Si bien los diplomados no son considerados como un estudio de educación formal e incluso pueden ser abordados por estudiantes que no hayan cursado un pregrado, este tipo de formación puede ayudar a tener herramientas para elegir un posgrado y, en algunos casos, servir para la homologación de materias de una especialización.
"La palabra diplomatura como tal significa que la persona se va a diplomar en un saber previo, en una temática particular en la que se quiere ahondar, pero ni siquiera tiene la exigencia de que para poder hacerlo haya que ser profesional. De modo que una persona bachiller puede hacer un diplomado, porque es un saber que no solo se orienta a una exigencia de carácter profesional", refiere Carlos Mario Ramírez Betancur, director Académico de Unisabaneta.
De esa forma, para el directivo de Unisabaneta, los diplomados le generan una inquietud al estudiante y se constituyen no solo en una apertura hacia los posgrados sino que son una posibilidad de enganche para que el estudiante analice a futuro qué es lo que quiere estudiar.
Sin embargo, Sandra Castaño Rico, asesora de autoevaluación y de acreditación de la Universidad de Medellín, considera que los diplomados cobran una gran importancia en la elección de un posgrado, dado que permiten antes de ingresar a este tipo de estudios, que el profesional se ubique en la especificidad que desea indagar.
Mauricio Giraldo Orozco, director de Formación Avanzada de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), sostiene que los diplomados permitirían validar si ese tipo de temáticas son de su interés y de lo que el profesional quiere construir a futuro y, en caso de que cumplan con algunas condiciones como que sean evaluables o tengan una determinada intensidad, sirven para homologarlos con otros créditos de su formación a nivel de posgrado.
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