Si de algo ha sabido el Congreso de Perú y toda su ciudadanía frente a sus mandatarios, es pasar al banquillo de los acusados a los presidentes señalados de realizar una mala gestión o sindicados de corrupción.
El turno de pasar al tablero a rendir cuentas –este lunes– fue para Pedro Castillo, un maestro de origen campesino que lleva ocho meses en el poder después de ser elegido por voto popular, pero cuyo mandato ha generado un grado de desaprobación del 56% según la última encuesta de Ipsos Opinión y Mercado, difundida por el medio de comunicación peruano “Cuarto Poder”.
Las causas de tal descontento se debe a tres situaciones: la primera, los señalamientos de corrupción que lo rodean a él y su gabinete; la segunda, los señalamientos de la cercanía con el terrorismo de sus funcionarios y allegados; y la tercera, el alza en la economía familiar que ha llevado a la carestía de la canasta básica, la suba en el precio de los combustibles, y la especulación a la que llevó el alza del dólar que desencadenó que los peruanos sacaran sus ahorros y compraran dólares, poniendo en riesgo la estabilidad de la economía de ese país.
Así lo explicó Liz Beatriz Suercas, consultora y ciudadana peruana, quien le contó a EL COLOMBIANO el tensionante clima político que se vive en Perú por el llamado a la vacancia que hizo el Congreso peruano al presidente Castillo, que hasta ayer no definía si debía seguir o no ocupando el Palacio Presidencial y que ha visto en cinco años pasar por la silla presidencial a cinco expresidentes (Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti y Mercedes Aráuz)
“Este es un gobierno que ha tenido demasiado ruido, incluso desde las elecciones en las que se señaló que hubo fraude. A eso se suma que ha puesto en cargos claves a personas que no tienen el perfil técnico y, por el contrario, están sindicadas de cercanía con temas como el terrorismo”, expresó Suercas.
Para la consultora, el manejo de un discurso segregador entre “ricos” y “pobres”, ha llevado a ahondar en las diferencias y a polarizar a los peruanos “que en su mayoría quieren ir a nuevas elecciones y se arrepienten de haber votado por él, como es el caso de Puno, donde hay protestas”.