Chavo del Ocho, Chapulín Colorado, Chómpiras, Chapatín, Chaparrón... ¡Chespirito!
Todo eso y mucho más es Roberto Gómez Bolaños, "el comediante número uno de la televisión humorística", tal y como lo destacaba el cabezote de sus programas.
El mismo que con chipote chillón, chiquitolina, chiripiorca, chicharra y otras charruras con che ha hecho reír a millones de televidentes en todo el mundo y de manera ininterrumpida durante casi cuarenta años.
Es a él, un chavito de 80 años, al que muchos querrán ver en persona los próximos 3 y 4 de julio en el Teatro de la Universidad de Medellín.
Viene con su esposa Florinda Meza y 11 actores más para presentar 11 y 12 , comedia teatral que ya lleva más de 3.500 funciones en México y otros países.
¿Qué importancia tiene para usted el teatro, subirse a un escenario?
"Para mí es muy importante porque es el contacto directo con el público. La forma en que se levanta la gente a aplaudir es un estímulo maravilloso. La televisión me abrió paso, fue mi escaparate. En ella yo me daba a todos, pero en el teatro nos damos todos mutuamente".
¿Por qué no ha vuelto a hacer televisión?
"Ahora los tiempos buenos en los canales de México están ocupados por telenovelas y yo no quiero actuar en un horario que no sea el estelar. Y como no tengo necesidad de hacerlo pues no lo hago. Ya he hecho muchas cosas y sigo escribiendo, que es el punto fundamental de mis actividades".
¿Sobre qué está escribiendo actualmente?
"Sobre todo ensayos. El más importante quizás es acerca de la risa, desde un punto de vista que no ha sido tratado por otros. Tengo una despedida del fútbol. Me alejo de él, que ha sido mi pasión, pero ya no soporto la trampa y la falta de castigo. La impunidad hace mucho daño. Estoy escribiendo también sobre la historia de México y la historia universal, pero en humorismo, porque intento hacer reír pero sin ofender".
¿De todos sus personajes, a cuál extraña más?
"Al Chómpiras porque era el que más me satisfacía cuando estaba actuando, pero por trascendencia y por todo deberían ser el Chavo y el Chapulín. El Chavo era trabajoso porque empecé a hacerlo a los 42 años. El Chapulín Colorado me divierte mucho y es el que podría yo hacer inclusive de viejito".
¿Se pondría otra vez el traje del Chapulín?
"Sí. Aquí lo tengo guardado y me lo pondría yo, claro".
¿Y cuál de todos se parece más a usted?
"Yo creo que el Chapulín Colorado, porque yo he sido miedoso toda mi vida pero al igual que él lo he superado. Yo fui peleonero de niño por complejos. Era de muy baja estatura, flaquito, débil... complejos que superaba enfrentándome a los que parecían más altos y fuertes".
¿De dónde saca energía para seguir tan activo?
"No sé. Fui muy deportista sin haber efectuado el deporte como debía ser. Jugaba dos partidos de fútbol sin haber calentado antes. Practiqué el boxeo pero ahora me parece horrible porque rechazo todo lo que representa una agresión".
¿Ese rechazo incluye el chipote chillón?
"Yo digo que la violencia no puede excluirse per se, sino que tiene que haber una razón. Y al revés. Hay violencia que es bueno exhibirla cuando genera sentimientos de compasión y adhesión por el que sufre. Sucedía con el Chavo. Me decían: 'Oye, ¿por qué don Ramón le daba tantos coscorrones?' y yo preguntaba: '¿Cuando ves eso te dan ganas de darle otro coscorrón?' No hombre, ni de casualidad. Se ha logrado el objetivo".
Son 32 años con Florinda Meza, ¿se enamoró de ella o de doña Florinda?
"De Florinda Meza. Tiene una multitud de cualidades que no le han dado oportunidad para mostrar. Es excelente bailarina y cantante extraordinaria. Me enamoré de ella y sigo enamorado".
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