esos números, el sinsabor para muchos contratistas consiste en que, aunque desde hace varios meses vienen denunciando múltiples presiones de ese tipo, los organismos de control locales y nacionales parecieran no darle relevancia al tema y no han anunciado la apertura de indagaciones o procesos para verificar lo que está pasando en la Secretaría de Educación, una de las dependencias más cuestionadas del saliente gobierno, sobre todo por cuenta del escándalo que tiene imputada a su exsecretaria Alexandra Agudelo, quien trabaja en la campaña de Corredor.
Para conocer su versión ante esos señalamientos, este diario envió un cuestionario a Corredor durante la tarde del pasado viernes 1 de septiembre, pero hasta el cierre de esta edición el candidato se había abstenido de contestar.
