En política se suele decir que el amor, el cariño o las buenas intenciones se demuestran con presupuesto. Sin embargo, los movimientos de caja de la Alcaldía de Medellín durante los primeros 100 días de la administración de Federico Gutiérrez dan cuenta de que la plata del distrito no se ha gastado donde se ha querido sino donde se ha podido: tapando huecos y pagando deudas para que la operación de la ciudad no se detuviera.
Desde que inició su administración, el alcalde Gutiérrez ha denunciado que la pasada alcaldía le dejó la olla raspada, una desfinanciación de programas por casi $2,86 billones y pérdidas en las empresas del conglomerado público por encima de los $400.000 millones. En los primeros 100 días de este gobierno, en Medellín se contrataron $1,2 billones de los $8,4 que tiene el presupuesto de la ciudad.
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Es decir, el 14% de los recursos cuando va el 27% del tiempo para usarlos. De acuerdo con la información publicada en el Secop, en ese lapso el distrito firmó 458 contratos, de los cuales solo dos se hicieron a través de licitaciones públicas: el del programa de alimentación escolar, PAE, que es el más grande de todos hasta ahora y suma $164.209 millones y el de la administración y operación del centro de bienestar animal La Perla, que se ganó la Universidad Ces por $10.778 millones. El resto de la contratación se ha hecho mediante la modalidad de contratación directa.
Esteban Ramírez Vélez, secretario de Suministros y Servicios, explica que la razón por la cual la mayoría de la contratación se hizo de forma directa fue por la agilidad que esta le da a los procesos de selección que era necesaria para garantizar los servicios que requiere el distrito para funcionar. Si estos se hacían por contratación pública, que establecen unos plazos que no pueden recortarse, los programas y las secretarías se hubieran quedado quietas. El secretario asegura que actualmente se están adelantando 65 procesos de selección por convocatoria pública y de acuerdo al plan anual de compras se tienen proyectadas 37 licitaciones públicas para este año.
Aunque por las vacas flacas en las que estaba la ciudad a principio de año se preveía un cinturón apretado en el gasto público y en la inversión social, lo cierto es que por lo menos hasta ahora la Alcaldía parece ir cumpliendo su promesa de priorizar los programas sociales, algo que el alcalde ha llamado en varias oportunidades “arreglar la casa por dentro”, pues además del Programa de Alimentación Escolar (que en estos tres meses pasó de atender 220.000 niños a 230.000), el grueso de los recursos se han ido para las entidades de educación superior del distrito (ITM, Colegio Mayor y Pascual Bravo) que a su vez se encargan de contratar al personal de apoyo de las diferentes dependencias de la administración, para aliviar la crisis de Metrosalud, para la Empresa de Seguridad Urbana, Buen Comienzo, el transporte escolar de los colegios públicos, los programas de atención a los adultos mayores y para pagarle la deuda de más de $140.000 millones que la pasada alcaldía le dejó a EPM por concepto del alumbrado público y que inclusive le significo al distrito un reporte en las entidades morosas del gobierno nacional por primera vez en su historia.
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Otro de los gastos más grandes fue el giro por $16.500 millones que la alcaldía de Gutiérrez le hizo al Hospital General de Medellín, donde los médicos y enfermeras llevaban dos meses sin recibir pagos y no tenían medicamentos ni insumos para trabajar. También se han destinado $34.202 millones para la educación de niños y jóvenes en edad escolar y a la Universidad de Antioquia se le han girado más de $30.000 millones para que ejecute programas de la secretaría de Cultura como la red de prácticas artísticas, entre otras cosas.
“Nosotros dedicamos los primeros 60 días a entender el déficit en el que recibimos la ciudad, a ponerla a rodar y a pagar deudas”, explica el secretario de Hacienda, Orlando Uribe.
Uribe explica que salir del boletín de morosos fue prioridad pues era determinante para acceder a crédito en el futuro cercano. Además, como miembro de la junta tanto de Metrosalud como del Hospital General, resalta el estado crítico en el que estaba el sistema de salud público de la ciudad.
A pesar de que las contrataciones han sido por $1,2 billones, Uribe dice que desde su despacho ya le han girado a las diferentes dependencias y entidades aproximadamente $3,2 billones, el 37% del presupuesto anual, para que estas contraten lo que necesiten.
Para Uribe, la razón por la cual no han tenido que hacer recorte social como inicialmente esperaban tiene que ver con un plan de austeridad y de eficiencia en el gasto que, según dice, han superado los $120.000 millones que han sido distribuidos entre las secretarías con el objetivo de tapar los huecos y la desfinanciación presupuestal que tenían algunos programas y proyectos. Ese ahorro ha sido principalmente eliminar cientos de cargos y de contratistas que fueron creados en la pasada administración.
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Sobre si las prioridades presupuestales que tuvo la administración en estos primeros días marcaron una tendencia que se mantendrá durante los cuatro años, Uribe dice que esto dependerá del plan de desarrollo que la administración le presentará al concejo el próximo 30 de abril, donde definirá la hoja de ruta para el cuatrienio. Sin embargo, prevé grandes inversiones en programas sociales como Cero hambre y la recuperación de la infraestructura educativa. “La gran apuesta va a ser social, definitivamente lo que necesita la ciudad es seguir cerrando brechas sociales y seguir avanzando en la calidad de vida de la gente”, concluye.
Aunque en estos primeros meses no ha salido a la luz algún caso de presunta corrupción en la contratación del distrito, hace un par de semanas la veeduría Todos por Medellín expresó su preocupación ante la falta de estrategias y herramientas concretas para prevenir la corrupción en el borrador del plan de desarrollo que presentó la Alcaldía. Sobre esto, Uribe dice que es clave la confianza y la transparencia de los secretarios y directores de entidades; mientras que para Ramírez, el secretario de Suministros, es clave la aplicación de un modelo de abastecimiento estratégico en las compras públicas que les permite ser más eficientes en el gasto, además de vigilar desde los diferentes comités de su despacho que los modelos de contratación escogidos si sean los adecuados conforme a la ley y que la ejecución de los contratos sea la correcta.