Tras varios días de hermetismo, EPM finalmente hizo públicas la semana pasada las tarifas de energía que estarán vigentes durante junio en Antioquia y que serán el primer eslabón de su plan lanzado hace un mes con el que se aliviará temporalmente el cobro de ese servicio a los usuarios, pero que dejará un saldo por cobrar en el futuro.
La principal es que, tal como lo había anunciado la empresa, en el segmento residencial las tarifas muestran una reducción del -0,59% para todos los estratos en comparación con la tarifa de mayo, exceptuando el rango subsidiado. Algo calificado de irrisorio por varios usuarios.
En este último segmento, por ejemplo, en el caso del estrato 1, la tarifa tuvo un incremento mensual de $1.42 para los usuarios conectados a los equipos propiedad de EPM (por ser uno de los más representativos, será el segmento utilizado en adelante en el análisis de este artículo), y en el caso del estrato 2 tuvo un incremento mensual de $1.77 en ese mismo segmento, que equivalen a 0,43% más.
Comparado con meses anteriores, las tarifas de junio muestran otros datos relevantes.
En el caso del estrato 4, el único cuya tarifa no está influida por subsidios ni por contribuciones, si bien el valor de junio muestra una reducción comparado con mayo, en valores absolutos dicho alivio solo será de $4,84 por kilovatio hora.
Esto, en plata blanca, significa que si por ejemplo un usuario de este estrato pagaba en mayo un valor en su factura de $100.000 (suponiendo que habría consumido cerca de 123 kilovatios hora por una tarifa de $806.99), en junio la energía le vendría en $99.400 por ese mismo consumo; es decir, un ahorro de solamente $600. Ejemplo de ello es que en este mismo segmento, pese a la reducción entre mayo y junio, las últimas tarifas son más caras que las de abril, cuando el kilovatio hora cobrado al estrato 4 fue de $800.74, encareciéndose a $806.99 en mayo y quedando en $802.15 en junio; es decir, $1,41 más respecto a mayo.
Cobros siguen represándose
Más allá de las tarifas finales, los números de este mes también muestran lo que EPM dejó de cobrar y que luego quedará en la incierta cuenta de los saldos de la opción tarifaria, que según ha advertido la ministra de Minas y Energía, Irene Veléz, serán trasladados a los usuarios.
Tal como EPM dijo en mayo, la reducción de junio fue efectuada aplicando las resoluciones emitidas por la Creg para la opción tarifaria que rigieron durante la pandemia; que, palabras más palabras menos, son un mecanismo que permite diferir los cobros a los usuarios.
Aunque este sistema se traduce en facturas que incrementan más despacio mes a mes, también ha generado gruesos saldos pendientes en la industria.
En el caso de EPM, según la misma compañía, este mecanismo creó un saldo de $2,5 billones pendientes en la pandemia.
Esta variable no es menor, ya que según puede leerse en las tarifas de este mes casi todos los componentes con los que se calculan estas siguieron subiendo.
Tan solo en el caso del componente de generación, uno de los que más pesa en las tarifas, el valor de junio tuvo un incremento del 20,1%, pasando de 280 en mayo a 336 en junio. Así mismo, el componente de transmisión incrementó un 4,47%, el de comercialización un 0,59% y el de pérdidas un 14,2%. Los únicos dos componentes que bajaron fueron el de distribución (-3,47%) y restricciones (-55,8%).
Todas estas variaciones son relevantes, ya que son esos componentes los que permiten calcular el costo unitario, que muestra el valor que tuvo la energía dejando por fuera los descuentos que permite la opción tarifaria. Este mes, (para los usuarios conectados a los equipos propiedad de EPM) ese costo unitario alcanzó un valor de $826.5, lo que equivale a un 4,8% más que en mayo.
Con la fórmula de la opción tarifaria aplicada, el valor quedó un 2,9% por debajo. Con base en lo expresado por la ministra Irene Vélez, esa diferencia contribuirá a los saldos pendientes que dejará el alivio de EPM. Esto, sin contar los probables incrementos que traerá el fenómeno del niño.