El 7 de agosto de 1982 se posesionó como Presidente de Colombia Belisario Betancur y nombró como Gobernador de Antioquia a Álvaro Villegas Moreno, uno de los jefes conservadores de la región. En esa época los mandatarios departamentales y municipales los designaba su jefe inmediato, por lo tanto el gobernador definió que el alcalde de Medellín era el doctor Álvaro Uribe, promisorio joven militante del Partido Liberal.
El gobierno departamental que se iniciaba se paraba en arena movediza política, por la profunda división del partido azul que se fraccionaba en tres grupos: el Alvarismo dirigido por Guillermo Vélez, el Progresismo orientado por J. Emilio Valderrama y el equipo Ospinopastranista que hasta ese entonces lo lideraban el gobernador nombrado e Ignacio Vélez.
Rápidamente los matices godos empezaron a pedirle al Presidente mayor participación política en los cargos de comando en la tierra del mandatario nacional. El Presidente Betancur, muy ofuscado y exigiendo la atención inmediata del gobernador le manifestó su profunda inconformidad por el nombramiento del doctor Uribe en la Alcaldía, pues días antes un líder gremial de ese entonces le comentó a Betancur que Uribe no era digno del cargo. Por supuesto que Villegas, conocedor de las calidades profesionales y morales de su Alcalde y viendo la madera y proyección de su colaborador lo defendió y convenció a Betancur de la continuidad merecida del burgomaestre. Villegas se plantó con respeto y no dejó sacrificar la naciente carrera de Álvaro Uribe.
Continuando con la intención de lograr la paz con sus copartidarios para poder gobernar, El doctor Villegas nos pidió a los integrantes del gabinete que lo dejáramos en libertad para hacer los ajustes del caso y le dio también esta orientación al Alcalde de Medellín para que hiciera lo mismo con el fin de tener un mayor campo de trabajo burocrático, con la decisión clara de que el alcalde Uribe V. continuaría en su cargo.
Algunos compañeros de labor del joven burgomaestre, con una definida intención, manipularon su voluntad dándole argumentos que no correspondían a la situación, lo utilizaron así para que se retirara del cargo y se ahondara la crisis como lo estaban haciendo paralelamente desde Bogotá. Finalmente Uribe, mal aconsejado, renunció irrevocablemente, obvio que esto complicó la situación política en la Gobernación.
El Presidente dio instrucciones sobre el perfil del nuevo jefe de Medellín y se escogió al doctor Jorge Hernán Echavarría, quien una vez aceptó tuvo la dolorosa coincidencia de la muerte de su padre.
Como era fundamental estabilizar la alcaldía, el Gobernador equilibrando el pésame y la urgencia de tener Alcalde, le pidió con respeto a Echavarría que asumirá y que luego estructuraba su gabinete, por razones nunca conocidas o quizás coincidentes con lo que se pretendía políticamente, el doctor Jorge apareció el 27 de diciembre del 82, seis días después del ofrecimiento declinando el nombramiento y esto al Gobernador lo montó en una patineta, inmediatamente Villegas llamó a la Presidencia. Belisario le hizo saber al Gobernador que le parecía que nuestro gobierno estaba desgastado, inmediatamente el Gobernador ofreció su renuncia en un acto de dignidad y lealtad con su jefe Betancur. No había aún FAX, ni e mail sólo telepronter, la misiva se envió por este medio e inmediatamente llegó la fría respuesta aceptándola y asignándome a mí al frente de la Gobernación, la cual le entregué, tiempo después, al doctor Nicanor Restrepo. Toda esta verdad con más detalles aparece en el libro "Secretos de un Líder", en donde se narran con profundidad estos hechos y los demás de la vida y obra del exgobernador Álvaro Villegas Moreno n
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