La relación entre Donald Trump y los líderes más controversiales de América Latina, Javier Milei y Nayib Bukele, parece convertirse en un eje estratégico del nuevo Gobierno estadounidense para sus relaciones con América Latina.
En su toma de posesión, Trump rompió la tradición al invitar a un selecto grupo de figuras internacionales, y esta vez llamó a políticos del mundo afines con su ideología. Entre estas figuras sobresalieron los latinoamericanos Javier Milei y el opositor venezolano Edmundo González Urrutia. Bukele, que no estuvo presente en la posesión, sí asistió el año pasado a la Conferencia de Acción Política Conservadora, donde dejó ver de cerca su afinidad con Trump.
Milei: muy cerca del corazón de la Casa Blanca
Javier Milei, presidente de Argentina desde diciembre de 2023, ha captado la atención de Trump con su enfoque radical en política económica. Durante una reciente cena en Mar-a-Lago, Trump no escatimó elogios hacia el argentino, a quien calificó como “un presidente valiente que está arreglando su país”.
Las reformas de Milei, que han incluido recortes ministeriales y ajustes severos al gasto público, han inspirado a figuras en el nuevo gabinete de Trump. Vivek Ramaswamy, designado para dirigir el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge), calificó las políticas de Milei como “un modelo a seguir” para desmantelar la burocracia estadounidense. Mientras que Elon Musk, otro importante aliado de Trump, también aplaudió al mandatario argentino, afirmando que su modelo económico podría ser replicado a nivel global.
Las medidas de Milei, sin embargo, no están exentas de críticas internas por su fuerte impacto social. Pero para los sectores más pragmáticos, su efectividad en estabilizar la economía lo convierte en una referencia para los planes de cualquier Gobierno que planee reestructurar el aparato gubernamental.
Bukele: estratega de la seguridad
Nayib Bukele, presidente de El Salvador, es otro pilar en la visión de Trump para América Latina. Reconocido por reducir drásticamente los índices de criminalidad en su país mediante un estado de excepción prolongado, Bukele ha sido objeto de elogios constantes por parte de figuras del círculo de Trump, como Marco Rubio, ahora secretario de Estado.
La estrategia de seguridad de Bukele, que combina medidas de control social con tecnología de vigilancia, se alinea con la narrativa de Trump sobre el fortalecimiento del orden interno y la lucha contra el crimen organizado. En 2024, Bukele fue uno de los oradores estrella en la Conferencia de Acción Política Conservadora, donde afirmó que su modelo podría replicarse en Estados Unidos para combatir la inseguridad.
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Aunque Bukele no asistió a la investidura de Trump, la Casa Blanca ya confirmó reuniones bilaterales en las próximas semanas. Por lo que se entiende que las relaciones de la Casa Blanca con América Latina estarán fuertemente mediadas por estos dos Gobiernos.
¿Una alianza por la derecha en América?
La relación entre Trump, Milei y Bukele no solo da cuenta de que tiene estrechas afinidades políticas, sino también una visión compartida de un liderazgo fuerte e imponente a través de decisiones controvertidas.
Las políticas actuales de Argentina y El Salvador, aunque no sean referentes que Trump quiera tomar para su presidencia, sin duda son modelos de los que aprenderá y busque difundir por América Latina.
Este eje Trump-Milei-Bukele representa un desafío para otros líderes de la región. Figuras como la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum o el colombiano Gustavo Petro, cuyas posturas son opuestas a las de estos líderes, podrían enfrentar una presión diplomática y política mayor bajo la administración Trump.
El regreso de Trump al poder marca el inicio de un capítulo inédito en la política global. Con un enfoque en la eficiencia gubernamental, el control social y la austeridad económica, el magnate buscará alianzas con países y Gobiernos que, no solo se alineen con sus políticas, si no que aporten a la consolidación de estas, tanto fuera como dentro de los Estados Unidos.