El presidente panameño, José Raúl Mulino, anunció este jueves que no utilizará la fuerza para repatriar a los migrantes que atraviesan la selva del Darién rumbo a Estados Unidos, matizando así sus promesas anteriores al asumir el cargo.
El mandatario Mulino declaró en una rueda de prensa que Panamá no llevará a cabo repatriaciones forzadas de migrantes que atraviesen la frontera en su trayecto hacia Estados Unidos, contradiciendo así su discurso previo al inicio de su mandato el 1 de julio. Pues en aquella ocasión, había prometido cerrar esta ruta utilizada por más de medio millón de personas en 2023 y deportar a quienes la cruzaran ilegalmente.
“No podemos meterlos presos, no podemos repatriarlos a la fuerza”, afirmó Mulino, subrayando que muchos migrantes buscan llegar a Estados Unidos y no quedarse en Panamá. Esta postura marca un cambio significativo respecto a sus declaraciones durante la campaña electoral, donde prometió un enfoque más estricto en la gestión de la migración irregular.
El presidente había firmado recientemente un acuerdo con Estados Unidos, que incluía una contribución financiera de seis millones de dólares para facilitar repatriaciones y otros gastos relacionados con la migración.
Este tema es crucial en la carrera por la presidencia estadounidense que se votará en noviembre y ha generado debate tanto en Panamá como a nivel internacional. Hasta ahora no se conocen reacciones del gobierno estadounidense ante la decisión del gobierno panameño.
El descenso en el número de migrantes que atraviesan el Darién este año, según el jefe de la policía fronteriza panameña, Jorge Gobea, podría estar relacionado con el cierre de algunos senderos en la selva, una medida que Mulino defendió como contribución a la disminución del tráfico migratorio. Sin embargo, críticos como el expresidente colombiano Ernesto Samper han advertido que esto podría empujar a los migrantes hacia rutas más peligrosas y menos vigiladas.
La situación interna en Venezuela, según Mulino, seguirá siendo un factor clave en los flujos migratorios futuros, mientras que el presidente colombiano Gustavo Petro ha condenado las medidas de bloqueo en el Darién, sugiriendo que podrían resultar en tragedias humanas en el mar.