Liz Truss se convirtió este jueves en la primera ministra más fugaz de la historia británica, tras anunciar su dimisión después de haber ocupado el cargo durante 45 días, marcados por el caos y el desconcierto.
Aún así, no se irá con las manos vacías. Según un artículo del Washington Post, gracias a una ley de 1991, “los ex primeros ministros pueden reclamar hasta casi 130.000 dólares al año en gastos, bajo lo que se conoce como ‘Asignación de costos de servicio público’”. Esa cifra, a precio de hoy, equivale a 625’961.700 pesos.
Este dinero puede ser objeto de auditoría, dado que no se puede gastar en asuntos privados o parlamentarios (en el caso de que los beneficiarios sean electos para el Parlamento). Tal cual citó el diario estadounidense, este beneficio “es un reembolso de los gastos incurridos por los costos de oficina necesarios y los costos de secretaría que surgen de su posición especial en la vida pública”.
El dinero puede incluir subsidios de manutención diaria, escolta de la Policía, apoyo a obras de caridad, entre otras actividades.
Esta asignación anual es vitalicia, es decir, hasta que fallezca la exfuncionaria. Además, Truss tiene derecho a reclamar una pensión del Fondo de Pensiones Contributivo Parlamentario, equivalente al 50% de su salario mensual, ¡y eso que apenas trabajó un mes y medio!
Así fueron, una por una, las seis semanas que Truss ocupó la jefatura del Gobierno, desde su victoria en las primarias conservadoras, hasta su estrepitosa caída de hoy.
Semana 1
El Partido Conservador confirma el 5 de septiembre la victoria de Truss frente al ex ministro de Economía Rishi Sunak en las primarias entre los afiliados a la formación.
Un día después, Truss visita en el castillo de Balmoral (Escocia) a la reina Isabel II, con quien se hace la última foto de ésta en vida. Solo 48 horas más tarde de haberla recibido para encomendarle formar Gobierno, la monarca muere. Toda la actividad política queda paralizada por el luto nacional.
Semana 2
La primera ministra interrumpe sus actividades oficiales, aunque aprovecha el funeral de Estado por la reina para reunirse por primera vez con líderes mundiales. Su respuesta institucional al fallecimiento de Isabel II y a la proclamación de Carlos III es reconocida y alabada.
Semana 3
Viaja a Nueva York por la Asamblea General de Naciones Unidas, donde departe por primera vez con el presidente estadounidense Joe Biden, y deshiela las relaciones con el francés Emmanuel Macron.
El 23 de septiembre, su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, presenta una masiva reducción de impuestos, prometida por la propia Truss al inicio de su mandato, que ya es considerado como el principio del fin para ella. Como consecuencia de este plan fiscal, la libra esterlina cae hasta su mínimo en más de 50 años.
Semana 4
Las encuestas dan la mayor ventaja a los laboristas en décadas. Truss defiende su adopción de “decisiones difíciles y controvertidas”, e insiste en que no dará marcha atrás en las medidas económicas.
Sin embargo, el 3 de octubre el Ejecutivo hace su primera rectificación y renuncia a bajar el tramo más alto del impuesto sobre la renta del 45 % al 40 %.
Semana 5
La primera ministra clausura con un discurso el congreso anual del Partido Conservador en Birmingham, que en lugar de afianzar su poder deriva en un caos absoluto que siembra las dudas sobre su continuidad.
En otra corrección del rumbo, Kwarteng adelanta la presentación de su plan fiscal completo, prevista para el 23 de noviembre, al 31 de octubre.
Semana 6
Todo se viene abajo. El 14 de octubre destituye de manera fulminante a su amigo y aliado Kwarteng para colocar en su lugar al moderado Jeremy Hunt, y decide subir el impuesto de sociedades, pese a lo que había prometido, al tiempo que reconoce haber ido “demasiado lejos y demasiado rápido” con su plan.
El 17 de octubre, Hunt desmonta en el Parlamento, ante la mirada inerte de Truss, todo su programa económico.
En una entrevista con la BBC, la primera ministra pide perdón por los “errores” de su Gobierno. Dos días después, la ministra del Interior, Suella Braverman, del ala derecha del partido, dimite.
Ante la presión de sus propios diputados, hoy, 20 de octubre, Truss anuncia su renuncia como jefa del Partido Conservador y su renuncia a la jefatura del Gobierno en cuanto se elija a su sucesor.