Este año se ha recolectado casi media tonelada de caracol africano en el Valle de Aburrá, una especie altamente peligrosa para la salud de animales y humanos. Fácilmente puede estar muy cerca de donde usted se encuentre, en zonas como antejardines, quebradas y vegetación, es decir, cualquier espacio del Valle de Aburrá.
Con la llegada de las lluvias y el clima templado a la ciudad, el caracol africano se siente en un espacio hecho a su medida. Factores como su fácil y rápida capacidad de subsistir en ambientes distintos a la nieve, ser omnívoros y consumir una amplia variedad de plantas en cualquier estado, así como restos de animales, incluso materia fecal, lo hacen una fuerte especie. Además, es capaz de alcanzar con solo 6 meses su madurez sexual, poniendo hasta 80 huevos en la primera nidada y contando con una media de vida de 4 años.
Ante esta especie invasora, el Área Metropolitana ha identificado focos importantes de su presencia en Moravia, Aranjuez, Campo Valdés, Villa Hermosa, en Belén por la quebrada La Picacha, Manrique, Boston, El Poblado junto al cauce de La Presidenta, Santa Cruz, Doce de Octubre y Prado Centro.
Peligros para la salud animal y humana
La malacóloga y experta Luz Elena Velásquez Trujillo afirma que el problema en el manejo de esta especie radica en la mala educación de las personas. En zonas verdes y antejardines de la ciudad es común ver la alta cantidad de materia fecal que no es recogida por los dueños de los perros al ser paseados, siendo esto, alimento para los caracoles africanos.
El caracol africano, si bien no es venenoso, es portador de múltiples parásitos como el Angiostrongylus cantonensis, responsable de la meningitis y otras afecciones al sistema nervioso central. Lo anterior como producto de alimentarse hasta de la materia fecal de los roedores, desencadenando enfermedades graves que son transmitidas a través de la baba de este molusco, explica Velásquez.
Ante esto, la líder de la Unidad de Gestión del Riesgo y Cambio Climático del Área Metropolitana, Luz Jeannette Mejía, advirtió sobre los riesgos de manipular estos caracoles sin protección adecuada, por lo que pidió dejar el control de estos seres invasores a la Unidad de Gestión del Riesgo, que hasta la fecha ha realizado nueve jornadas de control, 57 de recepción y 14 capacitaciones.
Entre las recomendaciones para la ciudadanía se encuentran:
- No manipular los caracoles directamente: Utilizar guantes y tapabocas para su recolección.
- Eliminar adecuadamente las conchas: Las conchas vacías pueden acumular agua y convertirse en criaderos de mosquitos y dengue, afirma Luz Elena Velásquez.
- Enterrar los caracoles correctamente: Los caracoles recolectados deben ser enterrados por expertos y con protección en agujeros de un metro de profundidad, alejados de cuerpos de agua y cultivos, y tratados con cal agrícola para acelerar su descomposición.
- Mantener jardines y áreas verdes limpias: Reducir la disposición de heces de mascotas y restos vegetales que puedan servir de alimento para los caracoles.
Finalmente, se hace un llamado a la comunidad ante la presencia del caracol africano en el Valle de Aburrá, siendo un problema que requiere la atención conjunta de autoridades y ciudadanos. Es fundamental seguir las recomendaciones y tomar medidas preventivas ante este molusco, recoja la materia fecal de sus mascotas cuando los saque a pasear y no tire residuos de comida en espacios verdes.
