El presidente y hoy candidato perdedor en los comicios estadounidenses, Donald Trump, ya lo había anunciado: la que viene no será una transición fácil hasta que el 20 de enero el vencedor, Joe Biden, se posesione como presidente. En septiembre, cuando en una reunión con fiscales de varios Estados le preguntaron a Trump si se comprometía con una entrega tranquila del poder, evadió una respuesta clara. “Tendremos que ver qué pasa”, dijo. Ahora, con acciones legales interpuestas por su campaña contra los resultados electorales en al menos cinco Estados, ese vaticinio parece cumplirse.
Despidos en el gabinete, barreras de acceso a información crucial para el equipo del mandatario electo y muchos intentos jurídicos para revertir los resultados, con pocas probabilidades de éxito, son los ingredientes que avisoran analistas para los próximos dos meses en EE.UU.
El país está alerta. El jueves, cuando Biden tomó la delantera en Pensilvania, Estado que terminó definiendo su victoria, el Servicio Secreto aumentó el número de agentes asignados a su protección. Según informó The Washington Post, la decisión se tomó de manera preventiva y no porque exista una amenaza inminente contra el presidente electo. En ello coinciden expertos consultados por EL COLOMBIANO, quienes explicaron que es posible que surjan protestas y brotes de violencia espontánea, pero que en un país como Estados Unidos, en el que los servicios de inteligencia funcionan bien, no se espera un levantamiento que ponga en riesgo la integridad del presidente electo.
Jairo Mejía, analista político en Washington para EFE Noticias, recordó el discurso que un Trump de semblante derrotado ofreció en televisión en la noche del jueves, en el que acusó a los demócratas de usar el voto por correo como estrategia en una elección en la que nunca creyeron poder ganar. “Es claro que Trump no aceptará los resultados y se apoyará en el Tribunal Supremo en una serie de litigios que ya empezó a interponer. La duda que resta es qué hará si se queda sin base legal para rebatir el resultado electoral”.
Una estrategia que Caroline Polisi, profesora de Leyes de la Universidad de Columbia, afirma que “carece de mérito y capacidad de desviar el resultado significativamente”.
Al respecto, el investigador de Sistemas Internacionales de la U. Externado, David Castrillón, explica que “normalmente desde antes de la elección, pero sobre todo cuando ya un candidato concede y admite que el otro candidato ganó, empieza el trabajo muy importante de la transición. En este, los equipos del candidato y del presidente comparten información, sobre todo información clasificada, inteligencia que puede ser útil para el presidente y su equipo desde el primer día. En este caso precisamente por esas luchas legales y por la misma personalidad de Trump este proceso de transición va a ser más lento y tal vez menos integrado”.
Castrillón advierte que “la fecha en la que hay que tener los ojos puestos es el 14 de diciembre, cuando finalmente votan los delegados al Colegio Electoral. Entonces yo pensaría que el proceso de transición no se dará hasta que finalmente eso ocurra y con ese voto ya la carrera esté terminada. Eso significa que ese empalme, si es que se da, será mucho más corto, de cerca de un mes y eso hará que un nuevo presidente Biden no entre con todas las herramientas y el conocimiento a su disposición”.
Además, se anticipan grietas en el gabinete y en el partido Republicano, que ya empezaron a ser visibles ante el llamado de Trump a declarar fraudulenta la elección. El gobernador de Maryland y copartidario de Trump, Larry Hogan, declaró que “no ha defensa para los comentarios” del magnate pues “socavan el proceso”.
En ese orden, Castrillón explica que “con Trump peleando en las cortes unas batallas que no podrá ganar y con sus días contados en la Casa Blanca, habrá retiros masivos de personas que hasta ahora lo venían acompañando. Trump se va a volver una figura algo tóxica, radiactiva y personas que han estado a su lado por razones políticas estos años serán los primeros en salirse del barco hundido de su administración. Eso creará vacíos en un gobierno que continúa capoteando la crisis por el coronavirus”. Un escenario en el que sin importar el vencedor de las elecciones, son los estadounidenses quienes saldrán perdiendo .