Wílfer(*) está vivo, pero es consciente de que sólo unos milímetros, póngale cuatro o cinco, lo salvaron de morir en la masacre de la discoteca Gurú, de Envigado, donde fueron asesinadas 8 personas en la madrugada de ayer viernes.
Este hombre de aspecto juvenil, ayer todavía se tocaba la cabeza y no tenía explicación para semejante milagro. Además, debe tener nervios de acero, pues pese a haber estado tan cerca de la otra vida, trabajó con total normalidad, como si nada.
Según su versión, él y dos amigos habían acabado de ingresar al establecimiento a tomarse el último aguardiente de la noche. Afirma que se sentaron en la barra y que a los pocos minutos encendieron las luces y pusieron música romántica, la que suena cuando ya los dueños quieren indicarle a la gente que debe desocupar el negocio.
"Estábamos ya listos pa'irnos y sentí la ráfaga, vi dos manes, uno con ametralladora y el otro con pistola, disparando desde la puerta, y salí corriendo pa'l baño, uno de mis amigos murió ahí y el otro quedó herido".
Wílfer afirma que una bala le rozó el cráneo. Y muestra la huella de la herida, que alcanzó a ser muy leve, pero de todos modos le hizo brotar sangre. "Como me vi herido, cuando dejaron de sonar los tiros, de una salí del baño, vi los muertos ahí y de una mi otro amigo me llevó al hospital en su carro. Él no sabía que estaba más grave que yo, pero llevaba la bala en la cabeza".
El amigo al que se refiere -de quien reservamos la identidad- ayer se debatía entre la vida y la muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital.
Wílfer tenía susto, pero no ganaba nada con quedarse en la casa rumiando la tragedia. Le tocó trabajar, aunque de todos modos expresó su dolor por la muerte de su otro amigo y por la tragedia que vivía el herido grave. Por eso se echó la bendición y agradeció esa otra oportunidad que el destino le dio de seguir vivo.
Las víctimas
Mientras él seguía en sus labores, al lugar de la matanza todo el día llegó gente en romería a mirar la entrada del establecimiento.
Asombrados, todos veían dos orificios de bala que quedaron como testimonio del ataque: uno en la puerta de un local aledaño y el otro en un recipiente para colillas de cigarrillo. Por la calle bajaba un chorro de agua rojizo, manchado de sangre.
Alrededor de esas imágenes se armaban corrillos para decir casi todos la misma frase que resumía el espanto que les generó a los envigadeños esta masacre: "¡Qué cosa tan horrible!".
En la tarde, una mujer de unos 50 años, parada en la acera del frente, emitía sollozos de dolor con sus ojos ocultos bajo unas gafas oscuras. Se trataba de Nelly Ceballos, la tía de Sebastián Londoño Ceballos, un joven de 24 años, residente en el barrio El Salado (de Envigado) y quien murió en las afueras de la discoteca.
"Él salía a saludar a un amigo que había llegado y en ese momento fue la balacera", comentó la señora.
Dijo que era un joven trabajador, padre de un niño de poco más de un año y de otra bebé de meses. Según su versión, se dedicaba a ayudar a su padre, fabricante de rejas.
"Es algo muy triste para la familia, él nada tenía que ver en con problemas, una víctima inocente", comentó.
Además de Sebastián, en el ataque sicarial murieron David Alejandro Restrepo Sánchez, Verónica María Restrepo Estrada, Carolina Hernández Henao, Carolina Patricia Hernández Galeano, Vladimir Santamaría Rendón, Jasson Omar Gil Galeano (de doble nacionalidad, americana y colombiana) y Carlos Andrés Montoya.
En el lugar de los hechos murieron 4 de estas personas y las otras 4 en hospitales. También resultaron heridas 16 personas, varias de las cuales todavía recibían atención médica. Algunas revestían gravedad.
Según la versión oficial de los hechos, siendo la 1:55 de la madrugada, a Gurú Bar (en la calle 39 sur con carrera 42, sector Guanteros) llegaron dos hombres en una motocicleta, descendieron de ella, uno con una ametralladora y el otro con una pistola, y sin mediar palabra ambos empezaron a disparar contra los presentes.
Hasta ahora no hay claridad sobre los móviles ni pistas sobre los asesinos, que incluso se enfrentaron a dos patrulleros de la Policía que estaban cerca y que reaccionaron al ataque, con tan mala fortuna que ambos resultaron heridos, uno de ellos de gravedad.
(*)Nombre cambiado por petición de la fuente.
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