La euforia que miles de colombianos sintieron el pasado 30 de julio luego de que la Selección Colombia venciera a Alemania en el Mundial femenino, se contrastaba con la tristeza de una familia del país que lloraba la muerte de una de sus integrantes, precisamente en Australia.
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En la mañana de ese domingo, la familia Sandoval Guzmán se enteraba de que su hija Katherine, de 30 años, había muerto en extrañas circunstancias mientras daba un paseo con unos amigos por una playa al sur de Sídney, la misma ciudad en la que miles de connacionales celebraban ese día el triunfo de la Tricolor.
Katherine, había llegado a Australia hacía apenas cinco meses para cumplir su deseo de aprender un segundo idioma y desarrollarse más como técnica en belleza y trabajo social, esta última profesión que eligió por su sentido del servicio, cualidad con la que la describen sus familiares. Pero sus planes se los llevó el mar luego de que una rogue wave, u ola monstruo, por su traducción al español, la arrastró mientras caminaba por la concurrida Cronulla Beach.
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Ángela Sandoval, hermana mayor de Katherine le contó a El Tiempo que la noche del sábado 29 de julio, la joven se comunicó con su familia por una videollamada para avisarles que saldría de paseo con tres amigos de una iglesia a la que asistía y su destino sería Cronulla, una playa muy frecuentada por jóvenes extranjeros.
“Ella nos dijo que iba a salir con los chicos de la Iglesia, que iban a ir a una playa, que no iba a tener señal, entonces que no nos preocupáramos si ella no nos hablaba, pero que tranquilos que cuando ella llegara nos avisaba”, describió Ángela al medio bogotano.
Pero el mensaje de aviso nunca llegó, por lo que a sus familiares le generó mucha preocupación, pues Katherine siempre avisaba dónde estaba y qué hacía. Horas después, el pastor de la iglesia cristiana a la que la joven asistía se comunicó con sus padres a través de Facebook y luego por Whatsapp, para confirmarles la triste noticia.
Los amigos de Katherine le contaron a la familia que todos estaban caminando por una plataforma de piedras cerca al mar que, según ellos, es un lugar seguro en el que el mar no suele invadir el espacio de las rocas.
Sin embargo, cuando la colombiana y sus amigos se tomaban fotos en el lugar, se dio un fenómeno conocido como rogue wave u ola monstruo, que son olas gigantes que nacen espontáneamente y que chocaron contra Katherine y sus amigos.
“De un momento a otro llegó una ola muy alta, de la nada, y la ola la jaló a ella y a otro chico, pero lo que pasó con ella es que del golpe, o sea, de la fuerza de la ola, ella se golpeó la cabeza con una roca. Entonces ella quedó como inconsciente y no pudo nadar”, relató su familia.
La joven quedó inconsciente y, aunque sus amigos lograron sacarla del mar con ayuda de unos pescadores y le brindaron los primeros auxilios, cuando llegaron los bomberos a atender la emergencia Katherine ya había muerto.
“Esa fue nuestra noticia del domingo a las seis de la mañana, o sea, finalizando el domingo en Sidney”, agregó Ángela a El Tiempo.
Además del dolor que ya los embargaba por la muerte de Katherine, la familia Sandoval Guzmán iniciaba a lidiar con otro drama, el de poder repatriar pronto el cuerpo de la joven para poder darle sepultura.
Tras varios procesos que se dilataron más de la cuenta con el Consulado por trámites, el cambio de horario y la falta de recursos, los amigos y conocidos de la colombiana en ese país se dieron a la tarea de adelantar todos los procesos y de recolectar dinero para ayudar a la familia en el país.
“Entre todos los compañeros, amigos, conocidos y un montón de gente compartió la información y en menos de 9 horas se completó el dinero que se requería. Todos se pusieron la 10”, contó Ángela.
La hermana mayor también contó que el pasado sábado, antes de iniciar el proceso repatriación, le hicieron un servicio de despedida a Katherine, que estuvo rodeada de mucho afecto en su despedida.
“Fue muy bonito ver que la gente decía como: a Kate le pasaban muchas cosas, que a uno lo hubieran quebrado, pero ella en medio de su dolor (había perdido a su hermano menor meses antes en un accidente de tránsito) siempre tenía una sonrisa y siempre le daba agracias a Dios por lo que estaba viviendo y ella siempre tenía una palabra de apoyo para los otros”, expresó.
Ahora, su familia espera en Colombia poder despedirla con el mismo amor que Katherine le profesó a todos los que la rodearon en vida.