Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Jorge Mario Bergoglio desarrolló desde su infancia una profunda pasión por el fútbol, especialmente por los colores de San Lorenzo.
Siguiendo la tradición familiar, compartió con su padre el fervor por “Los Cuervos” y a lo largo de los años, además de enseñar la palabra de Dios, profesó este deporte como símbolo de paz y unión.
Desde los nueve años, asistió al estadio Pedro Bidegain, donde se impregnó del ambiente y la pasión de la hinchada argentina. En 2008, su amor por el club se formalizó al convertirse en socio o abonado, como se dice en Colombia.
El tiempo pasó, pero el amor de Jorge Mario por su equipo nunca se acabó. Después, 13 de marzo de 2013, el cónclave posterior a la renuncia de Benedicto XVI culminó con la elección de este fervoroso hincha como el nuevo papa.
La coincidencia que estrechó la relación del papa Francisco con el club San Lorenzo
Diez meses después de convertirse en el sumo pontífice de la Iglesia católica, San Lorenzo de Almagro conquistó su primera Copa Libertadores en 2014. Un hecho que alimentó la creencia popular de que el papa era una “suerte de amuleto” para su equipo.
Ahora, tras su muerte, en redes sociales publicaron la foto del carnet de abonado de Francisco, el cual tiene los datos de nombre, categoría, fecha de ingreso y número de socio. En este último aparece el código “88235N-0”.
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Estos números coinciden perfectamente con la edad y hora de la muerte del papa Francisco durante este lunes. A los 88 años, Bergoglio murió a las 2:35 a.m. de la madrugada (hora en Argentina), confirmó el Vaticano.
La entrañable relación entre el papa Francisco y San Lorenzo trascendió lo deportivo, convirtiéndose en un símbolo de su identidad y amor por el club argentino.
Asimismo, el equipo de Almagro le rindió un emotivo homenaje en sus redes sociales: “Nunca fue uno más, siempre uno de los nuestros. Cuervo de niño y como sacerdote y cardenal... Estaremos juntos por la eternidad”, escribieron.
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El vínculo entre el papa Francisco y San Lorenzo de Almagro perdurará en la memoria colectiva. La coincidencia entre su edad, su hora de muerte y número de socio se suma a la leyenda de un hombre que llevó su pasión por el club hasta el último instante.
