“La Terraza”, “los Chatas” y “Trianón” controlan la distribución de esa marihuana en la ciudad, la cual proviene de los municipios de Miranda, Corinto y Toribío.
Las fiestas del rey de la marihuana eran bacanales de tres días, en casas de Manrique o Envigado, donde las drogas y el sexo comprado extasiaban a la crema y nata de los traquetos del Valle de Aburrá.
Mientras los cabecillas vociferaban lo bien que les había ido trayendo la mercancía, sirvientes ofrecían bandejas con entremeses de cripa, cocaína, ácidos y tusibí. Junto a ellos, voluptuosas prepagos posaban como el “premio” para quienes habían “coronado la vuelta”.
En medio de aquella depravación, ninguno se dio cuenta que en las rumbas, celebradas a principios de este año, había un policía encubierto, a punto de destapar un caso que expondría un agitado mercado de narcotráfico entre el sur del país y la metrópoli antioqueña.
“El 90% de la marihuana...
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