La semana pasada se escuchó al presidente de Bolivia, Evo Morales, decir que aceptar bases militares en la región era una traición y una clara injerencia estadounidense en América Latina.
Lo chistoso del asunto es que sus palabras ciertamente son una intervención tácita en asuntos que no son de su incumbencia política.
¿Qué quieren Evo y los demás presidentes gregarios de Chávez? Tal vez su idea sea tener bases militares en toda América Latina. O tal vez no tengan bases abiertamente militares, sino campamentos de insurgentes patrocinados a la luz del Alba.
Que Colombia tenga o no apoyo militar estadounidense para frenar el tráfico de drogas es un asunto puramente interno en el que no deben opinar presidentes de otros países, así no hayan mencionado el nombre de nuestra nación.
Pero más raro aún es escuchar a propios apoyando las palabras de Evo o con discursos afines al eje de Chávez.
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