Bajo un sol inclemente de mediodía, el exconcejal del Centro Democrático y ahora aliado de Daniel Quintero, Albert Corredor, entregó ayer en las Torres de Bomboná las más de 300.000 firmas con las que busca avalar su candidatura a la Alcaldía de Medellín por el movimiento Medellín Nos Une.
Corredor llenó una cuadra completa en la Avenida La Playa, al frente del Censa, la institución educativa propiedad de su padre, de funcionarios y contratistas de la Secretaría de Educación, líderes barriales que llegaron en buses pagados por la campaña, empleados del Censa, colectivos de personas trans y afros, y su equipo de campaña. Según sus cuentas, al encuentro llegaron casi cinco mil personas.
La cita era a las doce del día y estaban “invitados”, so pena de perder sus empleos, rectores, profesores, secretarios, auxiliares administrativos, bibliotecólogos y psicólogos de los colegios de todas las comunas de Medellín. Como lo advirtió EL COLOMBIANO hace una semana, contratistas y funcionarios de la Secretaría de Educación estaban siendo presionados para recoger firmas, seguir a Corredor en redes y acompañarlo el día de la inscripción de su candidatura.
Fuentes consultadas por este diario aseguraron que funcionarios de alto nivel de la Secretaría visitaron y llamaron a los colegios recalcando la importancia de respaldar a Corredor en la entrega de las firmas de su campaña, que arrancó desde diciembre cuando, también con el apoyo de contratistas y funcionarios que en ese entonces estaban a cargo de Alexandra Agudelo (exsecretaria imputada por el caso Buen Comienzo), repartió sancochos, natillas y buñuelos por todas las comunas de la ciudad.
Este diario recibió testimonios que aseguraban que además de pedir permiso para “volarse” de sus puestos de trabajo en plena hora de almuerzo, los intimidados contratistas debían ir acompañados de 20 personas. Eso lo pudieron constatar dos periodistas de EL COLOMBIANO que estuvieron ayer en el lugar conversando con algunos de los asistentes. “Yo vine con mi hermana que trabaja en la Secretaría”, dijo una joven que estaba acompañada de su madre y su padre. En el lugar había grupos de cuatro o cinco secretarias y auxiliares administrativas que, invitadas por algún profesional de apoyo o jefe de núcleo dejaron sus puestos de trabajo tirados. Había jóvenes y viejos de Castilla, Manrique, La Sierra, a los que la campaña de Corredor les puso transporte, tal como lo había hecho ya para las natilladas decembrinas que, según dijo en su momento, no hacían parte de su campaña política y eran simplemente desinteresadas obras sociales.
La primera hora del encuentro estuvo ambientada por un animador que intentaba desde la tarima prender la fiesta al son de merengues y vallenatos. También hubo un par de presentaciones de música popular, y para el calor que se hacía insoportable durante la espera del candidato, el equipo de logística repartía granizados “envenenados”.
Albert salió a la tarima puesta en la entrada principal del Censa acompañado por su esposa y sus tres hijos pocos minutos después de la una de la tarde. Como canción de fondo, Albert escogió el tema No Copio, un rap de la banda Crudo Means Raw que en su tercera estrofa dice: Ja, esto se trata de sonreír. Oh, que no le digan diferente, hasta la más puta puede ser el presidente, limpio mi teni sucio con mi cepillo de dientes”.
En medio de banderas amarillas con su nombre y foto, Corredor (a quien muchos señalan de ser el plan B de Quintero en la contienda electoral, pues el plan A es Juan Carlos Upegui) les agradeció a los asistentes por su presencia, especialmente a los maestros y a las personas que llegaron desde las laderas y de las periferias. Según dijo, su candidatura ha sido la que más firmas ha recogido en la historia de la ciudad. En su discurso, Corredor se mostró como el candidato de las poblaciones vulneradas y olvidadas por las élites, y le tiró puyas a Federico Gutiérrez, a quien señaló de representar a los ricos y los poderosos. Pero a pesar de ese relato de lucha de clases que mantuvo durante casi toda su aparición (la misa línea narrativa de Quintero), aseguró que el primer acto de su gobierno, en caso de ser elegido como alcalde, sería convocar a una mesa de consenso entre los sectores políticos y económicos para frenar la confrontación en la que se encuentran. “Hoy salió el gallo fino, hoy salió el gallo de la gente, el gallo de ustedes”, dijo entusiasmado.
Después de su intervención y en medio del coro “él es el alcalde, los demás, candidatos”, Corredor y su gente se fueron caminando hasta la Registraduría por la carrera Girardot que estuvo colapsada durante los más de 30 minutos que duró la caminata en la que hubo chirimía, bailarinas y hasta orquesta marcial. Sin ningún acompañamiento del tránsito o de la Policía, los acompañantes de Albert detuvieron hasta la operación del Tranvía.
Una verdadera prueba del poder financiero y político de un candidato que lleva más de seis meses en campaña y no ha cambiado su modus operandi (las presiones a funcionarios de la Secretaría de Educación) a pesar de las denuncias que llevan meses saliendo a la luz.
Sin embargo, su evento de radicación de firmas fue más numeroso y pomposo que el de Juan Carlos Upegui que también ocurrió esta semana. ¿Será Corredor el candidato más fuerte del continuismo de la administración de Quintero?