México se debate hoy entre dos dilemas: encontrar la verdad sobre los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos y la crueldad con la cual agentes del Estado investigaron lo ocurrido.
Un video colgado en Youtube hace un par de semanas muestra cómo Carlos Canto Salgado, uno de los sospechosos de las desapariciones, fue torturado mientras era interrogado, antes de ser entregado al ministerio público.
El hombre aparece maniatado, con sus ojos vendados y respondiendo atemorizado a las preguntas de los funcionarios, relata cómo 12 o 13 estudiantes fueron llevados a una casa en Mezcala, pero al no poder precisar el sitio uno de los agentes cubre su rostro con una bolsa plástica transparente y lo jala hacia atrás causándole asfixia, luego le dan toques eléctricos y lo golpean.
Desde el comienzo de las investigaciones, la Fiscalía denunció que al menos 34 sospechosos habían sido torturados y esa misma versión fue retomada por la delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y varias ONG, quienes señalaron que no podía ser creíble el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, conformada por el entonces presidente Enrique Peña Nieto.
La versión oficial dice que los estudiantes fueron secuestrados por policías corruptos el 26 de septiembre de 2014 y entregados al cartel Guerreros Unidos, posteriormente asesinados y quemados en un basurero en Cocula, cerca de Iguala, lugar del secuestro. Nunca se supo que un grupo menor haya sido llevado a otro lugar.
Después de ese interrogatorio, Canto no volvió a mencionar la casa en Mezcala ni hay evidencia de que se hayan realizado pesquisas en ese lugar, lo que sigue dando la razón a los familiares de los 43 estudiantes, quienes aseguran que todavía no se sabe la verdad de lo ocurrido esa noche.