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¿Cree que el mundo es libre? Estudio lo niega

La organización Fredoom House asegura que solo el 37 % de población vive en países libres.

  • Encuentro entre líderes de China y Venezuela. FOTO: REUTERS
    Encuentro entre líderes de China y Venezuela. FOTO: REUTERS
02 de noviembre de 2018
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En los últimos años el mundo se hizo menos libre. Prueba de ello es que según la organización Freedom House, una institución independiente que desde 1941 mide la libertad en el mundo, los países que cumplen las características para considerarse como tal disminuyeron, mientras que aspectos no democráticos van en aumento. Esta ONG, encargada de medir los derechos políticos y las libertades civiles en el ámbito mundial, realiza una medición anual de las naciones consideradas como “libres”, “parcialmente libres” y “no libres”. De acuerdo con su último informe, mientras para 2017 la clasificación de 35 países mejoró, en otros 71 empeoró.

Más allá de las cifras, es una realidad: “La democracia está cruzando una crisis severa porque la inseguridad que ha azotado al mundo lleva a que no se respeten las reglas acordadas, a que se recorten libertades y la participación de actores sociales emergentes”, explica Rubén Sánchez, profesor de la Facultad de ciencia política, gobierno y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario.

Democracia y libertades van de la mano debido a que son construcciones de la modernidad occidental y, por esto, tienen mayor protagonismo dentro de un sistema participativo, el modelo que se ha impuesto en occidente y en el hemisferio.

Votar por los representantes o poder ser elegido, participar de las decisiones del gobierno o pensar que aquello que escoja la mayoría es la respuesta parece una fórmula infalible. Bajo este sistema también funciona casi todo el hemisferio, que ha replicado este modelo bajo la influencia de Estados Unidos. Sin embargo, la realidad es que es tan solo un sistema entre los tantos que convergen en el ámbito internacional.

Tal como lo reseña Freedom House, tan solo el 45 % de los países -no es lo mismo que cantidad de población- son totalmente libres (ver glosario). En esa clasificación están naciones como Finlandia, Noruega o Suecia, que para esta organización son las más libres del mundo. Luego, el 30 % de los países son parcialmente libres, mientras que el 25 % no lo son. Entre estos hay casos extremos como Siria o Libia, que están inmersos en una guerra civil. O Venezuela que, junto a Cuba, son considerados los menos libres de América.

Para calificar una nación, esta organización evalúa cómo funciona el proceso electoral, el pluralismo político, las funciones del gobierno, las libertades civiles e individuales, la existencia de asociaciones civiles y la independencia del sistema judicial. Otro aspecto determinante es la libertad de los medios.

EE. UU. y su retroceso

Michael J. Abramowitz, presidente de Freedom House, escribió para The Washington Post en enero de este año que las sociedades libres están enfrentando un desafío global serio desde finales de la Guerra Fría, pero que esta situación se ha hecho más grave desde que Estados Unidos “está renunciando a su papel de liderazgo tradicional, exacerbando la crisis”. Abramowitz ve un “débil compromiso” de la administración de Donald Trump con los valores democráticos.

La situación de Estados Unidos ha empeorado con los constantes ataques de Trump a la prensa, quien en agosto de este año aseguró que medios como The New York Times, NBC o CNN publican “noticias falsas” y son “el enemigo del pueblo norteamericano”.

Aunque los medios no han guardado silencio respecto a estos ataques e, incluso, el pasado 16 de agosto cerca de 350 periódicos de este país publicaron editoriales en contra del discurso del mandatario, sus ataques siguen.

Pero, si países que históricamente se han considerado como modelos en sus sistemas de gobierno parecen vivir un retroceso en las libertades, ¿es posible pensar en un sistema totalmente libre?

Catalina Jiménez, profesora de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, comenta que “no se puede esperar una democracia completa única y perfecta. No existe, nunca existió y jamás va a existir. Hay un régimen que depende del contexto, de aspectos históricos y todo va configurando un sistema y ciertos elementos y atributos democráticos que se puedan dar o no”.

Incluso, para Jiménez existen metodologías más precisas de medir las libertades como la de Varieties of Democracy, que mide grados y tipos de democracia.

Colombia, ¿más libre?

En la última década la calificación de Colombia mejoró. Aunque siempre ha estado en el ranquin como un país “parcialmente libre”, la puntuación (teniendo en cuenta que mientras más cerca esté de 100 es mejor) pasó de 61 en 2008 a 65 en 2018. EL COLOMBIANO habló con esta organización sobre avances del país en las libertades individuales.

Caitlin Watson, oficial de programas en el equipo de Latinoamérica de Freedom House, explicó que “Colombia sigue siendo parcialmente libre por razones como la violencia contra los derechos humanos, en particular contra los líderes sociales y debido a un gran problema de corrupción no ha mejorado”. Además, en el informe de país de esta ONG se resaltó la eliminación de la figura de la reelección inmediata de los mandatarios.

Entonces, ¿podrá Colombia considerarse como más libre? Watson explica que no es un normal que un país suba muy rápido y, aunque este tenga una legislación o un cambio jurídico, la organización espera a ver cómo cambia la realidad social de cada nación antes de asignarle un puntaje que permita considerarla como más libre o incluso cambiarla de categoría.

Choque de sistemas

Pero ser o no una nación libre es un asunto ajeno a otras variables de desarrollo, como la economía. Esto se explica en que China y Rusia conservan su calificativo de potencias mundiales a pesar de estar ambos clasificados como “no libres”. El primero, según el Banco Mundial, tuvo un PIB de 12,7 billones durante 2017, mientras que Rusia es uno de los quince exportadores más grandes del mundo según el Banco Santander. Al respecto, el profesor Rubén Sánchez comenta que “si se mira la historia, los países que más rápidamente se han desarrollo no lo han hecho en estructuras libres o democráticas”, como es el caso de algunas naciones asiáticas.

Además, históricamente se han realizado intervenciones con el fin de llevar un modelo democrático a las naciones que viven en “dictadura”. “Estados Unidos abandera este tema porque considera que en el ámbito internacional debe ser un reflejo de lo que es a nivel interno, es decir, llevar las democracias a todas partes del mundo y lo que ha logrado es una desestabilización del sistema internacional”, afirma Pedro Piedrahita, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Medellín. Casos como el de Libia o Siria, donde intervino el Ejército norteamericano y se desataron guerras civiles internas, demuestran cómo el paradigma occidental, con sus libertades y sistema político, no es un modelo replicable en todos los contextos.

Esta diversidad de sistemas demuestra cómo en el panorama internacional conviven diferentes ideologías de cómo hacer país. Pero, más allá de un sistema u otro, la realidad es que la percepción de la libertad en el mundo está cambiando, tal como lo demuestran estudios como el de Freedom House.

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