El cese al fuego pactado entre Hezbolá e Israel, parece estar en el limbo. A menos de una semana las denuncias de violaciones al pacto comenzaron a surgir.
El sur del Líbano aún sigue siendo la principal zona de los enfrentamientos, a pesar de que es justamente esta la zona de despeje con la que se espera lograr una transición hacia fin total del conflicto.
La tensión en la frontera se volvió a disparar debido a bombardeos israelíes que provocaron la muerte de cinco personas en diferentes localidades del sur de Líbano; amenazando la tregua que fue acordada el pasado 27 de noviembre y con la que se esperaba acabar con la guerra que en menos de 6 meses le ha costado a Líbano más de 4.000 muertos y cerca de un millón de desplazados.
Según el Ministerio de Salud libanés, cinco personas habrían muerto a raíz de bombardeos israelíes lanzados a poblaciones de civiles. Sin embargo, el ejército libanés confirmó que habían cruzado la zona de despeje, pero justificaron su accionar en la presencia de miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel. A lo que aseguraron que su presencia militar en la frontera es de “carácter temporal y limitado” por razones de seguridad.
A pesar de la reciente tregua, las tensiones entre Hezbolá e Israel no paran de crecer y ambas partes se señalan de violar el alto al fuego y sobrepasar los límites de la zona de despeje en repetidas ocasiones.
Hezbolá, por su parte, ha afirmado que van a mantener el apoyo a Hamás en vista de que Israel no muestra intenciones de frenar los ataques en dicho territorio. Mientras que Israel dice que de no ver voluntad de paz por parte de Hezbolá, sus ataques serán aún mayores.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, aseguró que “la tregua podría colapsar si Líbano no controla a Hezbolá”. Katz enfatizó que, si la situación se deteriora, “las represalias israelíes no distinguirán entre Hezbolá y el Estado libanés”.
Katz fue contundente, “mostraremos máxima respuesta y tolerancia cero” frente a las violaciones del alto el fuego. Y aseguró que las recientes acciones de Hezbolá, como los ataques con morteros desde Líbano, ponen en duda la efectividad de la tregua.
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La ONU mantiene su presencia en la región, aunque su capacidad de acción es bastante limitada, pues su papel es de veedores y garantes. Sin embargo, las fuerzas de paz de la ONU (Finul) mantienen su presencia en la región para intentar contener la escalada.
Los constantes enfrentamientos y las violaciones a las líneas de despeje hacen que la situación sea cada vez más volátil. Francia y Estados Unidos son los garantes del acuerdo pactado desde finales de noviembre, con el que se espera ponerle fin a más de 10 años de enfrentamientos que tuvieron una dramática escalada durante este año.
Joe Biden reiteró que el acuerdo de alto el fuego “está diseñado para ser un cese permanente de las hostilidades” y que debía permitir el retorno seguro de los desplazados.
La situación de alta tensión en toda la zona no parece ayudar a sostener el cese bilateral entre Israel y Líbano, pues ahora, más que nunca, Irán espera mantener su influencia sobre Hezbolá, luego de haber perdido a su aliado en Siria tras la caída de Bashar al Asad.
Siendo Hezbolá uno de sus principales aliados en la región y el canal para proveer de armas a Hamás, se ve poco probable que Israel quiera perder el control y parar su plan de erradicación contra el grupo extremista.