Remando contra la corriente, superando obstáculos y con un fútbol de ataque ante las propuestas ultradefensivas que imperan en el Torneo Postobón, Rionegro se clasificó para las semifinales.
El empate 1-1 del domingo en Barrancabermeja ante Alianza Petrolera sentenció la serie a favor del equipo antioqueño, que ya había vencido en casa, 3-0. Resultado contundente que ahora lo pone frente a Centauros de Popayán, con el que disputará un cupo para la final.
En la parte técnica de este elenco está Álvaro Hernández, entrenador de 38 años de edad, profesional en Deportes del Politécnico Jaime Isaza Cadavid, casado con Sandra Milena Guzmán y padre de José Manuel y Ana Sofía.
Un hombre que se confiesa seguidor del fútbol de avanzada que lo cautivó desde que Francisco Maturana y Hernán Darío Gómez lo empezaron a practicar a finales de la década del 80.
Luego de crear su propio club en Belén Las Playas, de hacer parte de selecciones de Antioquia, tres años atrás llegó a Rionegro para dirigir la sub20. Fue asistente de Wiston Cifuentes en la división de ascenso, hasta que recibió la bendición de los dirigentes.
Dice que al equipo le costó mucho la salida de Goma Hernández, Alejandro González y Sebastián Arias para el Real Cartagena, y que fueron remplazando por muchachos de la cantera. Tuvieron paciencia y ahora cree que la posibilidad de llegar a la final es amplia, pues a pesar del trajín, comenzarán en casa este miércoles ante Centauros y sus dirigidos andan con la motivación alta.
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