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Trump también le cambió el nombre al monte más alto de EE. UU., en Alaska, ¿por qué se llamará así ahora?

El gobierno de Trump anunció cambios en los nombres de dos lugares emblemáticos, generando controversia dentro y fuera de Estados Unidos.

  • Monte Denali en Alaska. Foto: cortesía Denali National Park and Preserve
    Monte Denali en Alaska. Foto: cortesía Denali National Park and Preserve
25 de enero de 2025
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El nuevo Ejecutivo de Estados Unidos confirmó el viernes el cambio de nombre oficial del golfo de México y el monte Denali (Alaska), que en adelante pasarán a llamarse golfo de América y monte McKinley, respectivamente, según un comunicado del Departamento del Interior.

“De conformidad con la reciente orden ejecutiva del presidente Donald J. Trump, el Departamento del Interior se enorgullece de anunciar la implementación de restauraciones de nombres que honran el legado de la grandeza estadounidense, esfuerzos que ya están en marcha”, comienza la nota, que explica que “estos cambios reafirman el compromiso de la nación de preservar el extraordinario patrimonio de EE. UU. y garantizar que las futuras generaciones de estadounidenses celebren el legado de sus héroes y sus bienes históricos”.

En contexto: Trump quiere cambiarle el nombre al Golfo de México por “Golfo de América” y vuelve a arremeter contra los migrantes

Este cambio se hará efectivo definitivamente cuando la Junta de Nombres Geográficos del país actualice la nomenclatura federal oficial en el Sistema de Información de Nombres Geográficos, “con vigencia inmediata para uso federal” a partir de ese mismo momento, según Interior.

Respecto al golfo de América, Washington ha destacado sus “contribuciones duraderas” a “la vitalidad económica de Estados Unidos”, subrayando que la decisión de Trump de cambiar formalmente su nombre no ha hecho sino “reafirmar su importancia central para la nación”.

Por su parte, el monte McKinley, el pico más alto de Norteamérica, se ha constituido con este cambio de identidad en “un monumento a la fuerza y determinación del presidente William McKinley” --el 25º presidente de Estados Unidos--, quien “condujo heroicamente a la nación a la victoria en la guerra hispanoamericana, promoviendo una era de rápido crecimiento económico y ganancias territoriales para la nación”.

El equipo de Trump ha presentado este particular homenaje a McKinley como un “reconocimiento significativo” a su “perdurable legado”, después de que “la administración del presidente (Barak) Obama eliminara el nombre McKinley de la nomenclatura federal” en 2015, de acuerdo con el mismo escrito.

“El Departamento del Interior mantiene su compromiso de respetar todos los aspectos de la orden ejecutiva del presidente Trump, garantizando que los nombres que utilizamos reflejen los valores, sacrificios y logros que definen nuestra nación”, ha concluido el Departamento del Interior.

Este anuncio llega después de que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, rechazara a principios de enero --antes de la toma del poder de la nueva Administración Trump-- la propuesta del presidente estadounidense de rebautizar el golfo de México para llamarlo golfo de América y sugiriera en tono irónico que Estados Unidos debería llamarse entonces “América Mexicana”, apelando a un texto de principios del siglo XIX.

Entérese: Trump amenaza con acción militar para controlar Canal de Panamá o Groenlandia

“Probablemente será ignorada por los profesionales del ámbito marítimo”

Por muchos años, las disputas sobre denominaciones en el mapa han encendido pasiones nacionalistas en diferentes partes del globo, algo que los líderes políticos estadounidenses han observado con cautela, marcando distancia o animando discretamente a la paz.

Pero súbitamente, Estados Unidos pasó de árbitro reticente a guerrero de las nomenclaturas, con la declaración del presidente Donald Trump a favor de que el Golfo de México se llame ahora “Golfo de América”.

En una orden ejecutiva poco después de su investidura el lunes, Trump dijo que ese cuerpo de agua es “parte indeleble” de Estados Unidos, clave para la producción de petróleo y la pesca, así como “un destino favorito del turismo estadounidense y actividades de recreación”.

El término “Golfo de América” empezó a ser utilizado por la Guardia Costera en un comunicado sobre la aplicación de las nuevas medidas de Trump contra los migrantes, y también por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, al hablar de una tormenta invernal.

El ecologista del océano profundo Andrew Thaler consideró como “muy tonta” esa declaración de Trump y estimó que probablemente será ignorada por los profesionales del ámbito marítimo.

Un presidente tiene autoridad para cambiar los nombres de lugares dentro del territorio de Estados Unidos, como lo hizo Trump.

“Pero el Golfo de México es un cuerpo de aguas que limita con varios países e incluye zonas en altamar” explicó Thaler, fundador de la consultora medioambiental Blackbeard Biologic Science and Environmental Advisors.

“Realmente no existe ningún precedente de que un presidente de Estados Unidos renombre sitios oceanográficos y geológicos internacionales. Cualquier intento de renombrar la totalidad del Golfo de México sería simbólico”, indicó.

Además: ¿Quiénes son los deportados de EE. UU.? El perfil de los migrantes que busca la administración Trump

México contraataca

En respuesta, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum sugirió hace varias semanas en respuesta llamar a Estados Unidos “América mexicana”, mostrando un mapamundi anterior a 1848 en el que la región América del Norte aparece con ese nombre.

“Para nosotros aún es el Golfo de México y para el mundo entero”, insistió Sheinbaum el martes.

La Organización Hidrográfica Internacional creada hace un siglo, trabaja para estudiar los mares y océanos del mundo y es lo más cercano a una autoridad en cuanto a la armonización de nombres en aguas internacionales.

Naciones Unidas también cuenta con un grupo de expertos en denominaciones geográficas, que tendrá su próxima reunión el 28 de abril.

Martin H. Levinson, presidente emérito del Instituto de Semántica General, estimó que es incierto cuánto capital político invertirá Trump en el intento de que otros países reconozcan un nombre diferente para el Golfo de México.

“¿De verdad quiere presionar por algo tan insignificante como esto?”, se preguntó Levinson.

“Creo que el beneficio político está en la audiencia interna para la que actúa, al decir somos patrióticos, esta es nuestra nación, no dejaremos que el nombre sea absorbido por otro país”, dijo.

El experto duda de que otros países cambien el nombre; sin embargo, dijo que Google Earth -una referencia más inmediata para las personas del común- podría incluir un nombre alternativo, como lo ha hecho en otras disputas.

Entérese: Donald Trump prohíbe que la Fed desarrolle una moneda digital

“Geopolítica del espectáculo”

Entre las disputas más enconadas figura la de Corea del Sur, que durante mucho tiempo ha rechazado llamar a las aguas al este de su territorio como Mar de Japón y le dice Mar del Este.

Washington, aliado de ambos países, ha mantenido el nombre Mar de Japón, pero los coreano-estadounidenses han presionado para que en los textos escolares se le llame Mar del Este.

En Oriente Medio, Trump en su último mandato enfureció a los iraníes al utilizar el término Golfo Arábigo para el históricamente conocido como Golfo Pérsico.

Gerry Kearns, profesor de geografía en la Universidad de Maynooth en Irlanda, opinó que la medida de Trump es parte de la “geopolítica del espectáculo”, pero también muestra su inclinación ideológica.

Trump, que también ha amenazado con tomar el control del Canal de Panamá y de Groenlandia, busca proyectar un nuevo tipo de doctrina Monroe, opina Kearns.

“Las denominaciones funcionan porque son compartidas, sabemos que estamos hablando de la misma cosa”, escribió en un ensayo.

“Al reclamar el derecho de forzar a otros a usar la denominación de su elección, Trump afirma una suerte de soberanía sobre una porción de aguas internacionales”, dijo el experto.

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