La presión internacional aumentó este lunes para lograr un alto el fuego en la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, al día siguiente de que el movimiento islamista pidiera aplicar el plan de tregua del presidente estadounidense Joe Biden.
Francia, Alemania y Reino Unido afirmaron hoy que “no puede haber más demora” en las negociaciones para un alto el fuego en el territorio palestino, donde el ejército israelí lleva a cabo desde hace diez meses una devastadora ofensiva de represalia por una letal incursión de comandos islamistas en el sur del país.
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“Los combates tienen que cesar inmediatamente”, afirmaron los dirigentes de estos tres países en una declaración conjunta, exhortando asimismo a la liberación de los rehenes capturados por los milicianos en esa incursión, el 7 de octubre.
Los países mediadores, Estados Unidos, Egipto y Catar, pidieron reanudar a partir del 15 de agosto las negociaciones indirectas sobre una tregua asociada a la liberación de los rehenes.
Israel confirmó el lunes que participará en estas negociaciones. El objetivo es “finalizar los detalles de la aplicación del acuerdo marco”, declaró el portavoz del gobierno, David Mencer.
Estas conversaciones tienen como marco el plan que a fines de mayo presentó el presidente Joe Biden, que prevé en una primera fase una tregua de seis semanas y una retirada israelí de las zonas densamente pobladas de Gaza, así como un canje de rehenes por presos palestinos detenidos en Israel.
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Hamás pidió el domingo a los mediadores “presentar una hoja de ruta” para “aplicar” el plan de Biden y “las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”.
Continuar negociando significa “dar cobertura” a los bombardeos israelíes, agregó.
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Tras el ataque del 7 de octubre, Israel prometió destruir a Hamás, que gobierna Gaza desde 2007 y al que considera una organización terrorista.
Ese día, los milicianos islamistas mataron a 1.198 personas, en su mayoría civiles, en el sur de Israel, según un balance basado en datos oficiales israelíes.
También tomaron 251 rehenes, de los cuales 111 siguen secuestrados en Gaza aunque 39 de ellos habrían muerto, según el ejército israelí.
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La ofensiva israelí en Gaza dejó hasta ahora 39.897 muertos, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás.
Los llamamientos a un alto el fuego se sucedieron desde el asesinato el 31 de julio en Teherán del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, atribuido a Israel, y la muerte un día antes del jefe militar de Hezbolá libanés, Fuad Shukr, en un ataque cerca de Beirut reivindicado por Israel.
Irán y sus aliados amenazaron a Israel con una respuesta “severa”, generando temor a que la guerra se extienda al resto de Oriente Medio.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, afirmó el lunes que su país estaba “en un periodo de alerta”.
“Las amenazas de Teherán y Beirut podrían materializarse”, añadió y aseguró que Israel había “reforzado sus defensas” y preparado “acciones ofensivas de represalia”.
El portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, dijo por su parte que Irán podría lanzar “una serie de ataques” importantes contra Israel esta semana.
El jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, urgió el lunes al presidente iraní, Masud Pezeshkian, a “hacer todo lo posible para evitar una escalada militar” en la región.
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El ejército israelí continúa su ofensiva en la Franja de Gaza, en especial en las regiones que afirmaba controlar pero donde hubo un resurgimiento de Hamás y de grupos aliados.
Jan Yunis, en el sur, fue blanco de bombardeos el lunes, según habitantes. El brazo armado de Yihad Islámica --otro grupo armado-- aseguró que combatía a soldados en esta localidad.
La guerra provocó una catástrofe humanitaria en el territorio palestino y la casi totalidad de sus 2,4 millones de habitantes han sido desplazados. En los últimos días, más de 75.000 personas fueron desplazadas en el suroeste de la Franja, según la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos.