Desde que la covid-19 se propagó por el mundo y generó una pandemia que dejó –y sigue dejando– millones de víctimas, cientos de teorías han circulado sobre su origen en Wuhan, China, donde se detectó el primer caso del virus en humanos en diciembre de 2019.
La última hipótesis que salió a la luz a cerca del origen de la covid-19 la expuso un supuesto informante que por seguridad no reveló su identidad y que señaló haber hablado con un investigador del Instituto de Virología de Wuhan, quien le aseguró que China diseñó el virus como un “arma biológica”.
El informante contó en una entrevista que el investigador con el que habló, llamado Chao Shao, le explicó, además, que sus colegas del instituto tenían la tarea de identificar la cepa más efectiva que se pudiera propagar entre varias especies, incluidas las personas.
Además, Shao le contó al informante que, en febrero de 2019, otro investigador con el que compartió le admitió que un superior le proporcionó cuatro cepas de coronavirus creadas con ingeniería artificial para determinar cuál tenía la mayor capacidad de infectar múltiples especies.
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Luego de esto, el informante dijo que Shao le confesó que su equipo hizo pruebas en ratones transgénicos con receptores ACE2 humanos, monos y hurones. Dichas pruebas habrían terminado en mayo o junio de 2019, meses antes de que se conociera el primer caso de covid-19.
Shao también habría contado al informante que, durante los Juegos Mundiales Militares de 2019 que se disputaron en Wuhan, desaparecieron varios de sus colegas investigadores que trabajan en dicho proyecto.
Uno de los desaparecidos –dijo– que habían sido enviados a los hoteles que alojaban a los atletas de diferentes países para “comprobar las condiciones de salud o higiene” que tenía cada cultura.
Sin embargo, Shao dudaba que estas acciones estuvieran relacionadas con la investigación virológica y sugirió a su informante que esas desapariciones estaban relacionadas con la propagación del virus.
Eso le habría pasado al propio Shao, que le contó al informante que él fue enviado con mentiras a Xinjiang, una región en la que el régimen chino es acusado de violaciones de derechos humanos contra la minoría uigur.
Allí llegó en abril de 2020 con la misión, al igual que sus compañeros en los Juegos Mundiales Militares, de comprobar el estado de salud y las condiciones de higiene de los uigures encarcelados en los campos de reeducación del régimen.
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Como para realizar comprobaciones sanitarias no se necesitaba ser virólogo, el investigador supuso que lo enviaron allí a propagar el virus o para observar cómo actuaba en los humanos.
Esta teoría se conoce días después de que se diera a conocer un informe desclasificado de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) de Estados Unidos que señaló que algunos científicos del laboratorio de Wuhan habían hecho ingeniería genética de coronavirus similares al covid-19, aunque no especificaron que “no tenían información” que indicara que hayan hecho ese trabajo sobre el coronavirus.
