En su juventud desempeñó oficios como la carpintería; antes de dedicarse al sacerdocio, pasó por el Ejército Nacional y ahora hace parte del Cónclave del Vaticano a sus 62 años.
El futuro del Vaticano podría tener acento colombiano. Ante la delicada situación de salud del papa Francisco, los rumores sobre un posible cónclave han comenzado a sonar con más fuerza. Colombia cuenta con tres cardenales: Rubén Salazar Gómez, Jorge Enrique Jiménez Carvajal y Luis José Rueda Aparicio.
Solo este último, nacido el 3 de marzo de 1962 en el municipio de San Gil, Santander, podría llegar a aspirar al papado, pues los otros dos superan la edad límite para participar en el cónclave, que son 80 años.
Este hombre creció en una familia humilde y profundamente religiosa. Su infancia estuvo marcada por el trabajo y la disciplina: desde joven desempeñó diversos oficios como carpintero, constructor y tejedor de sacos de fique, para contribuir con el sustento del hogar.
Su vocación religiosa comenzó a forjarse en su adolescencia, pero antes de dedicarse al sacerdocio, tuvo un paso fugaz por el Ejército Nacional, experiencia que lo marcó profundamente. A los 19 años ingresó al Seminario Conciliar San Carlos de San Gil para estudiar Filosofía, y posteriormente, a la Universidad de San Buenaventura en Bogotá para su formación en Teología. Más adelante, obtuvo su licenciatura en Teología Moral en la Academia Alfonsiana de Roma.
Ordenado sacerdote en 1989, su carrera eclesiástica ha sido ascendente. En 2012, el papa Benedicto XVI lo designó obispo de Montelíbano, Córdoba, y en 2018, Francisco lo nombró arzobispo de Popayán. Su influencia y liderazgo dentro de la Iglesia colombiana se consolidaron en 2020, cuando fue designado arzobispo de Bogotá, un cargo de alta relevancia dentro del episcopado latinoamericano.
Finalmente, en septiembre de 2023, el papa lo elevó al rango de cardenal en una ceremonia en la Plaza de San Pedro, en Roma. Aunque las elecciones papales son difíciles de predecir, Rueda Aparicio cuenta con un perfil que lo hace destacar en un eventual cónclave. Su cercanía con las comunidades vulnerables, su trabajo con poblaciones afectadas por la violencia y su formación en teología moral lo han convertido en una figura respetada dentro del clero.
Además, su afinidad con el pensamiento del papa Francisco, quien ha apostado por un liderazgo más pastoral y menos burocrático dentro de la Iglesia, podría jugar a su favor.
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Sin embargo, la tradición indica que la mayoría de los papas han sido europeos, por lo que las posibilidades de que un latinoamericano vuelva a ser elegido no son del todo seguras. Al papado también resuenan nombres como el italiano Pietro Parolin, Cardenal Secretario de Estado de la Ciudad del Vaticano desde 2013 (y el segundo hombre más importante de la Iglesia después del Papa); el cardenal Luis Antonio Tagle, de Filipinas; el italiano Matteo Zuppi, Presidente de Conferencia Episcopal Italiana, entre otros.
Mientras tanto, el estado de salud del papa Francisco sigue siendo un tema de preocupación. A pesar de una leve mejoría reportada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el sumo pontífice continúa bajo observación médica en el Policlínico Gemelli. Aunque su insuficiencia renal leve no ha empeorado y se ha reducido el flujo de oxígeno, los médicos siguen siendo cautelosos ante su evolución.
Si bien el papa ha retomado algunas actividades diarias, el Vaticano no ha descartado la posibilidad de que, en caso de un agravamiento de su estado de salud, se convoque un cónclave para elegir a su sucesor.
