El crimen del candidato presidencial Fernando Villavicencio en Ecuador –quien fue acribillado a tiros en medio de un mitin político en Quito–, es apenas una de las muestras más visibles y crudas de la ola de violencia que azota al país vecino. Hoy por hoy, el que otrora era considerado uno de los países más pacíficos del continente, afronta su mayor crisis en materia de seguridad.
En 2022, de acuerdo con las autoridades, hubo 4.603 homicidios, lo que implica una tasa de 25 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Para dimensionar esas cifras basta decir que en 2021 el promedio de crímenes era 13,7, lo que implica que casi que se duplicaron los homicidios.
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Además, durante el primer semestre de este 2023 ya se cuentan 3.513 muertes violentas. A ello se suman cruentas olas de homicidios en cárceles: al menos 430 desde 2021. Por todo ello, los pronósticos más pesimistas indican que Ecuador podría cerrar el año con una inédita y preocupante tasa de 40 homicidios por cada 100.000 habitantes.
El gobierno de Guillermo Lasso atribuye la ola de inseguridad a la mano criminal del narcotráfico y la cooptación de espacios por parte de bandas cada vez más organizadas y sofisticadas, fenómeno que contrasta –según el presidente–, con un “debilitamiento deliberado” de la Policía y las Fuerzas Armadas.
Por cuenta de lo anterior, en ciudades como Guaya7quil, Durán, Manta, Quevedo, Quito o Esmeraldas han visto un crecimiento exponencial de hechos delincuenciales como extorsión, asesinatos selectivos y atentados. Se presume que en Ecuador harían presencia más de una veintena de organizaciones conformadas por al menos 40.000 personas. Allí hacen presencia ciudadanos extranjeros.
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Para no ir más lejos hay que tener en cuenta que en el sitio del crimen del candidato Villavicencio, la Fiscalía de Ecuador encontró una maleta cargada con armas y granadas que permanecían resguardas en un vehículo. Todo un arsenal para planear un magnicidio de ese calibre.
En enero pasado causó estupor el hallazgo de cuerpos colgados en sitios céntricos, así como restos desmembrados que dan cuenta –con creces– de los métodos cada vez más violentos e intimidatorios por parte de las bandas delincuenciales y narcotraficantes para sembrar terror y zozobra entre la población.
Justo toda esta ola de inseguridad es uno de los grandes desafíos que deberá atajar el próximo gobierno. Este jueves, Ecuador decretó estado de excepción por cuenta del crimen de Fernando Villavicencio, de cara a que puedan adelantarse patrullajes militares en las calles. La medida regirá durante 60 días, a lo que se suman 3 días de luto nacional para honrar la memoria de Villavicencio.
Según el presidente Lasso, detrás del homicidio estaría el “crimen organizado, a quienes les va a caer todo el peso de la ley. Este crimen no va a quedar impune”, advirtió.
Fuentes consultadas por EL COLOMBIANO en Ecuador alertaron que, aunado a la ola de violencia, el crimen de Villavicencio “es un golpe sobre todo político”, pues “alguien estaba interesado en alterar el curso de la campaña o suspender las elecciones. Fernando no estaba muy posicionado para ganar las elecciones”.
El fallecido candidato, quien hizo parte de la Asamblea Nacional, registraba como segundo en intención de voto con 13,2%, superado por Luisa González (26,6%), quien es de la cuerda del expresidente Rafael Correa.
“Gracias a él se sustentó el caso Sobornos por el que Correa está prófugo. Su información también fue clave para el caso Odebrecht por el que fue preso Jorge Glas (exvicepresidente de Ecuador) y luego está el caso de la corrupción petrolera que es muy grande y que ahora se está ventilando en un tribunal de La Florida”, precisó la fuente.