Enrique Peña Nieto dejará la presidencia de México en un momento difícil para el país debido a la criminalidad, el narcotráfico y la corrupción que afectan en el país. Y es que, según Transparencia Internacional, en México el índice de soborno alcanza el 50 %, mientras que Colombia está en el 30 %.
Este aspecto afectó de una forma notable el sexenio de Peña Nieto debido a que gran parte de los escándalos de corrupción que se conocieron involucraron a personas su partido, el PRI. Entre estos destaca el cartel de las quimioterapias, en el estado de Veracruz, ya que se encontró que se estaban suministrando falsos tratamientos para los enfermos de cáncer: a las personas prometían inyectarles quimioterapia cuando en realidad les aplicaban agua. Incluso, su esposa, Angélica Rivera, estuvo envuelta en un caso similar cuando se conoció que estaba construyendo una lujosa casa y se cuestionó el origen de su financiación.
Con una mala imagen, Peña Nieto entregará la presidencia a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el próximo primero de diciembre, quien deberá enfrentar este delito. Por esto, hablamos con la profesora de Filosofía de la Universidad Autónoma del Estado de México, María Luisa Bacarlett, quien se dedicó a indagar sobre los orígenes de la corrupción en México desde una lectura filosófica y culturalista. Bacarlett reconoce que esta problemática puede estudiarse desde otras perspectivas, pero escogió indagar sobre este fenómeno desde el punto de vista de lo que significa ser mexicano.
Peña Nieto deja el poder en un momento de descontento con su gobierno...
“Su sexenio es oscuro en términos de corrupción. El PRI, partido de Peña Nieto, es el emblema de todo esto. Alguien me decía que el PRI no es un partido, sino la cultura. Hay una complicidad muy fuerte y la idea de que combatir la corrupción tendría que empezar, suena muy idílico y a lo mejor utópico, por una renovación moral desde lo más básico. ¿Cómo hacerlo? Eso es una cuestión difícil”.
¿Qué deberá hacer el nuevo gobierno con la corrupción?
“Las encuestas indican que la corrupción es el principal problema que debe atender el gobierno. AMLO tiene un problema bastante urgente que tendrá que ser muy inteligente en resolver. Esto se debe hacer dentro de un orden de legalidad sin que haya excepciones. Hay una dinámica que ha sido muy cara para la cultura mexicana y es que, si la historia te debe algo, si la vida te debe algo, se vale que hagas una excepción para que equilibres las cosas. Creo que ahí está el origen de muchos actos de corrupción”.
Eso podría ser lo que llama “filosofía de lo mexicano”.
“He conocido casos de gente que llega a puestos importantes y toma la actitud de ‘como no he tenido las mismas oportunidades de los demás, tendría cierto derecho de exceptuarme de la ley y hacer ciertas prácticas’. Octavio Paz es muy concreto en eso, diría que el mexicano es alguien que se siente agraviado por la historia, de inicio, por la conquista. Siente que es producto de alguna violación y hay un cierto resentimiento de que la vida algo le debe”.
¿Cómo explicar que se convierta en algo tan frecuente?
“La escritora María Ámparo Casar dice que en México se ha profundizado tanto la corrupción hasta llegar al punto de su democratización. La corrupción era algo que antes se veía, se criticaba en ciertos niveles, en las élites, pero ahora es una cuestión que está en todos los niveles, desde el servidor más mínimo hasta los servidores de más alto rango”.
¿Qué tan factible es que AMLO, en sus seis años de gobierno, logre erradicar la corrupción de una forma que el ciudadano perciba que algo está cambiando?
“Para lograrlo necesita aplicar la ley y reforzar el Estado de Derecho. Una medida fundamental para gobernar mejor y lograr sus objetivos es que su mismo gobierno sea el paradigma de la excepción de la ley. Que se quieran hacer cambios radicales haciendo énfasis en que la ley no se suspende, no se viola, tendría mucho impacto en la gente”.
Cada vez se revelan más casos de corrupción en el continente. ¿Esto es un problema de Latinoamérica, una situación casi que endémica?
“Corrupción hay en todos lados, las democracias europeas y Estados Unidos no están libres de eso. Lo que pasa es que en nuestros países está demasiado democratizado, es un hecho común. Ocurre en todos los niveles. Creo que tiene que ver mucho con la idiosincracia de Latinoamérica, este factor tan idiosincrásico del ‘por qué yo no’. Hay una frase muy común en México y es que cuando se llega a un puesto se dice ‘hasta que me hizo justicia la revolución’. Hay una cuestión idiosincrásica y profunda”.
¿Cuál es la cicatriz que queda en México luego de estos seis años de un “gobierno oscuro”?
“Una gran descomposición social. La gente antes no confiaba en las instituciones, ahora confía mucho menos. A nivel cotidiano, en el trato directo con la gente, hay una sensación de que las cosas van mal y que en general no van a componerse. A pesar de haber ganado AMLO ya empieza la visión escéptica del ‘quién sabe si se pueda resolver, si las cosas cambiarán’. Veo una gran desconfianza en las instituciones. De 2008 a 2015 México desciende 23 puntos en el Índice de percepción de corrupción y otros países de América Latina pueden subir desde 11 a 16 puntos. Es algo muy grave que ha afectado la confianza del ciudadano en las instituciones.
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de cada 10 personas creen que el delito aumentó: Transparencia Internacional