Noemí debe tener pesadillas con la dupla de ex alcaldes. Tiene razón para preocuparse. Tras pocos días de las parlamentarias, cuando parecía muy sólida, escribí que si no conseguía la unidad conservadora enredaría su tiquete a la segunda vuelta. Hoy sostengo que necesitará un milagro.
Si tuviera los mismo votos del conservatismo en las parlamentarias, Noemí podría disputarle a Mockus el paso a la ronda final. Pero sin los goditos que están con Santos, le será casi imposible.
Además su tragedia es doble: aquellos no conservadores que estaban con ella porque parecía la alternativa viable frente al uribismo y la continuidad se irán moviendo, cada vez más rápidamente, hacia Antanas. Ahora es él quien encarna la opción real para disputarle al uribismo la Presidencia.
Con la Sanín de tercera en la carrera, no tienen motivo para acompañarla. Y en la medida en que siga descolgada en las encuestas, los conservadores que todavía le quedan empezarán a buscar a Santos. Noemí se verá erosionada por ambos costados y corre el riesgo de derrumbarse.
Dije también que si Mockus convencía a Fajardo de ser su vicepresidente "harían una fórmula muy atractiva". Y no sólo porque se complementan muy bien en los centros urbanos más importantes, o por su imagen de independientes, sino porque juntos se muestran como una seria opción de poder y han empezado a atraer a los antiuribistas y a quienes sin serlo buscan renovación.
El discurso de legitimidad, legalidad y transparencia es muy llamativo y puede traer a las urnas a abstencionistas tradicionales. Si lo consiguen en número importante y si el eje de la campaña se mueve a la lucha contra la corrupción, Mockus y Fajardo podrían tener éxito.
No será sencillo, sin embargo, y tienen que tener cuidado. Los resbalones están a la orden. A mí, por ejemplo, me cayeron muy mal las declaraciones de Peñalosa y Mockus en las que "renunciaban" a 4.500 millones de pesos a que tenían "derecho" por reposición de los votos que sacaron en la consulta.
Todo ahí es mentira. Ni tienen ese "derecho" ni "renunciaron" a nada. Reposición es "reemplazar lo que se ha sacado de alguna parte".
Es decir, la reposición sólo cubre los gastos reales de las campañas, con el tope de una suma fija por cada voto obtenido. Pero si los gastos de campaña son menores a ese tope, la reposición sólo cubre esos gastos y ni un peso más. No tienen pues "derecho" alguno a los millones que dijeron y no "renunciaron" a nada porque no se puede renunciar a lo que no se tiene.
¿Una "hábil" estrategia de campaña? No lo sé. Lo que sí sé es que Mockus sabía perfectamente que no tenía ese derecho y que no estaba renunciando al mismo. Hace unos años, demandó a la Nación para que le entregaran el máximo dinero posible por reposición. Su campaña fue muy barata y consideraba que el resto de la plata era suyo. El Consejo de Estado negó sus pretensiones y advirtió que sólo se repondría lo que había gastado y punto. Entonces a Antanas le parecía ético pedir que le entregaran todo el dinero. El anuncio ahora de la "renuncia" fue todo menos un acto transparente.
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