El boxeo olímpico centró su atención en la historia de la boxeadora argelina Imane Khelif de 25 años, quien ha tenido que atravesar momentos difíciles en su carrera como deportista profesional luego de que la prensa mundial la comenzara a catalogar como una persona transgénero, a pesar de no ser así.
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La atleta olímpica fue habilitada para participar por la Unidad de Boxeo del Comité Olímpico Internacional (COI), entidad que regula esta disciplina en los Juegos Olímpicos París 2024; esto generó todo tipo de reacciones, ya que la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) la había descalificado en 2023 en medio del campeonato mundial en Nueva Delhi debido a, presuntamente, no pasar las pruebas de elegibilidad de género al detectarle “elevados niveles de “testosterona” en un test hormonal al que se sometió aquella vez.
El presidente de IBA, Umar Kremlev, aseguró que “las pruebas de ADN demostraron que Imane Khelif tenía cromosomas XY”. Sin embargo, el COI se mantuvo firme en su decisión de su participación en los Olímpicos.
En su momento, la AFP contactó a la Federación Internacional de Boxeo (FIB), quien les confirmó que la decisión se tomó por no respetar “los criterios de elegibilidad”. Sin embargo, “el secreto médico impide comunicar las razones precisas de la decisión”.
Esa vez, también desclasificaron a la atleta olímpica Lin Yu-Ting, a quien le quitaron su medalla de bronce después de someterse a pruebas “bioquímicas” exigidas por la IBA. La deportista también ha sido cuestionada durante los Juegos Olímpicos 2024.
Un portavoz del Comité Olímpico Internacional (COI), Mark Adams, explicó que la controversia viene de “rumores” ya conocidos. “Debe quedar esto absolutamente claro para todos, no es una cuestión transgénero. Sé que lo saben, pero creo que ha habido algunos reportes erróneos sobre esto. Y creo que es muy, muy importante decir que esto no es una cuestión transgénero”, remarcó Adams.
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La polémica continuó con el debut de la boxeadora en los Olímpicos, quien se enfrentó en una inusual pelea, por 46 segundos, a la boxeadora italiana Ángela Carini, un tiempo extremadamente corto en el que ninguna de las dos pudo demostrar su talento. La decisión de terminar la pelea fue de la boxeadora italiana Ángela Carini, tras recibir un golpe contundente en el rostro, con el que sintió tanto dolor que prefirió levantar el brazo en señal de rendición.
“Me duele muchísimo la nariz, no quiero seguir”, declaró la pugilista italiana, justificando su decisión de no continuar el combate. La decisión de esta boxeadora exacerbó la polémica de las probables ventajas de Imane Khelif por encima de las otras mujeres, al contar con una alta producción de hormonas masculinas.
“Tengo el corazón roto porque soy una luchadora”, dijo Carini. “Mi padre me enseñó a ser una guerrera. Siempre he subido al ring con honor y siempre he (servido) a mi país con lealtad. Y esta vez no pude hacerlo porque no podía seguir luchando, y por eso terminé el combate”, agregó la boxeadora.
Desde una edad temprana, Khelif ha tenido que lidiar con los prejuicios y la discriminación debido a su apariencia física. La boxeadora ha declarado que siempre ha presentado altos niveles de testosterona, una condición médica conocida como hiperandrogenismo, que le otorga una apariencia más masculina. “Frecuentemente me hacían bullying por mi apariencia, pero me resistí y seguí luchando a pesar de todo”, expresó a un medio argelino.
La Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia describe esta condición médica como una “producción androgénica excesiva que se presenta en mujeres adolescentes y adultas que produce exceso de vello en las mujeres, acné, alopecia androgénica e irregularidades menstruales, dando lugar a un síndrome de ovario poliquístico”.
En la adolescencia esta condición hace que haya un exceso de hormonas masculinas, como la testosterona en los ovarios y a veces se debe por un trastorno específico como la hiperplasia suprarrenal congénita, tumores, síndrome de Cushing, hipersecreción de hormona de crecimiento, fármacos, entre otros.
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El tratamiento depende de cada paciente. Sin embargo, los tratamientos habituales van dirigidos a disminuir o bloquear la acción de esos andrógenos que están en exceso y para esto se pueden emplear métodos como: tratamiento hormonal sustitutivo, terapia anticonceptiva, progestágenos y otros fármacos que bloquean de forma potente la acción de los andrógenos.
Discriminación en los Olímpicos
Lo que ocurrió causó diversas reacciones en redes sociales que se pueden catalogar como mensajes transfóbicos, homofóbicos y misóginos hacia Khelif. En su red social abundan los mensajes despectivos.
“Buena suerte consiguiendo una medalla de oro en Violencia Doméstica, ¡¡vergonzoso!!” o “¡¡Pelea contra un hombre de verdad y recibe una paliza como deberías!!”, son algunos de los comentarios que le han dejado en sus últimas publicaciones.
Los rumores de que Khelif era una mujer trans iniciaron en diciembre de 2022 en Guadalajara, Jalisco, cuando se enfrentó a la mexicana Brianda Cruz. La victoria fue para Khelif y el video se difundió en redes sociales donde comenzaron a cuestionar sus características físicas creando una supuesta “ventaja biológica” de la argelina sobre la mexicana.
De hecho el video original de la pelea publicado el 9 de diciembre del 2022 en YouTube se está difundiendo para desinformar a la audiencia, asegurando que es otra presentación de la boxeadora en los Juegos Olímpicos de País.
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Se sabe con certeza que Khelif no es una mujer transgénero. Las personas trans son aquellas que no se identifican con su sexo biológico. En este caso, la boxeadora nació con sexo biológico femenino, pero con una condición médica que le aumenta la producción de hormonas masculinas. A pesar de lo las confusiones que se pueden dar, ella es una mujer cisgénero que, según la COI, puede competir en las olimpiadas como las demás atletas.
La vida de Khelif, además, en un país con restrictivas leyes hacia el colectivo LGTBIQ+ hace que una transición de género sea extremadamente difícil, si no imposible, sin poner en riesgo su carrera deportiva y su seguridad personal.
Tras abandonar el ring de batalla, la boxeadora Carini expresó que no está capacitada para decidir si se debe permitir competir a Khelif y que no tenía ningún problema en pelear con ella. “No estoy aquí para juzgar ni emitir juicios”, dijo Carini. “Si un atleta es así, y en ese sentido no está bien o está bien, no me corresponde a mí decidirlo. Yo solo hice mi trabajo como boxeadora. Subí al ring y luché. Lo hice con la cabeza alta y con el corazón roto por no haber terminado el último tramo”.
Steve Bunce, analista de boxeo de la BBC, expresó para este medio que esta situación trae cuestionamientos al boxeo en general. “Creo que ha perjudicado al boxeo olímpico en un momento crucial en el que todavía se está debatiendo su futuro. Es un desastre absoluto. Lo interesante es que, en la previa de este combate, algunas de sus antiguas rivales, buenas boxeadoras, campeonas del mundo y de Europa, han dicho que [Khelif] no es una tramposa”.
“Lo siento mucho por Carini, pero también hay que sentirlo un poco por Khelif, está atrapada en medio de algo absolutamente devastador que aún no ha terminado”, agregó Bunce.
Por su parte, Khelif, quien volverá a pelear el sábado, no habló con los medios de comunicación después de su triunfo.
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