Israel dejó claro este jueves que continuará combatiendo a Hezbolá en Líbano “hasta la victoria”, desoyendo un llamamiento conjunto de Estados Unidos, la Unión Europea y varios países árabes para un alto el fuego de 21 días.
Los bombardeos israelíes se intensificaron por cuarto día consecutivo, mientras la formación islamista, apoyada por Irán, respondió con ataques contra complejos militares israelíes. El Ministerio de Salud libanés informó que los ataques mataron a 92 personas el jueves, además de herir a 153.
La ofensiva de Israel también se cobró la vida de Mohamed Srur, jefe de la unidad de drones de Hezbolá, en un bombardeo de precisión en Beirut, confirmado por la milicia proiraní. Durante el mismo día, el ejército israelí reportó que atacó 75 objetivos de Hezbolá en el sur y este de Líbano.
La situación empeoró cuando Hezbolá disparó un centenar de cohetes contra las ciudades israelíes de Safed y Haifa, mientras Israel interceptaba un misil lanzado desde Yemen, en una acción atribuida a los hutíes, otro grupo aliado de Irán.
A pesar de los esfuerzos internacionales por detener la escalada, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que su país no frenará su ofensiva, argumentando que es necesario “combatir a Hezbolá con toda la fuerza”.
Dos ministros de extrema derecha en su gobierno, Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, respaldaron esta postura y amenazaron con boicotear cualquier esfuerzo hacia un cese al fuego.
La situación humanitaria en Líbano es alarmante. Desde que estalló el conflicto, más de 700 personas han muerto, la mayoría civiles, y 90.000 personas han sido desplazadas, según la ONU.
La situación se agravó en septiembre de 2024, cuando las detonaciones mortíferas de aparatos de comunicación, atribuidas a Israel, causaron la muerte de miembros de Hezbolá.
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Israel anunció a mediados de septiembre que el “centro de gravedad” de la guerra contra Hamás se estaba desplazando hacia la frontera con Líbano.
Su meta, según afirmó, es asegurar el regreso a sus hogares de decenas de miles de habitantes del norte, desplazados por las hostilidades con Hezbolá.
El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo el jueves que sería “un error” que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazara un alto el fuego en Líbano y que tendría que asumir la “responsabilidad” de una escalada regional.
“La propuesta que se hizo es una propuesta sólida”, dijo Macron en Montreal, Canadá, durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Ante el creciente temor de una guerra total en la región, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, advirtió que tal conflicto sería “devastador para Israel y Líbano”. En ese sentido, sugirió que un alto el fuego en Líbano podría allanar el camino para una tregua en Gaza, donde los enfrentamientos continúan.
Sin embargo, el gobierno israelí parece decidido a mantener su ofensiva, respaldado por un nuevo paquete de ayuda militar de Estados Unidos, valorado en 8.700 millones de dólares.
Con este apoyo, el jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Herzi Halevi, ya ha instado a sus tropas a prepararse para una posible ofensiva terrestre en Líbano.
