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El caso de Melissa Lucio, una condena de muerte que dividió a EE.UU.

Un tribunal frenó la inyección letal para la mujer, condenada por la muerte de su pequeña hija.

  • Melissa Lucio está presa desde 2007. Pasa sus noches en “el corredor de la muerte”, un pabellón de la cárcel destinado a los sentenciados a pena capital. FOTO: EFE
    Melissa Lucio está presa desde 2007. Pasa sus noches en
    “el corredor de la muerte”, un pabellón de la cárcel destinado
    a los sentenciados a pena capital.
    FOTO: EFE

El infierno de vida que ha padecido la sentenciada Melissa Lucio desde su adolescencia tuvo un instante de luz, cuando un tribunal estadounidense decidió suspender su pena de muerte, que debía cumplirse hoy.

El caso ha mantenido en vilo durante los últimos años a los defensores de DD.HH. de Estados Unidos, algunos de los cuales consideran que la mujer no mató a su hija de dos años, como afirma la Fiscalía, sino que se vio obligada a endilgarse esa responsabilidad bajo coacción policial.

Para entender la complejidad de este expediente, debemos comenzar por la adolescencia de Melissa Elizabeth Correa, hija de padres mexicanos que atravesaron la frontera y le dieron la vida en el estado de Texas, en 1968.

Los detalles de su biografía fueron narrados en un documental publicado en 2020, bajo el título The State Of Texas vs. Melissa. Su padre murió cuando era niña, fue abusada sexualmente por el padrastro y a los 16 años se casó con Guadalupe Lucio, de quien tomó el apellido. Era un traficante de drogas y alcohólico, que la golpeaba.

Con él tuvo cinco hijos, se volvió consumidora de estupefacientes y, tras ser abandonada, volvió a comprometerse con otro hombre, Robert Álvarez, con quien dio a luz a otros nueve hijos, para un total de 14 descendientes.

En medio de las penurias, maltratos y la escasez de recursos, otra tragedia ocurrió el 17 de febrero de 2007, en su casa de Harlingen, Texas. Allí murió una de sus hijas, Mariah Álvarez, de dos años.

La niña tenía moretones en distintas partes del cuerpo, que fueron atribuidos por la Fiscalía a una golpiza mortal. Melissa Lucio alegó fue un accidente y que la infante rodó por las escaleras.

Según su defensa, la madre fue sometida a un duro interrogatorio en la estación de policía, durante varias horas, sin un abogado y aguantando hambre, por lo que al final dijo: “Supongo que yo lo hice”.

La frase fue interpretada como una confesión y la mujer, que en ese entonces tenía 40 años y trabajaba como empleada doméstica, fue condenada a pena de muerte mediante inyección letal.

Luego de debates, audiencias y aplazamientos, la sentencia capital había sido fijada para este miércoles, pero 48 horas antes fue suspendida.

La familia guarda esperanza

Este lunes 25 de abril el Tribunal de Apelaciones de Texas ordenó frenar la ejecución bajo el argumento de que había pruebas y testimonios que no fueron analizados al momento de proferir la sentencia. El ente les pidió a los juzgados del condado de Cameron, donde se produjo la muerte de Mariah, que revisen de nuevo el expediente.

Esto podría generar la realización de otro juicio, aunque la familia y algunas ONG están luchando para que le dicten la absolución.

Entre las evidencias a analizar estarían la grabación de una de sus hijas en redes sociales, quien dijo que ella golpeaba a la hermanita que falleció, y que su madre Melissa se echó la culpa encima para protegerla. Al parecer, la vasta camada de hijos de la señora tiene visiones opuestas sobre lo ocurrido.

“Aunque la ejecución fuera suspendida, vamos a seguir haciendo todo lo posible para que mi madre vuelva a casa”, contó ayer Bobby Álvarez, en las afueras de la cárcel de Mountainview, en Texas, donde está recluida su progenitora. Tanto Bobby como John Lucio, los dos hijos que más activos se han mostrado en la campaña “Free Melissa Lucio”, la han defendido y apoyado durante años.

“No voy a parar hasta que descansemos juntos mi madre y yo, hasta que salga por esa puerta. Entonces quizá podamos descansar”, explicó el muchacho.

Si la liberan, a los familiares les quedará un largo camino por delante para tratar de reinsertar en la sociedad a una persona que se ha pasado 15 años en “el corredor de la muerte”, en situación de aislamiento dentro de la prisión. “Se lo digo todo el rato, ‘mamá, has estado descansando 15 años. Vas a volver a casa y es momento de que te pongas a trabajar. Vas a ser una niñera’”, bromeó John Lucio

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