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Veinte años de creer en el arte

La corporación Ateneo Porfirio Barba Jacob cumplió dos décadas de labores. Una celebración para seguir creyendo en la cultura y las artes.

  • Veinte años de creer en el arte | El sueño de Eichmann fue el montaje que propuso el Ateneo para celebrar su cumpleaños. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
    Veinte años de creer en el arte | El sueño de Eichmann fue el montaje que propuso el Ateneo para celebrar su cumpleaños. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
03 de junio de 2014
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Era 1994, cuando el Ateneo Porfirio Barba Jacob, que entonces no tenía lo de Porfirio, fue un sueño de unos jóvenes que pensaban que el arte y la cultura eran posibilidades profesionales, no solo espirituales.

"Nos miraban con extrañeza, incluso pensando que íbamos a ser mercaderes de la cultura", explica Néstor López, el director, que era uno de los que creían que podían ser productores culturales, aunque después se dieran cuenta que esas dos palabras no eran posibles en la práctica: ellos le hacían la producción a otros, pero el que los iba a contratar los llamaba después directamente y quedaban por fuera.

Se dieron cuenta, muy pronto, que debían ser una entidad de gestión cultural y ello implicaba no solo dedicarse al teatro, "sino a defender la idea de la cultura como posibilidad de desarrollo personal, profesional y económico".

Los que empezaron con la idea habían estudiado carreras afines a la administración, el mercadeo y las artes, y coincidieron en el Festival Nacional de Teatro de Concultura en 1994.

En esa coincidencia, en el equipo de producción nació el Ateneo. Además, la Constitución del 91 trajo la Ley General de Cultura, y les pareció que era la oportunidad para dedicarse a trabajar con ella. "Les creímos a Ramiro Osorio, a Juan Luis Mejía. Ellos cambiaron el panorama y nos cambiaron a nosotros".

Trabajar y seguir creyendo
Lo primero fue creer. Lo segundo y tercero y cuarto fue trabajar y seguir creyendo, porque al principio fue difícil, pero pronto supieron que era importante tener proyectos propios y aprovechar las oportunidades: al siguiente año vieron el teatro Porfirio Barba Jacob sin actividad y lo pidieron. "Ese fue el gran reto y la gran salvación. Nos dio razón para existir. Necesitábamos era ya llenarlo de contenido".

Supieron sobre la necesidad de pensarse e ir más allá. En estos 20 años no solo han logrado ser un teatro sino una corporación donde caben todas las artes. Cada año hacen el Festival colombiano de teatro y le trabajan a lo académico. Esta vez, por ejemplo, para celebrar, invitaron al filósofo francés Michel Onfray, en unos encuentros académicos que empezaron a hacerse en 1997 y por los que han pasado Savater, Vargas Llosa, Carlos Gaviria, Néstor García Canclini.

"La idea era hacer un centro cultural integral donde se pudiera exponer, conversar, hablar con los poetas, hacer teatro, música, danza, eventos académicos, e incluso abrir espacios para los que no hay muchos, como los metaleros", comenta Yacqueline Salazar, directora de gestión de la corporación.

Eso que soñaron lo han logrado, aunque no hayan terminado. "El Ateneo —continúa Néstor— se ha venido construyendo, en la medida en que va subiendo su propia escalera. Ha sido difícil, ser independientes no es fácil, pero es una lucha muy bonita. Igual siempre decimos que la cultura es de largo plazo y cuando miramos hacia atrás, vemos que algo hemos hecho".

Entonces, veinte años parecen ser solo el principio.

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