La pregunta que le hizo el gobierno británico a la ciudadanía el 23 de noviembre de 2016 era más difícil de lo que parecía: ¿Debe el Reino Unido seguir siendo parte o no de la Unión Europea?
Aunque su respuesta era de si o no y a grandes rasgos lo que decidieron el 72% de los votantes que asistieron a las urnas fue que Gran Bretaña (conformado por los países de Inglaterra, Escocia y Gales) dejaría la Unión, esta pregunta implicó un dilema existencial mucho mayor.
Ayer las partes negociadoras vieron una luz al final del camino cuando se pusieron de acuerdo en los tiempos y los plazos que tendrá el Brexit, y la circulación de personas.
Así lo dieron a conocer en Bruselas Michel Barnier, negociador de la Unión Europea y David Davis, ex funcionario británico encargado de gestionar las condiciones de salida del Reino.
Aunque las implicaciones del Brexit son inciertas, el académico experto en cooperación internacional, Oswaldo Pérez, le dijo a EL COLOMBIANO que la idea de salirse fue una tendencia nacionalista que se ha ido tomando poco a poco a los países europeos y que caló aún más en un país que perteneció, pero que al mismo tiempo se mantuvo al margen de la integración de Europa.
“Ellos nunca estuvieron 100% dentro de la misma con los dos pies dentro de las comunidad europea y siempre tuvieron un pie por fuera. Yo creo que con el tiempo Gran Bretaña regresará a la Unión”, dijo.
En esto coincidió el profesor de la Universidad Nacional, Víctor de Currea Lugo quien aclaró que la zona euro, la comunidad económica y la zona Schengen son proyectos diferentes de los que el Reino Unido nunca hizo parte, y garantizó que la salida de la isla no tendrá afectaciones severas sobre la Unión.
“La decisión ya está tomada y ahora lo que se impone es una salida que implica afectaciones en el intercambio comercial pero Europa como bloque económico no se va a descuadernar. El eje no está parado en el Reino Unido sino en Berlín-Paris”, puntualizó.