Para definir si la reciente entrega de secuestrados de las Farc fue o no un show, hay que acudir a los diccionarios. El Appleton traduce mostrar, hacer ver, exponer; según la Real Academia Española es acción o cosa realizada por motivo de exhibición, organizar o producir un escándalo; el Salamanca dice que es un espectáculo, situación ridícula o escandalosa que llama la atención; el Panhispánico de Dudas lo califica de anglicismo innecesario equivalente a espectáculo, que puede sustituirse por función o exhibición y trae como ejemplo "no se te ocurra, Marina, volver a montar otro espectáculo como este". Castizamente hablando, sin lugar a dudas, fue un show. Pero no cualquier show. Se quisiera el Circo del Sol una publicidad internacional como la que lograron las Farc con este ínfimo gesto de humanidad. Varios secuestrados me han relatado cómo fue el procedimiento de su liberación: les anunciaron que los iban a liberar y al día siguiente los despacharon con un guerrillero hasta determinado lugar donde les indicaron la trocha que debían seguir hasta encontrar una persona, camino o poblado; sin informar al mundo entero, sin comunicados de prensa, intervención extrajera, despeje de cielo, tierra y ríos para facilitar la movilidad de la guerrilla, ni salir con Raimundo y todo el mundo para el Brasil, regresar a turistiar por toda Colombia, recibir informes diarios de la señora Piedad sobre cómo van las cosas -se están complicando por culpa del gobierno, he logrado avances, ya casi?- antes de dar coordenadas. Cuando el mundo entero estuvo pendiente de la generosidad farquista, entregan seis de los miles de secuestrados en su poder. Doy las iniciales del autor -D. A. C.- de un e. mail que recibí: "Cano no tenía otra alternativa que buscar nuevo juego político (?.) apelando a maniobras con los secuestrados 'canjeables'". Lo que deseaban los captores y doña Piedad era: "? espectáculo mediático, lágrimas a montón, felicidad generalizada, opinión pública conmovida y de paso (?.) críticas desmesuradas al gobierno de parte de algunos de los recién liberados y de quienes tradicionalmente han sostenido que no se ha hecho nada por los secuestrados, poco despliegue a las palabras de los policías y el soldado (?.) tonos desmesurados de algunos miembros del grupo Colombianos por la Paz."; en medio del barullo "aparece el planteamiento nodal: se impone un intercambio de prisioneros de guerra, pues ya no queda ningún político secuestrado. (?.) La guerrilla cobrará por ventanilla su 'gesto humanitario', dirá que tiene voluntad para avanzar en acuerdos pero no renunciará a (?.) conquistar el poder por la vía de las armas ni a secuestrar ni a realizar acciones terroristas en las ciudades".
Falta por añadir algo doloroso: como si no fuera suficiente lo que han sufrido los recién liberados, los reporteros caen como moscas en miel, a preguntarles ¿cómo se siente?, ¿qué fue lo peor?, ¿cómo lo amarraban?, sin pausa, sin descanso. Es, como si dijéramos, la tortura final que los espera antes de ser verdaderamente libres. ¿No pudieran los medios hacer un pacto de caballeros y dejarlos descansar en sosiego, sin testigos de momentos tan íntimos, de emociones tan cáusticas?
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6