En la lucha por el apareamiento y la reproducción exitosa podría estar la respuesta a la vieja pregunta de por qué existe la monogamia entre mamíferos.
En una casualidad, esta semana dos artículos al tiempo en reconocidas revistas científicas trataron de responder y presentaron respuestas contradictorias entre sí.
Para proteger a los bebés del infanticidio habría surgido esa costumbre, según estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. Para asegurar hembra, sugiere el otro en Science, pues a los machos, en entornos donde las hembras tenían vida solitaria, les quedaba difícil protegerlas en un vasto territorio.
Dos conclusiones disímiles que respaldan las dos únicas posibles salidas al tema que han quedado tras décadas de investigación: asegurar la descendencia o proteger la pareja. ¿Cuál opción es la válida?
Ha sido un enigma por qué son monógamos los machos si para ellos podría resultar ventajoso un apareamiento múltiple. Menos de 3 por ciento de las especies de mamíferos (son más de 5.400) tiene una relación monogámica, frente al 90 por ciento de las aves. En estas el cuidado de los hijos demanda mucha atención de ambos padres.
En mamíferos, la situación es diferente para las hembras por el tiempo que demanda la gestación y luego la lactancia, mientras los machos pueden seguir en busca de otras potenciales parejas.
En su análisis con 2.500 especies de mamíferos, Tim Clutton-Brock y colegas concluyeron en Science que el camino más probable fue producto de la vida solitaria de las hembras. No nació en animales grupales. El estudio fue detallado. Recoger la información tomó dos años, según Dieter Lukas, coautor.
Pero en PNAS, Christopher Opie, de University College London y colegas "analizamos millones de veces la historia para ver cómo las conductas llevaron a lo que es hoy". Su análisis se basó en 230 especies de primates y la conclusión es contraria: la monogamia fue una respuesta para evitar el infanticidio.
Mientras el trabajo de Opie sugiere que la necesidad de periodos prolongados de cuidado paternal derivó en la monogamia, Lukas y Clutton-Brock ven esa necesidad como un afortunado subproducto de la evolución.
¿Quién tiene razón? Aunque los dos estudios no concuerdan, quizás por la metodología, en el fondo subyace la necesidad reproductiva.
"Los dos fueron elaborados con cuidado y serán discutidos por buen tiempo", dijo a Nature el ecólogo del comportamiento Phyllis Lee, de la Universidad de Stirling en el Reino Unido.
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