La accidentada relación entre la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia, llena de grietas y confrontaciones durante los últimos gobiernos, arrancó este nuevo cuatrienio con la promesa de recomponerse.
Desde hace una década, cuando el entonces alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, y el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, llegaron a sus sillas tras tejer una alianza (bautizada entonces como la Alianza AMA), no quedaban dos políticos amigos en ambos extremos de La Alpujarra.
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Después de años de desencuentros, marcados por puntos de tensión especialmente sensibles como Hidroituango, la nueva llave formada entre Federico Gutiérrez y Andrés Julián Rendón no solo surgió con la promesa de enmendar ese y otros líos, sino también como un contrapeso al gobierno de Gustavo Petro, cuyas relaciones con la región cada vez se ven más deterioradas.
Desde las posesiones de Gutiérrez y Rendón, que estuvieron llenas de gestos para hacer alusión a su alianza, ambos mandatarios aprovecharon sus discursos nuevamente para emplear un tono crítico hacia el Gobierno Nacional.
Mientras que Rendón, por ejemplo, volvió a cuestionar la política de Paz Total, calificándola como un acto de consonancia con los criminales, y criticó la decisión de Bogotá de no entregar recursos para los proyectos pendientes de las vías 4G; Gutiérrez hizo lo propio e instó a Petro a “no castigar” a Medellín y Antioquia por representar a su oposición política.
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Aunado a este panorama político, la dupla entre Gutiérrez y Rendón también se pondrá a prueba por cuenta de varios proyectos críticos para la región, que van no solo desde Hidroituango –que en el gobierno saliente terminó con un laudo arbitral que enfrentó a la Alcaldía y la Gobernación– sino hasta el Tren del Río, que pese a tener el liderazgo de la Gobernación de Antioquia necesita de los recursos del Distrito para despegar.
Una promesa que renace
El antecedente más inmediato de una alianza entre las cabezas de la Alcaldía y la Gobernación fue protagonizado entre 2012 y 2015 por Sergio Fajardo y Aníbal Gaviria, que luego de unir fuerzas en unas elecciones en las que ambos lideraban los sondeos de intención de voto, incorporaron a sus planes de gobierno la llamada alianza AMA (Alianza Medellín Antioquia), en la que ambas instituciones unieron sus fuerzas para apalancar proyectos.
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Aunque, gracias a esa unión de voluntades y bolsillos, iniciativas que representaron un hito como el Túnel del Toyo o la EPS mixta Savia Salud lograron ver la luz, en la unión también afloraron fricciones políticas que resquebrajaron progresivamente la relación entre el fajardismo y los liberales.
No obstante, la distancia más grande entre ambas oficinas se abrió en los dos gobiernos siguientes. Mientras que en la era de Federico Gutiérrez y Luis Pérez el principal punto de discrepancia fue Hidroituango, cuya contingencia dio pie al inicio de una dura confrontación entre ambos; en el concluido periodo del exalcalde Daniel Quintero y el exgobenador Aníbal Gaviria el panorama fue aún más volátil.
En el caso de estos dos últimos políticos los lazos iniciales que se derivaron de una alianza sellada en la recta final de las elecciones de 2019 pronto se rompieron con la crisis corporativa que se desató en EPM en agosto de 2020 y la pelea de Quintero con el grueso del empresariado antioqueño.
En el ocaso de ambas administraciones, la consecuencia más cuantiosa terminó quedando expuesta en la demanda que formuló la Sociedad Hidroituango contra EPM, que a su vez derivó en el laudo arbitral que ordenó a EPM pagar a la primera $781.828 millones por concepto de las cláusulas penales por incumplimiento de los hitos de ese proyecto hidroeléctrico.
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Ya con Quintero por fuera del cargo, el exgobernador Gaviria aprovechó para anotar que dicho proceso terminó siendo la última alternativa que había encontrado la Sociedad Hidroituango luego de no encontrar puentes de diálogos con EPM, entidad que terminó cooptada por múltiples afiles de Quintero y que también fue la punta de lanza para sus confrontaciones con el sector privado.
Con la promesa de trabajar conjuntamente en la resolución de esos conflictos, Federico Gutiérrez y Andrés Julián Rendón sellaron su unión en septiembre del año pasado, casi dos meses antes de la cita en las urnas.
Tal cómo luego quedó expresado en los resultados, esa conjunción de fuerzas terminó siendo fundamental para que Rendón lograra aplastar a la maquinaria del exgobernador Luis Pérez Gutiérrez, quien pese a alzarse como vencedor en 73 de los 125 municipios antioqueños, fue derrotado con creces en las urnas del Valle de Aburrá, en las que Rendón captó el 68% de sus 944.239 votos.
Para analistas políticos como Carlos Builes Tobón, profesor de la Escuela Superior de Administración Pública (Esap), la llave entre Gutiérrez y Rendón representa una oportunidad de oro para que los gobiernos de Medellín y Antioquia vuelvan a trabajar en equipo para impulsar y desatascar proyectos claves para este cuatrienio
A juicio del académico, una de las primeras claves que ilustran la necesidad de esa alianza es que durante las últimas tres décadas el peso de la Gobernación de Antioquia en la vida política de la región ha ido perdiendo terreno, sobre todo por el reducido margen presupuestal del gobierno departamental en comparación con el distrital.
“La figura del gobernador ha venido perdiendo importancia después de la Constitución de 1991, porque ya se ha convertido más en un puente entre el Gobierno Nacional y los municipios, más que la figura central. El gobernador tiene unos recursos más limitados”, apuntó Builes y recordó que esa es una de las razones que han llevado a Rendón a buscar nuevos recursos desde que resultó electo, impulsando medidas como la reducción de los gastos de funcionamiento o resucitando debates como la descentralización de las finanzas públicas.
A diferencia de Antioquia, el músculo financiero de Medellín se ha vuelto durante las últimas décadas mucho más robusto, sobre todo por contar dentro de su conglomerado público con instituciones como Empresas Públicas de Medellín, cuyas transferencias le dan margen para apalancar inversiones mucho más ambiciosas que las de la Gobernación.
Bajo esa óptica, consiguiendo esos nuevos recursos, contando por ejemplo con el respaldo de Medellín, desatascar proyectos como la conclusión de las vías 4G y lograr el inicio de las obras del Tren del Río será mucho más viable.
En contraste con alianzas anteriores, Builes anotó que Gutiérrez y Rendón cuentan con la ventaja de tener desde el comienzo afinidades ideológicas que les permitirían navegar con mayor facilidad con las fricciones naturales que se producen entre ambas dependencias, sobre todo en temas como Hidroituango, en donde mientras la Gobernación posee la mayoría accionaria de la Sociedad Hidroituango (propietaria del proyecto), EPM ostenta plena autonomía en sus decisiones constructivas, por cuenta del contrato Boomt que se firmó durante la era de Luis Alfredo Ramos y Alonso Salazar.
Durante esas últimas administraciones, cabe recordar que precisamente el control por el proyecto fue uno de los principales detonantes de peleas entre el Departamento y el Municipio, principalmente entre el Instituto para el Desarrollo de Antioquia (IDEA), entonces liderado por Álvaro Vásquez, y EPM, entonces bajo las riendas de Federico Restrepo Posada.
No obstante, el analista político resalta que durante las últimas semanas Gutiérrez y Rendón han mostrado algunas diferencias de estilo, que eventualmente podrían derivar en un distanciamiento, ya que mientras Gutiérrez ha expresado sus diferencias con el gobierno Petro sin cerrar la puerta al diálogo, Rendón ha sido mucho más frontal en sus críticas.
“Según los discursos de posesión, se infiere que Federico no descarta hablar con el presidente Petro y podría tener una posición un poco más moderada, mientras el gobernador sí representa la oposición más dura y radical. En algún momento esto también podría convertirse en una fricción”, planteó Builes.
Al margen de esos escenarios futuros, durante las posesiones de Gutiérrez y Rendón ambos hicieron hincapié en su voluntad de mantener ese trabajo en llave.
“Llegó a la gobernación en circunstancias difíciles y turbulentas para la patria. Espero sortear los escollos que se vislumbran. Hay, sí, una buena coincidencia para Medellín y para el departamento: después de mucho tiempo habrá un gobernador y un alcalde en fórmula y equipo”, dijo por ejemplo el gobernador.
Por su parte, Gutiérrez, también hizo hincapié en la alianza y recordó su voluntad de trabajar por impulsar desde Medellín la conclusión de las obras de infraestructura vial.
Además de esos proyectos, otros temas que pondrán a prueba las coyunturas de la relación Gutiérrez-Rendón podrían estar en pulsos como el que se avecina por el Metro de Medellín, en el que el bloque entre ambos gobiernos será determinante para definir el reemplazo del gerente Tomás Elejalde, en una cruzada en la que el gobierno Petro tiene cinco votos de nueve posibles.
Así las cosas, será el factor tiempo el que determinará si la alianza entre los nuevos gobiernos regionales afianzará sus bases para afrontar los temporales que se avecinan.