Los esfuerzos por encontrar el sumergible Titán, de la empresa OceanGate Expeditions —perdido en aguas del Atlántico Norte mientras intentaba visitar los restos del mítico transatlántico Titanic— llegó a su fin con trágicas noticias.
El contraalmirante del servicio de Guardacostas, John Mauger, fue el encargado de informar que los cinco pasajeros a bordo del sumergible, extraviado el pasado domingo, perdieron la vida después de que los restos encontrados por los equipos de rescate mostraran una “implosión catastrófica” de la nave.
“Los restos son consistentes con una catastrófica pérdida de la presión de la cámara”, dijo quien coordinaba la compleja operación de búsqueda en la que participaron barcos, aviones y robots.
La explicación es que a medida en que se va bajando en el océano la presión aumenta y “llega un momento tan fuerte de presión que es como si este sumergible tuviera 20 elefantes encima y ahí implosionó”, le explicó a EL COLOMBIANO Esteban Duque Mesa, biólogo, buzo y apneista.
“En una implosión causada por cualquier motivo, el sumergible se derrumbaría sobre sí mismo en milisegundos, aplastado por la inmensa presión del agua. La muerte sería prácticamente instantánea para los ocupantes”, detalla la agencia AFP, que consultó con Roderick Smith, profesor de ingeniería del Imperial College de Londres. Smith puntualizó que el accidente probablemente se debió a un “fallo del casco de presión”, pero será necesario recuperar los restos para llevar a cabo una investigación completa.
Aun así, con el material encontrado puede resultar difícil precisar la causa. “La violencia de la implosión significa que puede ser muy difícil determinar la secuencia de los acontecimientos”, concluyó el profesor Smith.
Las labores de rescate
Desde que se perdió comunicación con esta nave comenzó la búsqueda desesperada por encontrarla y hallar así, con vida, a sus cinco ocupantes. Cuatro días duraron buscando y la esperanza disminuyó cuando se entró ayer en una fase crítica: pasaron las 96 horas de oxígeno de emergencia con las que disponía el sumergible Titán, pero a pesar de ello los rescatistas mantuvieron la expectativa.
“Seguimos viendo en casos particularmente complejos que la voluntad de vivir de las personas también debe tomarse en cuenta”, dijo Mauger al programa Today de NBC, antes del hallazgo.
A estas labores llegaron varias embarcaciones: una decena de naves de varios países, entre ellos Canadá, Estados Unidos, Francia, así como de empresas privadas, y vehículos de control remoto (ROV, por sus siglas en inglés) formaron parte del dispositivo internacional de búsqueda.
Otro robot de la empresa de cartografía en aguas profundas Magellan esperaba llegar desde Gran Bretaña en la tarde de ayer para sumarse al peinado de los fondos marinos.
Justo el miércoles, aviones P-3 canadienses que trabajan en la búsqueda detectaron ruidos bajo el agua en la zona donde desapareció el sumergible de OceanGate Expeditions, lo que reavivó las esperanzas y orientó a los organismos de socorro.
Esa era una de las razones por la que los rescatistas se mantenían confiados, hasta ayer en la mañana, de que podrían hallar a los pasajeros con vida, pese a que se habían agotado las 96 horas de oxígeno de emergencia, pero ayer en la tarde un ROV encontró “un campo de restos” esparcidos a menos de medio kilómetro de la proa Titanic, entre ellos la cola del sumergible.
A ellos se suman otras cuatro grandes piezas que confirman la “implosión catastrófica” del aparato, de 6,5 metros de eslora, pese a que ninguna de las boyas sonares había detectado nada especial, según los guardacostas estadounidenses.
Una misión riesgosa
Para ejemplificar la profundidad a la que pretendía bajar este sumergible, el biólogo Esteban Duque detalla que los restos del Titanic, cerca a las costas de Canadá, están a 3.800 metros de profundidad. “Lo que iba a hacer el sumergible es extremo. Los mamíferos marinos que más profundo se sumergen pueden bajar a 2.000 metros de profundidad, que son los cachalotes y zifios. A 3.800 metros hay otro tipo de animales como cangrejos, peces, tiburones de profundidad, calamares, pero la vida en el fondo del océano funciona diferente”.
Otro ejemplo que entrega Duque para ilustrarlo es que el récord de apnea de hombres con monoaleta, con peso constante, no supera los 131 metros, lo tiene Alexey Molchanov, un campeón ruso que lo consiguió en 2021.
Tom Zaller, director ejecutivo de la compañía que organiza la exposición del Titanic, contó a la AFP su experiencia hace 23 años en una inmersión similar a la del domingo para visitar los restos del naufragio más famoso de la historia. “A medida que bajas más y más, se vuelve más oscuro”, y más “frío”. Tras ver el video que grabó de sí mismo en las profundidades marinas, vio que “estaba completamente aterrorizado”.
Duque considera que además de la presión, las condiciones en esa parte del mar son de oscuridad, “no llega nada de sol” y eso dificultaba la búsqueda.
Una voz crítica de esta “aventura” fue el cineasta James Cameron, director de la película Titanic, como reseña la agencia AFP, un experimentado explorador de las profundidades del mar. Cameron precisó que fueron ignoradas muchas advertencias sobre la seguridad del sumergible turístico.
Dijo además que la pequeña embarcación había causado amplia preocupación en la comunidad de exploración oceánica, y señaló las similitudes entre la tragedia y el hundimiento en 1912 del enorme barco que dejó unos 1.500 fallecidos.
“Estoy impresionado por la similitud entre el desastre del Titanic, cuyo capitán fue advertido varias veces sobre el hielo frente al barco, y aun así aceleró a toda máquina hacia un campo de hielo en una noche sin luna, y en consecuencia mucha gente murió”, dijo Cameron en entrevista con la estadounidense ABC News.
“Y que una tragedia muy similar, en la que no se hizo caso de las advertencias, tenga lugar exactamente en el mismo lugar, con todo el buceo que se está realizando en todo el mundo, creo que es simplemente asombroso”.
Cuestionamientos de seguridad
En los últimos días, salió a la luz un informe sobre las posibles deficiencias de seguridad de la nave.
Según documentos legales obtenidos por The New Republic, en un caso fechado en 2018, el empleado de OceanGate David Lochridge, piloto de un sumergible, hizo varias alertas sobre la seguridad del submarino. Según un comunicado de prensa, Lochridge era director de operaciones marítimas en ese momento, “responsable de la seguridad de toda la tripulación y los clientes”.
Lochridge fue despedido por haber cuestionado la seguridad del Titán, y había afirmado que un ojo de buey de la parte delantera del aparato fue concebido para resistir la presión a 1.300 metros de profundidad y no a 3.800 metros.
“Las preocupaciones que expresó Lochridge salieron a la luz como parte de un caso de incumplimiento de contrato relacionado con la negativa de Lochridge a dar luz verde a las pruebas tripuladas de los primeros modelos del sumergible por motivos de seguridad”, se lee en el artículo.
James Cameron, quien en 2012 se convirtió en la primera persona en bajar al punto más profundo del océano, en un submarino diseñado por él, subrayó que el riesgo de implosión por la presión estaba siempre “primero y principalmente” en la mente de los ingenieros.
“Es la pesadilla con la que todos hemos vivido” en este campo de exploración, dijo, y destacó las marcas de seguridad de la industria durante las últimas décadas.
¿Excentricidades de ricos?
A bordo de este sumergible viajaban el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman —ambos también con nacionalidad británica—; el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet quien además es el director de investigación submarina en una empresa con los derechos exclusivos para rescatar artefactos del Titanic (llevaba 35 inmersiones hacia el trasatlántico); y Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions, la compañía que operaba el aparato, y que cobraba 250.000 dólares por turista (unos 1.100 millones de pesos colombianos aproximadamente al cambio a la fecha), un plan que solo podían costear millonarios.
Esta fue una de las razones por la que se generó un debate en redes sociales: “Millonarios excéntricos”, se leía en varios mensajes. Incluso se llegó a comparar este tipo de actividades con otras que pagan quienes pueden sacar altas sumas de dinero para ir al espacio o subir al Everest.
Uno de los ocupantes del sumergible, el empresario británico Hamish Harding, contaba con varios récords Guinness. Harding fue al espacio hace un año, a bordo del cohete de Blue Origin New Shepard en un vuelo de 10 minutos, en la quinta misión tripulada lanzada con éxito por la empresa de Jeff Bezos (otro millonario que también ya viajó al espacio) y en julio de 2019, formó parte de un equipo que realizó la vuelta al mundo en avión más rápida hasta entonces, pasando por los dos polos, en 46 horas, 40 minutos y 22 segundos.
La BBC quiso darle otra mirada a este debate y resaltó en un artículo el trabajo de Stockton Rush, el piloto convertido en empresario que fundó la empresa que desarrolló Titán y quien era también uno de los ocupantes.
La empresa del hombre descrito por la revista Smithsonian como “inventor temerario”, comenzó a llevar clientes a ver los restos del Titanic a bordo de su sumergible, especialmente construido para ello en 2021. Rush dijo que la visita al naufragio formaba parte de una estrategia de marketing mientras intentaba desarrollar innovaciones para naves sumergibles.
Y si para muchos estos eran millonarios pagando por ver restos oxidados y dirigirse hacia una muerte inminente, para otros el Titanic era solo una excusa para bajar a profundidades del océano a las que muy pocos tienen acceso.
Según cifras de 2022 de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) hasta ahora solo se ha cartografiado un 20% del fondo marino.
Eso se ha dado, según explica el buzo y biólogo Duque, por las condiciones en las profundidades que son muy extremas: “El fondo del océano es extremo por los niveles de presión cuando se desciende, además no hay luz (poca visibilidad) y es muy frío (temperaturas extremas)”.
“Estos hombres eran verdaderos exploradores que compartían un espíritu distintivo de aventura y una profunda pasión por explorar y proteger los océanos del mundo”, se lee en el comunicado de la empresa dueña del sumergible. “Nuestros corazones están con estas cinco almas y cada miembro de sus familias durante este trágico momento. Lamentamos la pérdida de vidas y la alegría que trajeron a todos los que conocían”, precisaron.
Tras conocerse la noticia, los gobiernos de Reino Unido y de Pakistán expresaron sus condolencias por los pasajeros fallecidos, ya que dos ellos tenían la nacionalidad británica y pakistaní, y un tercero, británica. Los otros ocupantes eran de Francia y Estados Unidos.
Las investigaciones seguirán, según concluyó John Mauger el contraalmirante del Servicio de Guardacostas, que entregó la noticia: “Existen muchos interrogantes sobre cómo, por qué y cuándo ocurrió el accidente del sumergible y por eso las investigaciones van a seguir”.