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Bolivia intenta reactivar la carrera a la presidencia

Las elecciones están programadas para el 6 de septiembre. El partido de Morales podría regresar al poder. Los protagonistas.

  • Presidente del TSE, Salvador Romero (al centro), junto a miembros de las fuerzas políticas, en el momento de la firma del acuerdo de la fecha de las elecciones presidenciales de septiembre. FOTO EFE
    Presidente del TSE, Salvador Romero (al centro), junto a miembros de las fuerzas políticas, en el momento de la firma del acuerdo de la fecha de las elecciones presidenciales de septiembre. FOTO EFE
06 de junio de 2020
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Esa promesa que hizo la presidenta encargada de Bolivia, Jeanine Añez, en noviembre de 2019, de llamar a elecciones “en el tiempo más breve posible”, implicará, hasta ahora, diez meses. Después de manifestaciones, acusaciones de un golpe de Estado contra Morales, su exilio y el inminente mandato de Áñez que los seguidores de Morales aún critican, el país tiene, por fin, una fecha para las elecciones: 6 de septiembre de 2020. Claro está, si la pandemia lo permite.

La de Bolivia es una crisis de nueve meses que data de las presidenciales del 20 de octubre de 2019. En ese momento Morales peleaba su tercera reelección, para sumar veinte años en el poder, aún cuando la Constitución de su país solo permite dos periodos para un mandatario. Entre consultas populares e intrepretaciones de la norma el ya expresidente refugiado en Argentina había logrado avalar su candidatura, a pesar de que el referendo de 2016 había negado que otra vez corriera por la presidencia.

Morales logró su cometido y ese 20 de octubre fue candidato. Hubo un confuso conteo de votos. Ese domingo los resultados preliminares del “recuento rápido de actas” arrojaban una segunda vuelta, pero el Tribunal Supremo Electoral suspendió el Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares y el preconteo se detuvo. Al día siguiente, el lunes 21, cuando caía la tarde, retomaron el balotaje y declararon a Morales como ganador.

A Morales lo acusaron de fraude y el 10 de noviembre terminó renunciando al cargo con esta frase: “El golpe de Estado se ha consumado”. Acto seguido, el día 12 de ese mes, Añez se declaró presidenta ante un Congreso sin quorum. Esa brevedad que prometió para repetir los comicios no fue tan corta. Primero los programó para el 3 de mayo, pero la pandemia impidió su realización. Ahora un acuerdo entre partidos y el tribunal electoral los agendaron para el 6 de septiembre. Con esto, Añez logrará estar casi un año como mandatario encargada.

Presidenciables en Bolivia

Lo más probable es que el próximo mandatario esté entre el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales, que es el economista Luis Arce; el expresidente y quien fue segundo en los comicios de octubre, Carlos Mesa, o la propia Añez que también está postulada. “Mesa tuvo buenos resultados el año pasado, pero en esa ocasión no estaban estos otros candidatos, estamos en otro momento. Añez, hasta antes de la pandemia, se había logrado posicionar bien”, apunta el analista y profesor de la Universidad Mayor de San Andrés, Carlos Huga Laruta.

Hay otros nombres como el de Luis Fernando Camacho, quien lideró la movilización social contra Evo entre octubre y noviembre, pero las encuestas no lo perfilan como uno de los posibles ganadores. En marzo un sondeo de la firma Estudios y Mercados arrojó que el candidato del MAS, Luis Arce, podría llevarse la mayor cantidad de votos en la primera vuelta y quedarse con la presidencia en la segunda, pero los tiempos han cambiado y el coronavirus dejó ver los defectos de su partido y también de Añez.

“Hasta antes de la pandemia estaba fuerte el MAS. Pero ellos tuvieron una postura parecida a la de Daniel Ortega en Nicaragua con activistas que decían que la covid era un invento de la derecha, lo que abre la pregunta de si los votantes serán fieles a ellos después de esas afirmaciones. Además, se evidenció que el sistema de salud pública que dejó ese partido no era bueno”, dice el analista político de ese país, Roger Cortez. Y Añez estuvo salpicada por firmar un contrato de compra de ventiladores con sobrecostos.

El MAS y los partidarios de Añez, que son las colectividades de extrema derecha, marcan el pulso en el país, mientras la presidenta encargada borra las huellas de lo que fue la política exterior boliviana en los últimos catorce años. Ayer cerró las embajadas en Irán y Nicaragua, argumentando que esto permitirá ahorrar recursos, también se ha alejado de aliados tradicionales como Argentina y Venezuela, marcando una nueva fase de en la historia política del país.

A Áñez, por ahora, le quedan tres meses de mandato, pero ya dejó clara su intención de quedarse en el poder.

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