Los ojos del mundo estarán sobre Venezuela durante el fin de semana. En la mañana de este viernes es el Venezuela Aid Live, el concierto organizado por el multimillonario Richard Branson, quien se trazó el objetivo de recaudar 100 millones de dólares para el país y enviar un mensaje para que el régimen de Nicolás Maduro deje entrar la ayuda humanitaria que está detenida en el puente internacional Tienditas, en la frontera entre Colombia y Venezuela.
No es el único evento en la zona limítrofe: Maduro aseguró que hoy también hará un concierto similar llamado “Hands off Venezuela” (Manos fuera de Venezuela), a unos 300 metros de donde estará el Venezuela Aid Live, pero hasta el momento del cierre de esta edición no se confirmó el montaje ni un grupo de artistas. Mientras que su evento está en entredicho, el de Branson, que apoya al presidente interino Juan Guiadó, cuenta con 32 artistas, entre los que están Carlos Vives y Juanes.
El propio Guaidó puso como fecha límite para el ingreso de los alimentos y medicamentos que están en la frontera mañana 23 de febrero. Por este motivo, lo que ocurra hoy será crucial para mantener la presión.
Pero, ¿de qué sirve un concierto en un contexto complejo como el venezolano? Para Jairo Libreros, profesor de relaciones internacionales de la U. Externado, “le da un carácter inspirador y creativo a la lucha por la democracia porque envía un mensaje contundente de que es necesario un cambio. Ninguna dictadura ha caído por medio de la protesta sin el apoyo de los artistas”.
El Aid Live, que toma como referencia un evento similar que se hizo para ayudar a África en julio de 1985, escenifica en las tablas el pulso político por Venezuela. El contexto es igual de complejo: mientras Guaidó partió ayer en una caravana desde Caracas para llegar hasta el puente Tienditas y reclamar él mismo la ayuda, el régimen estudia un eventual cierre de la frontera.